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Matías Piñeira: El debut de un cornista chileno en la Filarmónica de Múnich Estará un año a prueba

Matías Piñeira: El debut de un cornista chileno en la Filarmónica de Múnich

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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A fines de marzo se ganó un puesto para trabajar como solista de cuerno en la Filarmónica de Múnich. Matías Piñeira (26) pasó antes por la Orquesta Sinfónica de Chile y hace cinco años que comenzó a estudiar en Alemania durante sus vacaciones. El 2014 se fue a vivir a Berlín con una beca de la orquesta estatal de la ciudad. Ahora se prepara para su gran salto en las tierras de Beethoven y Bach.


La competencia tiene tres etapas, quince candidatos y un instrumento: el corno. La Filarmónica de Múnich, capital de la región alemana de Baviera,  con 122 años de trayectoria, buscaba un músico que fuera solista de corno.

Todo comenzó como un juego, cuando su abuelo hacía una pausa en sus ensayos de corno. Matías Piñeira, entonces de cuatro años, se metía en la pieza y soplaba el instrumento -tiene cinco metros de largo enrollados- y le sacaba sonidos. Con los años el corno se convirtió en algo más serio y profesional. Cuando tenía 14, Matías ganó el concurso “Niños Solistas de Chile” y tres años después entró como primer corno a la Orquesta Sinfónica Juvenil. A los 19 se consagró al ganar el concurso de Corno Solista de la Sinfónica de Chile y se convirtió en el músico más joven del grupo. Desde el 2014 que vive en Berlín becado por la Orquesta Estatal de la ciudad.

El 23 de marzo pasado se presentó para postular al puesto de corno solista de la Filarmónica de Múnich.

La última etapa de la audición fue la más difícil, ya que es ahí donde el jurado, compuesto por la sección de vientos y el resto de la orquesta, evalúa si el músico tiene las características que se buscan. Matías tocó con fuerza y potencia, pero tranquilo, como la ha hecho desde niño. Tranquilo porque para él la música es “sentirte feliz dentro de la orquesta o donde sea que estés tocando”, dice.

“Al comienzo quedas impactado. Yo empecé a asimilarlo hace unos días. Es un puesto súper importante. pero después empiezas a pensar en lo que tienes que hacer. Prepararse para llegar a septiembre y saber lo que tienes que tocar. Empezar a estudiar y bueno, buscar pieza y hacer trámites”.

¿Cómo te imaginas en el futuro?

A parte de pasar el año de prueba y tocar bien, no lo sé. Primero quiero cumplir con eso, conocer a los colegas y disfrutar.

¿Cuál es el rol del corno solista en la filarmónica?

Normalmente en una pieza son cuatro cornos. El primero es el solista, que se encarga de organizar y el que toca los solos orquestales.

¿Qué diferencias crees que existen entre las orquestas en Alemania con las de Chile?

Acá en Europa la mayoría de las orquestas son mejores que en Latinoamérica porque tienen una tradición de muchos años. La orquesta no son buenas de un día para otro. Por ejemplo la filarmónica de Berlín tiene 125 años de tradición entonces para llegar a sonar como está sonando ahora han pasado muchos años. En la mayoría de las orquestas buenas acá en Alemania es porque tienen mucha tradición y tiempo de trabajo, y de buscar algo que sea como un prototipo.

¿En qué momento decides dedicar tu vida al instrumento?

Fue inconsciente hasta que gané la Sinfónica el 2008 con 19 años. Nunca pensé que iba a quedar. Siempre pensé que yo iba a estudiar corno, no se me hacía tan difícil. Fue algo familiar porque mi abuelo tocaba en la casa y yo lo escuchaba. Empecé a estudiar con él a los siete años. Fue mi primer maestro hasta que murió en el 2004. Hasta el último día siempre estuvo ahí y me dejó encargado con mi segundo profesor que es Edward Brown.

Tú estudias hace varios años en Alemania ¿Cómo pasó eso?

Fue cuando conocí a Ignacio García, mi profesor, que me dijo que viniera a estudiar a Alemania. Ahí uno se da cuenta de los límites. Poder tocar un instrumento te hace ver que no hay límites, sino que uno los tiene allá pero en verdad no existen. Yo no dimensioné lo que hice hasta que gané la Sinfónica en Chile. Cuando estaba ahí me dije: ‘tengo que ir a estudiar a Alemania, a Berlín’. Durante cinco años me vine los tres meses del verano a estudiar con Ignacio.

Pero en un momento te viniste a vivir acá…

Fue en febrero de 2014 cuando comencé la academia. Tuve que renunciar a la Sinfónica en Santiago. Y me vine becado a la academia de la Orquesta Estatal de Berlín. Entonces fue despegarme directamente y  asumir que queda sólo en mi si me vuelvo a Chile o no. Depende de mí mismo y de mi convicción. Porque allá dejé un cargo que en realidad cualquier músico podría tomarlo y decir, bueno estoy tranquilo aquí, hago mi vida y mi familia. Yo pensé un poco más allá y dije, bueno me arriesgo, me voy a Alemania y empiezo a concursar hasta que no tenga la beca y vea lo que tengo que hacer. Hasta que se abrió esta posibilidad en Múnich.

¿Has enfrentado alguna barrera cultural desde que estás en Alemania?

Puedes llegar a un ensayo sin siquiera hablar una palabra del idioma y lo vas a poder hacer igual porque la música es un idioma universal.

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