La última película de Alejandro Amenábar, Mientras dure la guerra (2019), no sólo ha reavivado el interés por la figura de Miguel de Unamuno y sus pensamientos, sino que también ha dado protagonismo a la famosa carta que le escribe una mujer, Enriqueta Carbonell, y que el director ha utilizado como recurso narrativo.
En esta carta, Enriqueta escribe a Unamuno para que interceda por su marido, el pastor protestante Atilano Coco, muy amigo de él y que fue fusilado el 9 de diciembre de 1936 por el bando franquista.
D. Miguel: Soy la esposa del Pastor Evangelico y le voy a molestar una vez más.
Pero no es en el texto de esta carta donde reside el único interés de la misiva, sino en su reverso. El carácter singular de esta epístola es que Unamuno la utilizó para realizar las anotaciones que dieron lugar al famoso discurso del 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Aquel en el que el escritor y filósofo pronunció la famosa frase: “Venceréis pero no convenceréis”.
La carta, famosa a raíz del largometraje, es sólo un ejemplo de las cientos de cartas que Miguel de Unamuno recibió a lo largo de su vida escritas por unas 600 mujeres. Nuestro proyecto de investigación y divulgación nos ha permitido analizar en profundidad parte de este fondo epistolar femenino de la Casa-Museo Unamuno, en su mayor parte desconocido, y que refleja las vivencias, ideas, preocupaciones, sentimientos y situaciones históricas vividas por estas figuras femeninas del siglo pasado.
(…) aquí me tiene usted indecisa y sin saber qué hacer. Porque yo querría decirle muchas cosas, y, al mismo tiempo, el temor de distraerle con mi charla, con mis anhelos y mis inquietudes que pudieran ser de tan poquísimo interés para usted que acaso acaben por molestarle, me impide ser tan espontánea como yo quisiera.“ (Ángela Barco).
Intelectuales, políticas, escritoras, periodistas, amas de casa, maestras, religiosas, estudiantes españolas, pero también del resto de Europa y de Hispanoamérica, son algunas de las mujeres autoras de esta correspondencia.
Entre ellas encontramos a importantes mujeres que tuvieron una gran relevancia en el primer tercio del siglo XX, como Emilia Pardo Bazán, Concepción del Valle Inclán, María de Maeztu, Margarita Xirgu, Carmen de Burgos, Concha Espina, Mª Luisa Dorado Seirullo, Carmen Conde, Lola Membrives, Sofía Casanova, Clara Campoamor, Pilar Montaner o Gabriela Mistral, entre otras.
Completan esta relación de cartas las dirigidas por plumas anónimas, siendo estas las más numerosas, lo que demuestra el gran interés, admiración y profundo respeto que despertaba Miguel de Unamuno entre sus coetáneas.
En relación a lo que escribían estas mujeres a Miguel de Unamuno, encontramos preocupaciones ideológicas y políticas, contraste intelectual y cultural, militancia; pero también confidencias y opiniones.
Entre las preocupaciones e inquietudes que estas mujeres comparten con Unamuno figuran el divorcio, la maternidad, el voto femenino y las diferentes dificultades que encontraron por el hecho de ser mujeres. Con este motivo le escriben, por ejemplo, Ángela Barco, Halma Angélico, Mathilde Pomés, Carmen de Burgos, Sofía Casanova, la Marquesa de Ter o Ángela Arancoa.
”(…) Todo, absolutamente todo lo que usted me dice respecto a la mujer que escribe para el público lo he pensado yo. Y algo de eso le decía en mi primera carta. Es verdad; civilización, instituciones e ideas públicas, lenguaje literario todo es exclusivamente masculino. Así que las mujeres que nos lanzamos a un tiempo que no es el nuestro, a la fuerza hemos de ponernos pantalones, es un fastidio, pero es irremediable.“ (Ángela Barco)
”(…) Ahora tengo que suplicarle un nuevo favor. En el “Diario universal” estoy tratando de la implantación del divorcio en España, por ser el del divorcio un problema muy complejo solicito la opinión de nuestros hombres.“ (Carmen de Burgos)
”(…) Mi distinguido amigo: sabiendo cuanto se interesa por todo lo que es cultura y progreso, mucho le agradecería tuviera la bondad de darme a conocer su valiosa opinión sobre la “Liga Femenina Española” que para la emancipación de la mujer acaba de formarse en Valencia y a la que aquí en Madrid nos proponemos prestar nuestra adhesión. Creemos así prestar un gran servicio a la España hermosa y digna de ponerse a la altura de las demás naciones.“ (Marquesa de Ter)
La correspondencia sobre estos aspectos pone de manifiesto la faceta progresista de Miguel de Unamuno, un hombre muy avanzado para su tiempo, defensor del voto femenino y de la causa feminista de la época.
