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Dar a luz en el siglo XXI en los ojos de una doula: «Los partos de ahora son en serie» Destacado

Dar a luz en el siglo XXI en los ojos de una doula: «Los partos de ahora son en serie»

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Existe una tendencia creciente tanto en Chile y el mundo de volver a los partos naturales, con menor intervención y donde se respete tanto a la madre como al niño que está por nacer.


En Chile, casi la mitad de los partos son por cesárea, pese a que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que no deberían superar el 15%. Para muchas mujeres las cesáreas electivas se han transformado en su mejor opción, pues les permite tanto a ellas como a sus médicos poder planificar el día del parto.

Sin embargo, existe otra tendencia creciente que busca un parto más natural, sin tanta intervención y que, a la vez, esté menos expuesto a sufrir de violencia obstétrica. Y, en muchos de esos partos, es una doula quien cumple un rol fundamental.

Históricamente una doula es una mujer que está al servicio de otra mujer y, su labor tradicional, es acompañar a otras mujeres en la maternidad, durante el embarazo, el parto y el postparto y lactancia.»La doula es quien acoge el parto, protege el ambiente, el lugar, es una guardiana del entorno de una madre que va a dar a luz», explica Marisol Larraín, doula hace 17 años.

El rol de las doulas es una tendencia que está creciendo tanto en Chile como en el mundo. En nuestro país hay en todas las regiones y es posible encontrar varias páginas de facebook que las agrupa, siendo el Círculo de Doulas de Chile una de los más grandes que congrega casi a mil.

Para ser doula, no hay estudios específicos aunque se realizan diversos talleres para aprender sobre maternidad. Sin embargo, el principal conocimiento es el que da la experiencia, ser madre y sobre todo, haber vivido partos naturales, con la menor intervención posible.

Para Marisol, los partos en la actualidad están demasiado intervenidos. «En general, los partos ‘tradicionales’ tienden a interrumpir demasiado el trabajo de parto de la mujer, le hablan mucho, entra y sale gente, no existe un entorno de respeto, y hay una muchas experiencias de mujeres donde se sienten denigradas, expuestas, con mucha luz y mostrando sus partes íntimas, llegan y les hacen procedimientos sin preguntarles ni explicarles qué se les está poniendo en el suero ni para qué», cuenta.

Y es que es importante que sea la mujer quién decida dónde quiere dar a luz, con quién quiere estar y quién la acompaña. «Una mujer que quiere dar a luz y quiere una doula es una mujer generalmente informada, que tiene otra visión del parto, que quiere un parto ojalá sin intervención, ojalá sin anestesia, que sabe cuáles son las cosas que la madre puede pedir o exigir en su parto. Una mujer no informada va a entrar inmediatamente a un proceso clínico clásico, donde no pregunta nada, donde se entrega a cualquier procedimiento médico sin siquiera consultar», señala Larraín.

«Yo creo que el parto ideal es el que quiere la mujer, según su instinto. El parto no es de la doula ni del equipo médico. No es una enfermedad dar a luz, se toma como una patología, pero el medico o la matrona muchas veces no saben lo que es estar en un parto sin intervención, es algo que no les enseñan», explica.

Marisol Larraín.

Para la doula, el creciente interés por los partos más informados y con menos intervención comenzó luego de que se empezara a hablar de la violencia obstétrica que hay en nuestro país, y de experiencias traumáticas al aplicarse técnicas de inducción del parto, usar oxitocina artificial, romper membranas, episiotomía (corte en el perineo), además de no saber qué pasa durante el proceso o no poder ver a sus hijos luego de dar a luz.

Por eso cree que es necesario que los seres humanos nazcan en un entorno de amor y respeto. «Después nos preguntamos por qué hay tanta violencia, y resulta que nacemos en mucha violencia obstétrica, sin intimidad, sin respeto, con gente que entra y sale. Los partos de ahora son en serie, sin proteger a la madre o al bebé», sostiene.

Marisol cree que existe poca conciencia de la importancia que es tener un parto en el mejor ambiente y lo menos traumático posible. «Hay mamás que llegan a los hospitales o clínicas muy poco dilatadas, empezando recién, nerviosas, y se llenan las salas de parto, lo que provoca que todo esté apurado y la gente nerviosa. En otros países, el estado les paga a las doulas por cumplir un rol muy importante, que es llevar a la mamá casi lista, para que se pueda avanzar bien», explica.

