Publicidad
A pocos meses de cumplir 80 años, Patricio Manns reivindica atentado a Pinochet: «Lamento que no haya pagado por sus abyectos crímenes» Desde Concón, repasa la Nueva Canción Chilena, el exilio y su vida actual

A pocos meses de cumplir 80 años, Patricio Manns reivindica atentado a Pinochet: «Lamento que no haya pagado por sus abyectos crímenes»

Aunque el futuro político inmediato lo ve «bastante sombrío» («pero no solamente en Chile, basta ver lo que ha sucedido en Estados Unidos, en donde un personaje como Donald Trump gana las elecciones»), piensa que movilizando «a ese conglomerado que se niega a votar pueden cambiar las cosas».


Aunque en pocos meses Patricio Manns (Nacimiento, 1937) cumpla 80 años, destila vitalidad por todos los poros.

Con residencia en Concon junto a su mujer Alejandra Lastra, que lo acompaña desde 1979, ha tenido las siete vidas de un gato: fue clave en la Nueva Canción Chilena en los 60 y 70, sobrevivió el golpe de Estado en el exilio, que cobró la vida de amigos suyos como Víctor Jara, durante la dictadura ofició como vocero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, y luego aguantó la transición, a lo largo de la cual ha seguido escribiendo libros y canciones sin desanimarse.

No se cansa de ganar premios y reconocimientos: ha sido declarado ciudadano ilustre no sólo de su lugar de nacimiento y luego de residencia, sino que entre otros incluso hace un lustro se dio el lujo de ganar la competencia folclórica del festival de Viña del Mar en 2011 con una canción contra la contaminación provocada por la minera canadiense Barrick en la frontera entre la región de Atacama y la provincia argentina de San Juan. Nunca ha dejado de ser Manns.

Libros y música

Ahora, con su grupo, acaba de terminar una gira por Suecia, Bélgica y Francia, que duró tres semanas y es muy probable que viajen a Estados Unidos en junio, y a Cuba en cualquier momento.

«Hace casi un año saqué un disco con canciones inéditas, La emoción de vivir, y como suele suceder en Chile, no ha salido un solo comentario en la prensa. Creo que es un disco excelente y estoy muy orgulloso de haberlo hecho», dice a modo de reivindicación.

Ahí lo acompaña su banda “La Delirium Tremens Band”, y contó con la «amistosa complicidad» de Cristián Cuturrufo en la trompeta y de Horacio Salinas y José Seves, de Inti-Illimani Histórico.

A nivel literario, Manns no se queda atrás. Está escribiendo un libro a cuatro manos con Horacio Salinas por encargo de la Sociedad Chilena de Derechos de Autor (SCD), donde el Inti hace preguntas y él responde, que saldrá en 2017.

Para el próximo año también está previsto que Random House, a propósito del centenario de su nacimiento, publique su libro “Violeta Parra, la guitarra indócil”. También ha terminado un libro de poemas, «y lo estoy dejando enfriar un poco antes de proponerlo a mis editores».

Vida de leyenda

Manns es sin duda un pedazo viviente de la historia de Chile. Como capataz, minero y reportero conoció muy bien el norte y el sur del país. En 1965 fundó en Santiago junto con el trovador Rolando Alarcón y los hermanos Parra la Peña de Carmen 340 ―conocida como la Peña de los Parra―, a la que se unió meses más tarde Víctor Jara.

Sentaron así las bases de la Nueva Canción Chilena, en una casona que de manera insólita fue demolida en 2009 y donde hoy funciona una sede de la Universidad Católica Silva Henríquez.

«Teníamos una sociedad tipo cooperativa de la que éramos dueños en partes iguales al menos cinco de los músicos», recuerda. «(Eran) los hermanos Parra, Rolando Alarcón, Víctor Jara que se incorporó un año después de su fundación, y yo mismo desde su inauguración. Violeta vivía en París y cuando regresó Chile toda la historia de la nueva música eran ya hechos consumados».

Manns la recuerda como una época de grandes creaciones musicales en «donde cada uno de nosotros daba lo mejor de si mismo. Por mi parte, al muy poco tiempo escribí y grabé mi primer LP, ‘Arriba en la cordillera’, que tiene todas las características para ser el primer álbum de la Nueva Canción». Tenía 29 años.

El cantautor también participaba en las jornadas artísticas Chile, Ríe y Canta que se realizaban por todo el país, organizadas por el folclorista René Largo Farías, asesinado en extrañas circunstancias en La Florida en 1992. De esta época inicial es también su obra El sueño americano (1966), una de las primeras cantatas en América Latina, y que cuenta episodios de la historia continental.

Exilio y dictadura

Seguidor de la Unidad Popular, primero, y luego del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, tuvo que exiliarse en Cuba en 1973. ¿Qué queda hoy, en su opinión, de ambas entidades, cuarenta años después?

