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Botiquín herbal: autonomía, empoderamiento y autocuidado comunitario de la salud Salud

Botiquín herbal: autonomía, empoderamiento y autocuidado comunitario de la salud

La alimentación, el descanso, movimiento, hábitos, el estilo de vida e incluso la situación económica determinan la salud, entendiéndola como un concepto integral. Para la fitoterapia, desde una mirada integrativa, el uso medicinal de las plantas constituye una herramienta para el autocuidado y el botiquín herbal permite acercarse a él. ¿Qué es y cómo hacerlo en casa?


Para Francisca Olivares Gray el uso de fármacos es igual de válido que las infusiones si se ingieren de manera informada. “Es un diálogo posible” y permite pensar la integración de “distintas miradas sobre la salud”.

Estudió enfermería y luego de ejercer en el servicio público se interesó en cambiar su estilo de vida y regular su ciclo menstrual, así llegó a las plantas, primero como una búsqueda personal.

“Cuando salí del hospital postulé y me fui a Médicos Sin Fronteras, trabajé en una misión en Turquía en la frontera con Siria, y entre medio de eso estaba queriendo hacer algunos cambios en mi vida entonces empecé a indagar en el uso medicinal de las plantas y me formé primero de manera más autónoma participando de talleres, luego tomé un diplomado en fitoterapia”, contó.

Actualmente comparte e intercambia conocimientos desde La Calchona, un espacio en el que realiza talleres, cursos, atenciones personalizadas y otras actividades vinculadas a la fitoterapia, donde el botiquín herbal forma parte de la reflexión.

¿De qué se trata?

“Los botiquines herbales son una herramienta que se construye a partir de abrir la pregunta: ‘¿cuáles son las afecciones más comunes que veo en mi casa, familia, comunidad?”, esbozó Olivares.

Buscar esa respuesta invita a “detectar las herramientas que existen en el territorio que puedan ir en respuesta de esas necesidades”. Propone así hallar cuáles son los hábitos presentes que pueden complementar ese botiquín entendiendo a las plantas como “compañeras  de la salud”.

“Al igual que un paracetamol, no solucionan el problema de raíz pero nos van a dar tiempo para escuchar qué necesita nuestro cuerpo”, subrayó la especialista.

Otra de las preguntas a realizar para armar un botiquín herbal es cuáles son las afecciones más comunes en la comunidad en la que se está inserto, la que instiga a  buscar hábitos y herramientas de prevención.

“Por ejemplo, si soy de resfriarme mucho ¿qué hábitos tengo que cambiar? ¿Quizá la alimentación, el ritmo de vida? Por otra parte, aquí conviene preguntarse qué plantas dispongo y cómo las puedo incorporar, en qué formato (tintura madre, infusiones u otros) y qué consideraciones debo tener (por ejemplo si hay una embarazada o persona con diabetes”, agregó.

El resultado final del ejercicio es la elaboración de un botiquín “adecuado para mi salud” que considera lo que se tiene para hacerlo.

“No es necesario pensar en una planta que esté al otro lado del mundo, porque a veces tenemos una al lado que responde a necesidades similares, dicen que las plantas que crecen cerca de ti son las que tú necesitas”, aseguró.

Un botiquín para personas damnificadas por los incendios

Los últimos días de 2022, un voraz incendio en Viña del Mar inauguró una serie de incendios forestales de la temporada de verano, algunos de los cuales persisten en la zona sur de Chile. Desde La Calchona, y en alianza con otras agrupaciones y cooperativas dedicadas a la fitocosmética, recolectaron productos para armar botiquines herbales especiales para personas damnificadas por el incendio.

“Además de necesidades básicas como ropa, alimentos y un techo, muchas veces se pasa por alto que la salud se ve afectada desde el primer momento, sobre todo la mental”, sostuvo Francisca.

De allí que la campaña se propuso reunir plantas de uso medicinal, preparados, tinturas medicinales, flores de bach y otras herramientas que acompañen esos dolorosos procesos que atraviesan quienes pierden sus hogares.

“En situaciones como estas hay muchas dificultades para dormir, ansiedad, durante la construcción hay lesiones musculares, fatiga, y con todo el proceso a veces se terminan relegando aspectos como los mencionados y se evita ir al centro de salud porque no se quiere dejar lo poco que quedó la casa”, aseveró.

En el caso de personas damnificadas por los incendios, las plantas se pueden pensar para aliviar el estrés, devolver el sueño, el descanso, procesos que pueden ser acompañados por hierbas como “menta, melisa, valeriana” o bien “mático y caléndula” para curar y cicatrizar heridas. De igual manera, los aceites pueden ser buenos aliados para aliviar dolores musculares, explicó la fitoterapeuta.

Un diálogo posible

Según su experiencia, muchas personas suelen acercarse a la fitoterapia con el fin de reemplazar el uso de fármacos, para lo cual propuso abrir la reflexión.

“A veces me buscan con preguntas como ‘qué planta me sirve para eso’ y nosotros proponemos darle una vuelta a esta mirada que cambia el fármaco por una planta pero con la misma visión utilitarista”, dijo.

De acuerdo con su perspectiva, la salud está atravesada de múltiples factores, entre ellos los hábitos, el estilo de vida, la alimentación, sueño, movimiento, trabajo, incluso situación económica. Para ella, se trata de un concepto integral que debe ser tratado como tal.

A partir de esta reflexión es posible integrar las distintas miradas sobre la salud.

“Es un diálogo posible y constante y permite salir de esta visión en la que que sólo usas lo natural o dependes de los fármacos, que se demoniza su uso, porque nuestros estilos de vida están atravesados por todos los factores mencionados, la salud debe ser integrativa y debemos ser responsables en nuestros usos”, recalcó.

Desde esta visión vinculada a la “medicina popular”, se propone “una acción colectiva con pertinencia territorial” que abre la reflexión “sobre nosotros mismos, la comunidad y la naturaleza” situada en cotidianidades particulares.

En definitiva, propone el empoderamiento de la salud a partir del rescate y valorización del conocimiento y las bondades situadas en el territorio, junto con el conocimiento de los procesos fisiológicos y las necesidades de cada persona y comunidad.

Finalmente, la enfermera valoró instancias estatales como la publicación de “MTH Medicamentos Herbarios Tradicionales, 103 especies vegetales”, un libro publicado en 2010 por el Ministerio de Salud chileno que reconoció, valoró y enseñó sobre las propiedades del uso medicinal de plantas nacionales, que a su juicio fue un avance en un camino que aún es un pendiente en materia sanitaria.

“Me parece importante darle lugar en espacios formales de salud, el uso seguro de la medicina de la plantas constituye una herramienta de autonomía que empodera y con políticas públicas podría contribuir a descongestionar los servicios de salud”, valoró.

“¿Cómo podrían bajar las listas de espera super saturadas si se tuviera más información para el cuidado diario? Los funcionarios de salud somos importantes en este sentido y la mayoría no tenemos dentro de nuestros estudios estos conocimientos, que podrían ser muy significativos en nuestro ejercicio”, cerró.

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