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Las «Progresistas de Til-Til», el grupo de mujeres que trabaja a diario por rescatar las tradiciones de la comuna BRAGA

Las «Progresistas de Til-Til», el grupo de mujeres que trabaja a diario por rescatar las tradiciones de la comuna

Las Progresistas de Til-Til, participantes de la Fundación Trabajo para un Hermano, se afanan a diario en lo que se conoce como «El Pueblito», el cual está compuesto por 16 locales. Venden aceitunas, empanadas, pan amasado, tortillas, mermeladas, aceites y otros productos típicos de la zona.


A una hora y media de Santiago, entre extensos campos y verdes cerros, se ubica la comuna de Til-Til.  El lugar fue históricamente famoso por haber sido asesinado allí el prócer de la patria, Manuel Rodríguez. Hoy se le conoce más bien por sus vertederos y relaves. Pero hay un grupo de mujeres que trabajan a diario por rescatar la tradición y por sacar adelante a su comunidad, haciendo de este lugar un paradero obligado para quienes atraviesan la cuesta La Dormida.

Las Progresistas de Til-Til, participantes de la Fundación Trabajo para un Hermano, se afanan a diario en lo que se conoce como «El Pueblito», el cual está compuesto por 16 locales. Venden aceitunas, empanadas, pan amasado, tortillas, mermeladas, aceites y otros productos típicos de la zona.

Trabajan juntas hace 15 años, por lo que son prácticamente una familia. Por ello han cambiado la competencia por la colaboración con resultados bastante positivos “El pueblito nos vio crecer, vio crecer a nuestros hijos. Cuando pasa algo estamos todas juntas. Entonces naturalmente queremos que a todas nos vaya bien”. Es así como estratégicamente decidieron vender todas al mismo precio y si a una se le acaba la mercadería, entonces está la otra.  

La señora Marta, locataria del puesto 9 cuenta cómo iniciaron. “Partimos el 23 de junio del 2003 pero hay una historia para atrás, porque nosotras trabajábamos en la calle de manera ambulante. Vendíamos en una mesa o una silla, y ofrecíamos solo aceitunas, tunas, naranjas y limones. Pero nos agrupamos y logramos arrendar este espacio. Cuando empezamos no teníamos agua, luz, alcantarillado. Hemos luchado harto por esas cosas”.

Decidieron participar del programa de emprendimiento grupal de la Fundación, para reforzar aún más su cooperativismo y asociatividad ya que conocen bien las ventajas de trabajar unidas.

“Agruparnos nos ha llevado a tener una fuente de ingreso todas juntas, a superarnos como mujeres y jefas de hogar, a tener una estabilidad tanto económica y social, como de seguridad. Gracias a esto pudimos dar educación a nuestros hijos. La mayoría de nosotras somos dueñas de casa, madres solteras y a base de ese lugar donde trabajamos y vendemos empanadas, muchos de nuestros hijos son hoy grandes profesionales”. Explica Jeannette Aranda, locataria del puesto 12.

Pero su trabajo y dedicación no sólo les ha permitido sacar adelante a sus propias familias, a la vez han sido fuente de generación de empleo para otras familias del sector. “En Til-Til hay mucha cesantía, ya que en general sólo se trabaja por temporada (tunas y aceitunas) pero cuando termina la temporada, la gente ya no tiene trabajo. Por eso nosotras estamos muy agradecidas del pueblito porque así como trabajamos nosotras, también damos trabajo a otras personas al vender los productos que nos traen, como las mermeladas por ejemplo”.

Además de la escasez de trabajo, el pueblo cuenta con otro grave problema: la contaminación. Til-Til recibe hoy el 67% de la basura domiciliaria del gran Santiago y recibirá además el 60% de los residuos industriales generados desde Atacama al Bío-Bío.

Verónica Ñaucupil, locataria del puesto 13, es enfática al aseverar que “Til-Til es un pueblo muy abusado, nos sentimos pasados a llevar en muchas problemáticas, sobre todo ambientales. Recibimos actualmente la basura de toda la Región Metropolitana. Nos gustaría que no solamente nos conocieran por la basura. Tenemos partes turísticas súper lindas pero que no se rescata su valor en sí. Hoy somos zona de sacrificio y hemos visto como las enfermedades han aumentado”. Según cuentan, las empresas allí instaladas, lo hicieron bajo la promesa de dar trabajo al pueblo, situación que duró unos meses y luego fue olvidada. Hoy hay comunas que ni siquiera tienen agua potable. Pero no apuntan sus críticas a las grandes empresas: “Las empresas siempre van a querer lucrar, por lo que es el Estado el que debiese ser responsable de proteger a las personas y velar por nosotros”.

Por otro lado señalan que se encuentran frente a un grave problema de locomoción: “Vivir en Til-Til es muy caro. La micro cuesta carísima y ya han colocado 7 tags saliendo de Santiago para acá”. El estar tan alejadas, no sólo implica invertir recursos económicos, sino que además gran parte de su tiempo. Se tardan 2 horas desde sus casas al Centro de Emprendimiento y Desarrollo Fernando Vives. No obstante lo hacen de manera muy responsable. “Para nosotras no es sacrificio asistir a las clases, es ir a aprender. Hemos aprendido cómo comercializar mejor nuestros productos, cómo hacer nuestra propia publicidad, a ordenarnos con las platas, a ver los gastos. Antes trabajábamos a ciegas. Pero lo más importante es que aprendimos a valorarnos como artesanas.  Descubrimos que nuestra mayor fortaleza es que somos mujeres y estamos todas unidas”.

“Nosotros, el pueblito, somos los que siempre estamos rescatando el pueblo en sí, su agricultura, su tradición, sus costumbres criollas. Es verdad que somos pobres en muchas cosas, pero también somos ricos en varias otras y Til til va a seguir siendo zona turística mientras el pueblito exista. Porque lo conocen por eso. Y a pesar de toda la falta de apoyo, amamos nuestro pueblo. Somos mujeres que seguiremos luchando aquí por rescatarlo”.

Los invitamos a hacerse parte de esta lucha y a descubrir lo lindo de Til-Til. Los invitamos especialmente a visitar “El Pueblito” ubicado en Arturo Pratt esquina Cuesta la Dormida, tomarse un rico Mote con Huesillo, comerse una buena empanada, y conversar con estas mujeres que sin duda tienen una gran historia que contar.

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