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Payadores adaptan clásico de Shakespeare a décimas chilenas El nuevo texto “Sueño de una noche de verano” fue montado en el marco de Santiago a Mil

Payadores adaptan clásico de Shakespeare a décimas chilenas

Por una idea de los actores Héctor Noguera y Daniel Muñoz, la comedia shakespereana fue adaptada por los payadores Manuel Sánchez y Luis Villalobos, quienes no sólo escribieron un nuevo texto sino que fueron parte del montaje dirigido por Noguera que se presentó con gran éxito en la más reciente versión del Teatro a Mil.


Todo partió como una idea del actor Héctor Noguera en junio del año pasado. El  Premio Nacional de Artes de la Representación 2015 quería montar la clásica comedia Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, pero en una versión chilena.

Le comentó la idea a su colega y cuequero Daniel Muñoz, quien a su vez encomendó la idea de escribir el texto a los payadores y poetas Manuel Sánchez y Luis Villalobos. Fueron ellos quienes no solo hicieron una nueva obra en décimas –que acaba de ser publicada por Editorial Lom- sino que además participaron en el exitoso montaje que se realizó en la última versión del festival Santiago a Mil, y que será repuesto en mayo próximo en el Teatro de la UC, entre el 29 de abril y el 14 de mayo.

La versión original cuenta la historia de la boda de Teseo e Hipólita, donde se entremezclan dos parejas nobles, unos cómicos y un grupo de miembros del mundo de las hadas. En la nueva obra, Teseo es un patrón de fundo rodeado de un bodeguero, unos temporeros y otros personajes mágicos.

“Quién se lo iba a imaginar/después de las penas mías/que tan solo en cuatro días/más nos vamos a casar”, dice Teseo al inicio de la versión chilena. “Tenemos que celebrar/que por fin el sentimiento/terminará en juramento/frente de nuestro Señor/y lo que tengo en amor/se lo daré en casamiento”.

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Empresa inédita

Sánchez y Villalobos se conocían desde hace décadas, y alguna vez habían actuado en conjunto, pero confiesan que nunca habían participado en una empresa semejante.

El primero conocía algunas cosas de Shakespeare, como la traducción que había hecho Nicanor Parra de El rey Lear, pero no mucho más. Lo más cercano que había hecho Villalobos, por su parte, era una adaptación del dramaturgo chileno Antonio Acevedo Hernández, con el cuento El roto y el diablo, para una compañía de marionetas, a fines de los años 90.

“Nosotros empezamos a trabajar personaje a personaje, haciendo una adaptación directa, no una reinterpretación de la obra”, explica Sánchez. “Nos dividimos los personajes, uno se hizo cargo de unos, otro de otros. Nos juntábamos una vez por semana con Tito y con Daniel. Tito nos pidió darle énfasis a algunas cosas, como por ejemplo lo del mundo paralelo, que el humano está siempre desnudo ante ciertas situaciones que no puede manejar aunque cree que las maneja todas”.

“A la primera reunión yo llegué con varias décimas sobre la primera escena, el primer acto. Y ahí Manuel dijo que ya que yo estaba con esos personajes, él iba a tomar otros”, relata Villalobos. Villalobos se quedó con los “enamorados” y Sánchez con los “ mágicos y cómicos”. Así se fue dando”.

El emprendimiento literario fue un éxito. Y Noguera quedó tan feliz con el resultado que hizo dos cosas: primero, gestionó la publicación del texto con LOM, para que existiera la posibilidad de que otras compañías también monten la obra, y luego, quiso que los payadores participaran en la obra.

El director incluyó a Sánchez y Villalobos en el montaje como músicos y ellos incluso hicieron letras de canciones que luego musicalizaron. En la obra “no estamos disfrazados de poetas populares, somos poetas populares, cantamos cueca, tonada”, destaca Villalobos.

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Desafíos

Para Sánchez uno de los desafíos fue trabajar con una traducción definitiva, ya que hay varias versiones en español. “Lo de la traducción a la décima no fue algo complicado, porque tanto Guillermo como yo llevamos años en esto. La dificultad no era esa, sino poder encontrarle la onda a Shakespeare en el lenguaje popular chileno. A mí me ayudó mucho darme cuenta  que en el fondo Shakespeare también trabajaba con el lenguaje popular. Fue un artista popular y traductor de su época”.

“Fue muy importante la libertad que nos dio Tito Noguera de echarle para adelante”, continúa. “(Nos dijo), ‘ustedes tienen la historia, ya la conocen, la tienen en su cabeza, ahora dense chipe libre con esto’. Y así fue, no alejándonos mucho de la historia original. Contamos esa misma historia de otra manera y eso dio muy buenos resultados”.

“Para mí lo más importante es que nos queda la idea de que Shakespeare era un poeta popular”, opina Villalobos. “Hablaba desde lo popular, con un idioma bastante entendible para la gente de su época, supongo yo. Obviamente otras obras no tienen la comicidad de esta, así como en ‘Romeo y Julieta’ todo es dramatismo, pero creo que en esta obra escribió humorísticamente para la gente de su época, y nosotros, poetas populares chilenos, pudimos tomar esa idea y hacerla presente con el espíritu de hoy, en el lenguaje de hoy, que todos entendemos”.

Al final, todos quedaron felices con el resultado, tanto el texto como el montaje.

“Fue algo superlativo”, relata Sánchez. “Al público –un público transversal, de todas las edades- le encantó. Tuvimos catorce funciones llenas, con gente aplaudiendo de pie”.

“La obra, en la dirección de Héctor Noguera, quedó maravillosa, en la boca, la actitud y la actuación de los actores que asumieron cada uno de los papeles”, comenta Villalobos. “De hecho muchos actores la han visto y alguno ya dijo que tenía ganas de actuarla”.

“Alcanzó una estatura que ha hecho que la gente haya aplaudido la obra de pie, en todas partes. Eso nos da la pauta de que va a durar en el tiempo. Ojalá así sea”, concluye, destacando que la última obra conocida, con tanta notoriedad, en décimas fue “La Negra Ester”.

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