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Jubilé y ¿ahora qué? Opinión

Jubilé y ¿ahora qué?

Camila Quinteros
Por : Camila Quinteros Socia Fundadora 60 y Más Consultores
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La jubilación, en los últimos años, más que un periodo de júbilo se ha transformado en una etapa llena de temores, ansiedades e incertezas, básicamente porque el dinero de la pensión probablemente no sea suficiente para mantener el estilo de vida y también porque las personas de 65 y más años se sienten aún activas y aptas para trabajar.


Sin embargo, si dejamos de lado por un momento el monto de las pensiones, nos encontramos con una persona que ha trabajado toda su vida, que ha formado relaciones sociales en torno al trabajo y que durante los años laborales estableció una rutina. Rutina que con la jubilación, se acaba.

¿Y qué pasa entonces? Los 30 o 40 años que pasamos trabajando pasan volando y, de un día para otro, nos encontramos en la ceremonia de la empresa donde nos agradecen por los años de servicio, nos dan un lindo regalo, muchos abrazos, golpes en la espalda, deseos de buena suerte y listo. Nos vamos para la casa.

Pero una vez en la casa, la cosa cambia. Si nunca se ha pensado en qué hacer una vez jubilado es difícil que de un día para otro se pueda administrar el tiempo libre que ahora se tiene y usarlo en actividades significativas para la persona. Es que cuando se está acostumbrado a levantarse, correr al trabajo, trabajar y relacionarse con los colegas, volver a la casa, compartir un poco con la familia y dormir, es difícil saber qué hacer con la libertad que se tiene y con el tiempo disponible.

Nadie nos prepara para jubilar, pero nos pasamos años preparándonos para la vida profesional con estudios de pre y pos grado. Nos preparamos para casarnos con las charlas matrimoniales, para la paternidad con libros de cómo ser madre o padre, cómo enfrentar las rabietas, etc. Pero no sabemos cómo enfrentar la vida siendo jubilado.

Y es que no se trata sólo de qué hacer con el tiempo libre y con la libertad que uno tiene para administrarlo, sino de encontrar actividades que para uno sean significativas, que pueden ir desde ver la teleserie de la tarde, hasta cuidar a los nietos o aprender un nuevo idioma. También tiene que ver con redefinir los roles familiares: el hombre deja de ser ese “macho proveedor” y debe reconstruirse al interior de la familia y también debe hacerlo socialmente si es que su red de amigos aún continúa laboralmente activo. Esto para las mujeres es más fácil, las mujeres están acostumbradas a ser “multifuncionales” y a ejercer al mismo tiempo varios roles, pero para los hombres, especialmente en este país machista, el perder el rol puede ser devastador.

También la persona se enfrenta a sus hijos, que muchas veces piensan que ese padre o madre por estar jubilado no tiene nada que hacer, y se asume que está ahí a libre disposición para ayudar en todo momento con el cuidado de los nietos, de la casa, hacer algún trámite de última hora, etc. Entonces ese padre o madre jubilado debe aprender a poner límites porque el no trabajar remuneradamente no quiere decir que no se trabaje o que no se haga nada, además, ¿qué pasa si ese abuelo sencillamente no quiere cuidar a los nietos?

La relación conyugal o de pareja también sufre con la jubilación de uno de sus miembros. Durante años apenas se convive un par de horas al día, porque la mayoría del tiempo se está en el lugar de trabajo, entonces hay que re-conocer a la pareja, volver a encontrarse con esa persona en los planos afectivo, emocional y sexual. La caricatura del hombre sentado viendo televisión mientras la mujer, acostumbrada a disponer de su casa y su tiempo mientras el marido trabajaba, se vuelve loca sin saber qué hacer con este hombre en la casa cobra sentido cuando nos enfrentamos a este periodo sin habernos preparado para enfrentarlo en forma propositiva y positiva.

Planificar la jubilación es algo cada vez más necesario. Las estadísticas dicen que después de jubilar las personas viven, al menos 25 años más y que de esos 25, por lo menos 18 años se viven en buenas condiciones físicas y de salud. Entonces, pensar en qué será de nosotros durante esos años no es algo tan descabellado, es mucho tiempo como para estar permanentemente improvisando.

Entonces, si usted tiene unos cincuenta años o más sería bueno que comience a pensar en cómo quiere vivir cuando jubile, qué cosas quiere hacer: viajar, aprender algo nuevo, emprender algún negocio, extender la vida laboral con flexibilidad, etc. También es bueno que piense qué actitudes quiere proyectar: jovialidad, entusiasmo, optimismo, pesar, tristeza, aburrimiento, por mencionar algunas.

Finalmente, es necesario que piense en sus redes sociales y familiares; que piense en cómo quiere continuar aportando en su núcleo familiar y los tipos de relaciones que debe comenzar a construir con sus hijos, nietos, pareja y amigos.

Este proceso muchas veces se vive en soledad y en silencio, porque socialmente es considerado como parte de la vida privada de las personas. Sin embargo, el país está envejeciendo y los estudios dicen que cada año hay 100 mil nuevos jubilados en Chile, por lo que esta tema dejó de ser algo personal para convertirse en un tema país que puede ser abordado por las empresas, públicas y privadas. Así como la empresa capacita a los trabajadores cuando ingresan, debiera también capacitarlos para enfrentar este periodo con optimismo, de modo de que las personas puedan, efectivamente, vivir un periodo de júbilo una vez que dejen de trabajar.

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