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Huellas residuales: una exposición para entender el espacio público y la calle La exposición se puede ver hasta el 10 de noviembre en el Museo de Bellas Artes del mall Plaza Vespucio

Huellas residuales: una exposición para entender el espacio público y la calle

Para la muestra colectiva, los artistas Francisco Sanfuentes, Carlos Damacio Gómez, Cristóbal Bouey y Sebastián Robles sitúan su eje de interés en diversas formas de entender el paisaje, el espacio público y la calle.


huellas

Reflexiones e investigación sobre el grabado, desde la dimensión histórica y conceptual de sus operaciones, dan origen  a una  serie de instalaciones que conforman la exposición colectiva Huellas residuales.

Los artistas, profesores y ayudantes del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile,  exploran diversas posibilidades de producción más allá de los  parámetros técnicos tradicionales del grabado y sitúan su eje de interés en diversas formas de entender  el paisaje, el espacio público y la calle.

Muda/ Memoriales posibles

Francisco Sanfuentes

Francisco Sanfuentes trabajó con el muro trasero del Instituto Psiquiátrico, que se ubica en su perímetro exterior por la calle Doctor Raimundo Charlin, en cuyos signos materiales se refleja la compleja densidad histórica y experiencial contenida por años.  Rescatar y señalizar la materialidad del muro como cuerpo contenedor y evocador de experiencia y  memorias, y experimentar la intuición de su interior son los objetivos de esta creación. La cara exterior de los muros se constituye en una suerte de umbral  que sella todo conocimiento, al tiempo que contiene y proyecta hacia afuera la mudez de un interior que no tiene voz ni sonido.

El trabajo de Francisco Sanfuentes es un detallado registro fotográfico de dos secciones del muro, cuya parte más antigua fue construida a mediados del siglo XIX, los que han sido impresos sobre papel. Posteriormente, las mismas imágenes del muro ahora impresas sobre fierro han sido fragmentadas para construir 15 cajas toscamente soldadas que se acumularán en el espacio de la sala a modo de ladrillos. En el muro de la sala se dispondrán cinco fragmentos impresos del muro de 2,70 x 0,90 metros.

Prototipo

Carlos Damacio Gómez

 Prototipo se plantea como un proyecto que compila operaciones que se sustentan en los principios visuales y teóricos del grabado. Es una instalación configurada a partir del ensamblaje de una proyectora de diapositivas unida a una línea de cinco cajas de zinc, las cuales a su vez proyectan su reflejo en una piscina de agua negra de tres metros de largo. Las cinco bandejas de zinc contienen fragmentada una imagen impresa en serigrafía de la vista de un pequeño pueblo del sur de Chile, alusivo al origen geográfico del artista, Coyhaique XI Región, Chile.

Prototipo hace alusión a una “ampliadora fotográfica”. “Por la acción de cristales prismas instalados en la proyectora se altera el espacio mediante iluminación distorsionada, pues la luz adquiere un color verde fluorescente, inverosímil en una proyección de diapositiva común y corriente, provocando la ilusión óptica de una imagen sumergida en líquido en la bandeja de zinc, sugiriendo una imagen en el proceso de revelado”, explica Carlos Gómez.

El tiempo de un soplo

Cristóbal Bouey

La obra de Cristóbal Bouey se configura a partir de la apropiación y la recopilación de nombres, registros fechados y trazas inscritas en tumbas del Cementerio General de Santiago, y que corresponden únicamente a franceses  fallecidos en Chile entre el siglo XIX Y XX. Este proceso de registro y apropiación, que implica la obtención de una copia y un duplicado de la lápida se realiza mediante un traspaso por “frotado” (acción que se consigue refregando un pigmento negro sobre un papel, mientras éste se encuentra empalmado sobre una superficie, en este caso, una tumba) y permite dar cuenta de dos cuestiones fundamentales para este trabajo: el reconocimiento de una huella epidérmica que revela lo aparente del objeto, su materialidad y el paso del tiempo, y una  huella/vestigio, proporcionada por los nombres, surcos y fechas grabadas en la piedra, que evidencian una memoria cercana, el rastro de una “identidad sin sujeto”, el rastro de un identidad temporal extinta, que ha sido reconocida y registrada por “otro” para que no permanezca en el olvido, porque precisamente, después de la muerte, lo único que queda es una inscripción: un nombre. La instalación contempla la presencia de diez bloques de cemento de 40 x 20 cm que a modo remedo de precarias lápidas abandonadas vuelve a evocar la imagen del cementerio. Paralelamente, se proyectará en uno de los muros de la sala, un video sin sonido en blanco y negro que mostrará el registro continuo de 50 minutos de videos caseros rescatados de Internet que muestran fiestas de cumpleaños de niños latinoamericanos ocurridos entre los años 1980 y 1990.

“Amontonados en bajada” (Proyecto Duchenne)                                                                                      

Sebastián Robles

El proyecto en su parte material consta de nueve planchas de fierro de 60 x 50 cm, impresas con la técnica de serigrafía y sometidas a oxidación y mordido por ácido nítrico. Cada plancha muestra la imagen grabada en relieve de distintos retratos de un paciente, del doctor y neurólogo, Guillaume Benjamin Amand Duchenne (1806–‐1875), quien experimentó indoscriminadamente en su tiempo mediante la aplicación de impulsos eléctricos, las atrofias y las afecciones del rostro.

Además, la obra consta de una serie de ocho grabados, que hacen alusión a un proceso perito-policial, generando así una analogía conceptual respecto a las operaciones propias de la disciplina del grabado.

“Es así como configuro la propuesta de montaje de la obra, a partir del cruce de los retratos de un ser anónimo en el siglo XIX y las pericias policiales, correspondiente a un hecho violento acontecido en el año 2009, que con la apropiación, distantes en la historia y contexto, en sus anonimatos son reducidos, cada uno en su particularidad, al paradigma de sometimiento de  los experimentos del médico e investigador”, dice Sebastián Robles.

El proceso pericial será llevado a cabo por medio de la técnica de impresión llamada “impronta”, un método análogo en el registro de un objeto sobre una superficie (en este caso papel); semejable a lo que ocurre en los negativos de las cámaras fotográficas que reciben la huella de luz de los cuerpos capturados.

Al ocupar recursos como una imagen antigua y los archivos de datos periciales, se busca consignar los indicios de la memoria, apelando al espectador, generando como ejes que cruzan los conceptos de la fotografía, el grabado y la experimentación médica.

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