Pero el trabajo de una doula no siempre es bien recibido. «En algunas instituciones consideran una amenaza a las doulas porque somos testigos de la violencia obstétrica y tener un testigo ahí al lado significa que el procedimiento no puede ser el mismo. Pero sí hay matronas y médicos a los que les encanta que estemos ahí. La doula es el puente entre el mundo científico, que es el médico, y el mundo espiritual, que es la madre durante el parto», explica

«La mujer ha tenido que despertar para empezar a saber qué pasa, se ha ido empoderando por los traumas que le han pasado a otras mujeres. Y en ese conocimiento que se traspasa también se dan cuenta de otras mujeres que deciden dar a luz sin anestesia, colocan música u optan por el silencio», cuenta Marisol.

Parto en casa

Marisol tiene cinco hijos y todos sus partos fueron en casa, incluyendo un sexto embarazo cuyo hijo perdió a los cuatro meses. «Yo creo que en mi primer parto, mi decisión de tenerlo en casa sin intervención fue por haber escuchado las experiencias traumáticas de otras mujeres y pensé que si era una madre sana, que tenía sus exámenes bien y estaba todo normal, podía dar a luz en casa acompañada con alguien que tuviera experiencia», recuerda.

Claro que como madre primeriza también fue un poco más complicado, aunque no por un tema médico. «Mi primer parto fue muy teórico al principio, yo investigué mucho, estudié mucho, acompañé a otras mujeres que habían dado a luz en casa y ahí se me hizo largo mi trabajo de parto porque mi parte intelectual, mi neocortex, estaba muy activo, y para poder dar a luz bien, rápido y relajada, además de la intimidad y silencio tú debes aprender a desconectar tu lado intelectual del cerebro para despertar tu lado primitivo», señala.

Además, también contaba con las aprehensiones de su entorno por la decisión que había tomado de tenerlo en casa. «Tenía muchos temores y me decían que mi guagua se iba a morir», cuenta. Pero todo salió bien y, sus otros partos fueron rápidos y tranquilos.

Para Marisol, las críticas de los partos en casa surgen por ignorancia, principalmente de gente que no ha vivido la experiencia. «Han habido muertes cuando no estaban en un entorno adecuado, las mujeres han pasado frío o han parido en abandono o enfermas. Pero dar a luz en casa es un privilegio, siempre y cuando la madre sea sana, sus exámenes estén al día, y el equipo médico que las acompañe tenga experiencia con partos en casa», explica Larraín.

«Cuestionan las infecciones, cuando es tu cama, tu toalla, tus cosas, y están todos los microbios que siempre te han acompañado. Lo terrible son las infecciones intrahospitalarias. Cuando es en casa, lo importante es que el entorno esté limpio, haya calor de hogar y te acompañe gente con experiencia», indica.

Marisol y sus cinco hijos

Falta educación e información

Marisol cree que el tema del apego es algo que recién se está comenzando a valorar. «Hace 15 ó 20 años atrás era algo hippie, cuando en realidad es algo fisiológico. El bebé al nacer necesita el entorno materno porque así se llena de los microbios positivos que van a protegerlo y le van a dar las defensas que necesita de cuando nace hasta los siete años», explica.

«No hay que olvidar que la mujer necesita estar en contacto con su bebé porque somos mamíferas. Tú tocas a un bebé mamífero y lo alejas de la madre y ella tienden a abandonarlo. ¿Por qué entonces alejamos a los hijos de su madre?», plantea.

Además, Marisol cree que no hay que olvidar que dar a luz también es un acto sexual. «No sólo tus órganos sexuales son los que intervienen, sino son las mismas hormonas que tú produces cuando tienes un orgasmo, entonces una mujer que no tiene una vida sexual satisfactoria lo más probable es que su parto tampoco lo va a disfrutar», sostiene.

Por eso cree que si no hay una buena educación sexual desde niña tampoco va a haber información después en el parto.  «Tenemos que estar conscientes de nuestros orgasmos. En el minuto que tenemos una vida sexual satisfactoria y entendemos lo que es un orgasmo y lo vivimos libremente vamos a poder disfrutar también nuestro parto, pero para eso necesitamos un entorno de amor e intimidad, igual que al hacer el amor. Cómo vas a lograr tener un orgasmo si está lleno de gente alrededor. Imagínate haciendo el amor y que te pregunten como te llamas o esté entrando y saliendo gente, imposible tener un rico orgasmo. Es lo mismo con el parto, te inhiben tus hormonas, se estanca la dilatación», explica.

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