En lo que respecta al mundo de la cultura le escriben mujeres como Ángela Barco, Carmen de Burgos, Sofía Casanova, Pilar Montaner, Teresa de la Parra, Raquel Adler, las hermanas Margarita y Carmen Nelken (Magda Donato), Ángela Arancoa, Blanca Silveria, María de Maeztu, Clara Campoamor y Concha Espina. Incluso la jovencísima Carmen Conde le manda su primera obra para que la haga una valoración de ella. Se podría decir que le escriben las principales representantes españolas del campo intelectual de la época.
”(…) Ruégole, amigo mío, haga presentes estas observaciones al Ateneo de Salamanca a la vez que les envío la expresión más sincera de mi agradecimiento por haberse acordado de mí. Mis afectos a su mujer y a sus hijas y usted sabe cuan su amiga es». (María de Maeztu)
“(…) le envío a Usted mi libro 1º de poemas: BROCAL. En el momento menos ocupado de su vida, léalo usted.” (Carmen Conde)
El reclamo de las traducciones literarias de Unamuno es otra temática muy recurrente en el fondo epistolar femenino. Mujeres como Mary Stephenson, Gratiana Oniciu, Ria Schmidt, Magdalena Garretas, Ruzzana de Romaña o Hedwig Ollerich, le proponen traducir alguna de sus obras a idiomas tan diversos como el inglés, el alemán, el rumano, el ruso o el griego.
“(…) El Ministro de España en Rumanía a quien usted tiene que conocer por lo mucho que se interesa en propagar entre nosotros la cultura de España, me presenta a usted para que Don Miguel de Unamuno me haga la gracia de darme una autorización y un prólogo que me permita la publicación de mi traducción «Trei Nuvele exemplare si un prolog” que me ha costado un año de trabajo y de consulta entre el oficial español y otras traducciones extranjeras…“ (Gratiana Oniciu)
Destacan también aquellas que le escriben en relación a la adaptación de sus obras al cine o al teatro, como es el caso de Mathilde Pomés, Lola Membrives o Carmen Nelken. Entre estas cartas resulta curiosa la enviada por Mathilde Pomés que se atreve, incluso, a aconsejar a Unamuno sobre el tratamiento de alguno de sus personajes, llegando a sugerirle cambios en el guión de la obra.
”(…) Unamuno tiene que ir a un gran teatro y a grandes actores. Se me figura que sean cuales fueren ese teatro y esos actores se habría de hacerles alguna concesión en el tercer acto. Es algo duro para un público no hecho a ver la mujer reducida a líneas tan descaradas, lo que no supone que se haya de arropar, que haya que añadir, sino al contrario quitar: si quitar algunos gritos de aquellas dos harpías y hacerla a Damiana hablar algo más veladamente de su luna de miel porque eso con ser de tan anchas tragaderas, no creo que nuestro público lo trague…“. (Mathilde Pomés)
También importantes actrices le piden consejo para la representación, tratamiento y vestuario de los personajes femeninos creados por el escritor. Es caso de la famosa actriz Margarita Xirgu.
”(…) Contesto a sus letras fechadas en Salamanca el 29 de marzo próximo pasado, para decirle que efectivamente D. Jacinto me hizo entrega en su día del manuscrito de su obra Fedra.“ (Margarita Xirgu).
La situación política e ideológica de la época, tanto de España como de Hispanoamérica, es una cuestión que también aparece en esta correspondencia. Así lo expresan en sus cartas Ángela Barco, Margarita Calvo, Gabriela Mistral, Mathilde Pomés, Concepción del Valle Inclán, María Luisa García Dorado Seirullo, Matilde Brandau, Carmen Conde, Ángela Arancoa, Clotilde Rincón o Teresa Raveca.
