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Más precariedad y conciliación cero: la doble discriminación de la mujer en el entorno rural BRAGA

Más precariedad y conciliación cero: la doble discriminación de la mujer en el entorno rural

Las mujeres desempeñan en mayor medida trabajos más básicos que ellos, ocupando muchos menos puestos de dirección: hay una responsable de explotación agraria por cada tres hombres. Y, si hablamos de titularidad de la explotación, se estima que hay una mujer por cada dos hombres. 


En España, las mujeres que viven en el medio rural se enfrentan a una doble discriminación: la primera, por el hecho de ser mujeres, y la segunda, que tiene que ver con la falta de oportunidades y servicios en ese entorno. Eso lleva a una mayor precariedad en el empleo, a una infrarrepresentación en la toma de decisiones y a una conciliación muy complicada, desequilibrada, que se reivindica en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la agricultura. 

Estas son las conclusiones que se desprenden del estudio de ClosinGap “Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural”, donde se destaca que las mujeres que viven en zonas rurales dedican, de media, 2 horas y 7 minutos más al día a labores relacionadas con el hogar y la familia que los hombres. A esta doble jornada se suma, además, la precariedad laboral: las mujeres se enfrentan a un 60,9 % de tasa de temporalidad, frente al 52 % de sus compañeros, y a una parcialidad laboral del 13,9 %, más del doble (5,3 %) que ellos.

Europa, una situación similar

Además, las mujeres desempeñan en mayor medida trabajos más básicos que ellos, ocupando muchos menos puestos de dirección: hay una responsable de explotación agraria por cada tres hombres. Y, si hablamos de titularidad de la explotación, el informe estima que hay una mujer por cada dos hombres. 

O lo que es lo mismo: de las 945.024 explotaciones agrarias que había hace dos años en España, el número de titulares y jefas de explotación era de 285.467 y tan solo se habían acogido a la titularidad compartida 721, según la presidenta nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), Carmen Quintanilla.

Las cifras tampoco son significativamente mejores en Europa. Según la presidenta de Afammer, existen alrededor de 6 millones de mujeres trabajando en el campo, la mayoría (78 %) como colaboradoras de sus esposos. Tan solo el 12 % son propietarias o copropietarias de las explotaciones.

Eso se traduce en una notable brecha salarial: las mujeres están sobrerrepresentadas en los rangos de entre 400 y 1.000 euros, mientras que sus compañeros lo están en el margen entre 1.001 y 1.400 euros.

Pérdidas de millones de euros

En el caso del informe de ClosinGap, elaborado por CaixaBank, estima el coste de oportunidad económico de la brecha de género en el medio rural en unos 38.500 millones de euros. Es decir, el equivalente al 3,1% del PIB en 2019, según explican desde la institución.

Y añade entre sus conclusiones la relevancia del teletrabajo “para revertir la despoblación”, ya que “el eventual retorno al medio rural de las personas que migraron a zonas rurales, especialmente mujeres, supondría un importante impacto económico”.

“Si potenciamos políticas públicas y privadas para fomentar el teletrabajo, no ya solo para que regresen los que una vez partieron del entorno rural, sino para incentivar y animar a otros a establecerse en ese medio, estaremos generando un impacto agregado muy positivo para nuestra economía y contribuyendo a crear más y mejores oportunidades para las mujeres de nuestro país”, ha remarcado el director general de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, durante la presentación del informe.

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