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Parir en sufrimiento Yo opino

Parir en sufrimiento

Neith Aramayo Rivera
Por : Neith Aramayo Rivera activista por la visibilización de la Violencia Obstétrica a través de la página Mil Relatos Más, @milrelatosmas.
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¿Te has preguntado la diferencia entre dolor y sufrimiento al momento de parir?

El parto es un proceso dolorosamente natural, no obstante, durante el siglo XX se empieza a intervenir y medicalizar producto de la alta tasa de mortalidad materno-infantil, en este caso la solución se fue a un extremo patologizando el embarazo y el parto.

Quizás esa problemática sea el punto de inflexión entre un parto naturalmente doloroso y uno con sufrimiento, donde se pierde la voluntad y el límite de la corporalidad. Un momento que debería ser recordado como lo soñamos, llega para quedarse desde la tristeza, la culpabilidad y el sufrimiento.

En este sentido, las palabras las usamos para nombrar nuestra realidad y dar cuenta de ella, no obstante, existen palabras que conocemos sólo cuándo suceden, en este caso cuando parimos en sufrimiento, cuando nos arrebatan el nacimiento de nuestro hijo o nuestra hija encontramos una palabra para decir lo que nos pasó, lamentablemente: Violencia Obstétrica.

La violencia obstétrica según Egan (2010) va desde regaños, burlas, humillaciones, manipulaciones de la información y negación de tratamientos, hasta daños mayores a la salud de las mujeres, incluyendo la no consulta de decisiones que se toman durante el parto. Sin embargo, suele tratarse como un evento subjetivo muchas veces justificado por el “se hizo lo que debíamos hacer en el momento” por parte del equipo médico y sin darnos cuenta se reproduce la estructura de poder patriarcal donde somos las mujeres silenciadas por quienes tiene el poder del conocimiento y el control de la situación.

En este sentido, darnos cuenta de que este tipo de violencia es invisibilizada, tildada de exagerada y una problemática que ocurrió, ocurre y -dolorosamente- ocurrirá. Así, como empoderarnos de nuestra palabra y de nuestra realidad para dar cuenta de lo que vivimos en nuestros partos es real y nos deja huellas para toda la vida. Es sumamente transformador y revolucionario, porque la violencia obstétrica es un tipo de violencia de género silenciosa, que acecha y aparece inesperadamente en un momento que debería ser recordado sin sufrimiento.

[cita tipo=»destaque»] La violencia obstétrica según Egan (2010) va desde regaños, burlas, humillaciones, manipulaciones de la información y negación de tratamientos, hasta daños mayores a la salud de las mujeres, incluyendo la no consulta de decisiones que se toman durante el parto. [/cita]

En el contexto nacional, según la Primera Encuesta Nacional Sobre Violencia Ginecológica y Obstétrica en Chile realizada por el Observatorio de Violencia Obstétrica en 2019, reveló que al menos el 67% de las mujeres ha sufrido violencia, vulneraciones y malos tratos por profesionales gineco-obstetras. Es un porcentaje problemático y que nos pone en alerta en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y el recién nacido.

No obstante, actualmente podríamos tener una salida a esta problemática, ya que se está legislando el proyecto de parto respetado en el Senado, el cual busca garantizar, promover e informar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer en el ámbito del embarazo el parto, postparto y puerperio. Esperamos desde @milrelatosmas su pronta aprobación por todas las madres que sufrimos violencia obstétrica, para que nunca más hablemos de parir en sufrimiento, porque la forma de nacer si importa necesitamos Ley Adriana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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