”(…) Perdóneme, ante todo, la molestia y el atrevimiento, en gracia del objeto. Soy Vascongada pero no Bizkaitarra ni mucho menos. Lectora de Ud. a quien admiro, lo que más me ha complacido es verle en la patriótica actitud suya respecto del Bizkaitarrismo absurdo y retrógrado, idiota y jesuita que padecemos». (Ángela Arancoa)
Dentro de este contexto político e ideológico destaca la ya mencionada y famosa carta cinematográfica que le escribe Enriqueta Carbonell, esposa de Atilano Coco, pastor protestante amigo de Don Miguel.
“Se acusa a mi marido de masón y en realidad lo es, lo hicieron en Inglaterra en el año 20 o 21, me dice que consulte con Ud que es lo que tiene que hacer, mi esposo desde luego no ha hecho política de ninguna clase, lo hicieron eso porque sabe Ud que en Inglaterra casi todos los pastores lo son y muchos también en España.” (Enriqueta Carbonell)
El propio contexto que implica la escritura de las cartas, íntimo, privado, es el escenario idóneo para que estas mujeres puedan realizar confesiones a Miguel de Unamuno. Esto permite un acercamiento a su psicología, sus relaciones familiares, sus amistades, sus temores y prejuicios, sus alegrías y sus frustraciones, abriendo con sus letras un camino directo y sin filtro a lo más íntimo y personal de su ser.
“(…) He sufrido mucho recluida en un sanatorio de enfermedades nerviosas. Debí seguir el tratamiento en casa, pero a mí lado faltó una voluntad enérgica y los médicos convencieron a mi madre de un aislamiento total.” (Margarita Ferreras)
Miguel de Unamuno, sin lugar a dudas, es considerado un referente en la vida social, política y cultural de la época, motivo por el cual estas mujeres también se dirigen a él para pedirle algún favor. Carmen Herrera, Casilda Olaortua, Mª Ángeles Román, Mª del Rosario Rodríguez, María Puente, Natalia Rodríguez, Teresa Raveca o Virginia Oviedo, son algunas de las mujeres que le escriben para solicitarle cartas de recomendación, orientación para conseguir algún tipo de documento, o que interceda por ellas o por algún miembro de su familia en situaciones de dificultad.
“Don Pío Baroja hace unos días publicó en un periódico de Pamplona un artículo y dicho artículo lo reprodujeron los periódicos de Vigo, en este artículo el Sr. Baroja decía que mi padre era comunista quizás sin darse cuenta de la gravedad que en estos tiempos traen semejantes acusaciones, el resultado ha sido la inmediata detención de mi hermano Carlos en Santiago y la de mi Marido Jerónimo Toledano en Astorga, y yo con toda mi familia en Madrid me encuentro sola y con un hijito mío muy pequeñito.” (Concepción Valle Inclán).
Vinculado al ámbito personal del famoso rector salmantino, hemos analizado cartas donde las mujeres le hacen llegar tanto felicitaciones como cartas de apoyo y pésame en los momentos de pérdida de sus seres queridos.
“Me ha alegrado saber que todos ustedes pasan muy buenas vacaciones; pero, lo que me ha hecho poner el grito en el cielo ha sido la noticia del octavo descendiente. Ha sido para mí y para Segundo y para todos nosotros una sorpresa. Nos habíamos habituado a considerar a Rafaelito como el pequeñín de la casa”. (Matilde Brandau)
Por último, este análisis ha permitido extraer lo que podría ser considerado hoy en día como una de las pautas de consumo cultural de la época, que tiene que ver con el envío de cartas donde le piden a personajes tan conocidos como Unamuno unos versos, su firma o fotografías, para que formen parte de sus colecciones personales.
“Muy Señor mío: Abusando de la amistad que une a usted con mi padre y con mi hermano Clemente, me permito rogarle que firme algunas frases.” (Augusta Palma).
El contenido de esta investigación añade una nueva dimensión a la figura del filósofo: la faceta de Miguel de Unamuno como interlocutor activo de las inquietudes de un nutrido grupo de mujeres relevantes de la historia reciente española.
Fruto de este estudio surge también el proyecto divulgativo “Bajo Pluma de Mujer”, que da a conocer a la sociedad los principales resultados de esta investigación, realizada en el seno de la Universidad de Salamanca en colaboración con la Casa-Museo Unamuno, a través de innovadores contenidos audiovisuales, interactivos e inmersivos.
Este proyecto ha contado con la participación de Josefina Cuesta Bustillo, profesora emérita de Historia Contemporánea, y Begoña Gutiérrez San Miguel, profesora titular del Área Comunicación Audiovisual y Publicidad, ambas de la Universidad de Salamanca.