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¿Es la prueba de ingreso universitario un instrumento con sesgos de género?: Mujeres representan apenas el 20% de los mejores puntajes obtenidos BRAGA Créditos: Dragomir Yankovic/Aton Chile

¿Es la prueba de ingreso universitario un instrumento con sesgos de género?: Mujeres representan apenas el 20% de los mejores puntajes obtenidos

Ignacia Oyarce Ponce
Por : Ignacia Oyarce Ponce Contacto: ma.ignacia@hotmail.com / braga@elmostrador.cl
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Las mujeres son las que más rinden la prueba y las que mejores notas tienen durante toda la enseñanza media. Sin embargo, al momento de realizar el examen, es otra la realidad. La integrante de Comuniadad Mujer, Paula Poblete, señala que “en Chile, el sistema educativo no ofrece las mismas oportunidades a niños y niñas”, y el sistema de ingreso a la enseñanza superior no es la excepción.


Esta semana, cerca de 262 mil estudiantes rendirán la Prueba de Transición (PDT), en reemplazo a la antigua PSU. Si bien el 55% de las personas inscritas para el test son mujeres, los resultados históricos anticipan que seguirán siendo ellas las más perjudicadas con la evaluación.

En el proceso de admisión 2019, las mujeres representaron el 53% de los inscritos en la PSU, sin embargo, solo el 21% de los puntajes nacionales obtenidos. Ser mayoría en la prueba, pero minoría en los puntajes altos, es la realidad que se ha repetido a lo largo de los años. “Todo esto se asume como normal, como parte de lo que corresponde, y no es así. Hay una normalización de esto, como de todas las brechas de género”, critica la directora de estudios de Comunidad Mujer, Paula Poblete.

De hecho, en 2013, un estudio ya advertía que la prueba de ingreso universitario podía ser en si misma un instrumento con sesgos de género. “Es una prueba que replica, o no corrige, los sesgos de género que vienen dados previamente por nuestro contexto sociocultural, donde se percibe a hombres y mujeres en base a roles de género tradicionales, lo que claramente puede influir a la hora de rendir una prueba de estas características”, señala la directora de Educación 2020, Alejandra Arratia.

La histórica discriminación de la prueba hacia las mujeres

La prueba es un instrumento que refleja los resultados de una educación basada en estereotipos de género, produciendo una discriminación de las mujeres en razón de la asignación de actitudes, prácticas y capacidades que se plantean como naturales a su condición biológica”, advierte la directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile (CIAE), Alejandra Mizala.

Hace ya más de 15 años que las mujeres son mayoría al momento de rendir la prueba, sin embargo, solo mantienen esta condición en los puntajes más bajos. Las mejores calificaciones, desde los 650 puntos en adelante, son acaparadas por los hombres.  De hecho, en el rango que va desde los 800 a los 850 puntos de promedio entre las dos pruebas obligatorias, las mujeres representan apenas el 20%, según la última sistematización del Demre a la PSU, correspondiente al proceso de admisión 2016.

Han pasado cuatro años desde esa última medición, pero la realidad no ha cambiado notoriamente. Para el proceso de admisión 2019, la brecha en ciencias fue de 18 puntos, en matemáticas de 17 y en historia de 8. En todas estas pruebas las mujeres obtuvieron peores puntajes que los hombres, siendo lenguaje la única prueba en la que lograron destacar con 5 puntos por sobre el género masculino.

Según un estudio de Pearson Education, la evidente brecha en los resultados no sería casualidad, sino una consecuencia de los sesgos de género presentes en la prueba. Si se acreditara este supuesto, implicaría “que la construcción de las preguntas tiende a favorecer a los hombres. No reconoce las diferencias socioculturales de género que existen, y por tanto, no las corrige en una formulación de preguntas que no tenga ese sesgo entre hombres y mujeres”, explica Alejandra Arratia.

Una prueba no diseñada para mujeres

Según el proceso de admisión 2019, las mujeres que rindieron la prueba presentaban un NEM y Ranking de notas mayor al de sus compañeros varones, en estos, las estudiantes tenían 30 y 36 puntos más que los hombres, respectivamente.

“En los hechos, las mujeres muestran resultados inferiores en pruebas en donde todo indica que deberían superar a los hombres. Esto se puede explicar porque los resultados en pruebas competitivas con altas consecuencias pueden subestimar las habilidades cognitivas reales de poblaciones negativamente estereotipadas, como es el caso, por ejemplo, de las mujeres en las matemáticas”, indica Alejandra Mizala.

Hay una socialización, por como nos han criado, donde las mujeres no están tan entrenadas para competir, sino que estamos mucho más entrenadas para colaborar. Entonces ahí se puede presumir, que el hecho de que esta prueba sea competitiva, afectaría a las mujeres”, añade Paula Poblete.

Un estudio del año 2017 de Óscar Arias y Alejandra Mizala confirma esta situación. En este se comparó el desempeño de mellizos -una mujer y un hombre- en tests de matemáticas no competitivos como el Simce (segundo medio) y competitivos con consecuencias como la PSU. Los resultados fueron esclarecedores: “Se observa una brecha en el test competitivo de matemáticas, no así en el no competitivo”. Esto podría implicar que una característica clave generaría una situación de desventaja para las mujeres por una razón que va más allá de la preparación o estudios.

“No debiera ser aceptable que la prueba de selección universitaria tenga un sesgo de género que ponga en desventaja a las mujeres, pero al mismo tiempo, las brechas más importantes que se dan en la PSU son el correlato de lo que ocurre en el sistema educativo. En Chile, el sistema educativo no ofrece las mismas oportunidades a niños y niñas”, finaliza Poblete.

Al día de hoy, luego de décadas de tests de ingreso universitario, las mujeres siguen teniendo un peor desempeño en tres de las cuatro pruebas y siguen concentrándose en rangos de menor puntuación. La falta de avances, que reduzcan las brechas de género en los resultados de la prueba, pone en duda si un nuevo sistema de evaluación lograría realmente erradicar esta desigualdad histórica que ha perjudicado siestematicamente a las mujeres y su posible futuro.

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