«La Unidad Popular era un conglomerado de partidos políticos, la mayoría de los cuales siguen vigentes y forman parte de la Nueva Mayoría. Eso no quiere decir que no hayan cambiado su ideario. Del MIR tengo entendido de que queda poco y muy fraccionado. Yo dejé ese partido un tiempo después de la muerte de Miguel Henríquez y me reincorporé al Partido Comunista a finales de 1979 o principios de 1980. Lo hice luego de un discurso de Luis Corvalán en Estocolmo, en el cual reivindicaba cualquier forma de lucha contra la dictadura, lo cual era mi credo».

Ese credo significaba específicamente apoyar la lucha armada. El Partido Comunista creó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), y Manns se convirtiría en uno de sus voceros. Hoy reivindica el papel de los frentistas, entre otros del atentado al dictador Augusto Pinochet en 1986.

«Reivindico el intento de tiranicidio del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, lo único que siento es que no logró ser exitoso y que Pinochet haya muerto tranquilamente en Chile, sin haber sido juzgado como merecía por sus abyectos crímenes», reflexiona a días del décimo aniversario de su fallecimiento, el sábado pasado.

Ante el panorama laboral actual de muchos frentistas, cuya labor nunca fue reconocida por los gobiernos democráticos, y muchos de los cuales han muerto en la miseria o desempeñando trabajos miserables, Manns recuerda que muchos de ellos «eran gente joven que vieron morir a sus padres torturados y asesinados por la dictadura. Gran parte de ellos tuvieron que abandonar sus estudios a causa de su militancia política o lo hicieron para sumarse a la resistencia».

«Diecisiete años después, y luego de dedicar gran parte de sus vidas a intentar terminar con la dictadura, se encontraron en 1990 con un Chile ‘en democracia’ en donde no había lugar para ellos. Se les segregaba como parias o vulgares delincuentes o casi. No hubo la menor voluntad de crear un plan de reinserción por parte de los gobiernos que sucedieron a la dictadura. Sé que se les han dado muy pocas oportunidades de progresar».

Su vida en Concon

Aunque Manns volvió varias veces a Chile con el retorno a la democracia a partir de 1990, sólo se instaló definitivamente en 2000, para asentarse en Concon, en la Región de Valparaíso. ¿Por qué decidió regresar?

«Volví porque creí que era necesaria mi presencia aquí», responde. «Estudié muchas cosas en el extranjero, que sólo pueden cobrar significación en Chile. Vine lleno de ideas culturales, que es mi campo de trabajo de toda la vida. Una parte de ellas ya está realizada y nos esforzamos con mis compañeros para proseguir este trabajo y desarrollarlo».

«He continuado escribiendo y publicando en Chile tanto novela, como poesía y ensayo. Y damos en promedio, dos conciertos semanales a lo largo y a lo ancho del país, sin excluir salidas al extranjero. También participamos activamente en las múltiples Ferias del Libro que se desarrollan en Chile y en el extranjero. Si bien es cierto que existe el desexilio, como decía Mario Benedetti, y la nostalgia existe, no me arrepiento de haber regresado».

Sin duda Concón es clave para que el retorno haya sido venturoso. «El mar estás a cincuenta pasos de mi puerta. La bahía de Concón es el patio de mi casa».

«Tratamos de hacer una vida cultural compartiendo con amigos libros, música y también asados. Nos gusta agarrar la vida a plenos dientes. Vivirla con alegría y a concho. Vivir este día como si fuera el último. Todo frente al mar de Chile, que tiene olor a mujer. Lo primero que vemos en la mañana es el macizo montañoso del Aconcagua, que luego desaparece con la neblina que acumula en sus faldeos el viento del oeste. Aquí no atracan barcos, porque no hay muelles. Es una pequeña ciudad marítima de balnearios y playas. Una ciudad apta para hacer la fiesta. Los argentinos que vienen por centenares de miles se quedan en Reñaca y solamente los muy exclusivos se aventuran por nuestras tierras, dando naturalmente en plena cabeza del clavo».

A Manns le gusta Chile y cree que cada día va mejorando en muchos aspectos.

«Me siento optimista. El futuro sigue siendo nuestro. Hay una juventud inquieta que quiere hacer cosas, dejar su traza. La vida cultural se renueva y ensancha. Nuestro cine ha adquirido una categoría internacional. No son pocos los novelistas que publican en el extranjero. Nuestros músicos viajan al exterior y son reconocidos. Nuestro fútbol tiene estatura mundial. El país es respetado, y a veces admirado».

Y aunque el futuro político inmediato «se ve bastante sombrío» («pero no solamente en Chile, basta ver lo que ha sucedido en Estados Unidos, en donde un personaje como Donald Trump gana las elecciones»), «pienso que movilizando a ese conglomerado que se niega a votar pueden cambiar las cosas. De no ser así nos espera un sombrío destino».

 

 

Publicidad

Tendencias