Tecnología
EL jefe del proyecto que desarrolla un equipo de la U. Católica, Javier Pereda, reconoció que los vehículos de este tipo son más costosos, pero que al mismo tiempo existe un temor a usar esta tecnología. «Un vehículo eléctrico puede llegar a tener un rango de autonomía de 600 kilómetros, más que uno tradicional», remarcó.
Un grupo de ingenieros de la Universidad Católica desarrolló un nuevo convertidor de energía que «aumenta la potencia y la autonomía de los vehículos eléctricos», informó este jueves la institución.
«El producto tiene como objetivo manipular la energía que sale de la batería y entregársela de la mejor forma posible al motor, de forma que se optimice su rendimiento», dijo a Efe el director del proyecto, Javier Pereda.
Además, destacó que el diseño puede alargar «hasta en un 5 % la autonomía de un vehículo, como se demostró cuando se implantó en autobuses urbanos de Colombia, en un sistema muy similar al Transantiago», la red de transporte de la capital chilena.
«Sería un proyecto aplicable y muy interesante, aunque todavía no se ha concretado nada», señaló.
Pereda también animó a los chilenos a vencer «viejos mitos» que circulan sobre los vehículos eléctricos, como que son más lentos o que su batería falla con facilidad.
«Son más costosos, pero se tiene demasiado miedo a esta tecnología. Un vehículo eléctrico puede llegar a tener un rango de autonomía de 600 kilómetros, más que uno tradicional», remarcó.
El ingeniero también se refirió a la situación de las energías renovables en Chile y pidió al Gobierno de Michelle Bachelet que «cree políticas» que las incentiven y aumente la inversión en este ámbito.
«Pese a que hay un ‘boom’ con la bajada de los precios de los paneles fotovoltaicos, todavía no se ve mucha energía renovable en las casas. Esta alternativa todavía no ha entrado en Chile porque primero hay que hacer una inversión alta. La gente desconoce un poco esta tecnología y tiene miedo», comentó.
Sin embargo, Pereda destacó que, pese a este escenario, Chile ha logrado «una alta tasa» de implantación de mecanismos para generar energías renovables que no reciben ninguna subvención por parte del Ejecutivo.
«Esto puede ser un plus. El Gobierno puede hacer políticas que sean más favorables para los que instalen paneles fotovoltaicos. Por ejemplo, la legislación para los que quieren vender la energía que obtienen de esta forma podría ser más ventajosa, ahora es muy restrictiva», incidió.
Por último, Pereda reconoció que a Chile todavía «le queda mucho camino por recorrer» para situarse al nivel de Europa en cuanto a la implantación de energías renovables, pero subrayó que, en comparación con otros países latinoamericanos, su posición es mejor.
«Chile se encuentra bastante bien. Está aumentando cada año más en penetración en energías renovables, que no reciben ningún subsidio. Podría competir con Brasil, que tiene su propio biocombustible», indicó.
