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«El Amanecer», el dolor y la rabia por la «Matanza de Pampa Irigoin» en Puerto Montt en versión cortometraje

El corto fue casi todo grabado en Ancud, en Chiloé y cuenta con participación de personas que fueron parte de la toma en 1969. «El Amanecer» ya ha sido seleccionado oficialmente en 4 festivales nacionales, entre ellos el Festival Nacional Cortos y el Festival Internacional BioBio Cine. En el aniversario de 48 años de la matanza de Pampa Irigoin ha sido exhibido en la población Manuel Rodriguez de Puerto Montt.


La historia de “El Amanecer” se centra en la vida de un grupo de pobladores durante la toma de un terreno en el sur de Chile donde mantienen la esperanza de que las tierras que han elegido para levantar sus viviendas no sean desalojadas por el gobierno. A pesar de ser una historia de ficción, está basada en hechos reales acontecidos en Puerto Montt en el año 1969 que se quedaron conocidos como la “Matanza de Pampa Irigoin” durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva.

El filme se pasa en dos momentos uno en 1971 y otro en 1969 donde muestra el drama del grupo de pobladores que han tomado tierras desocupadas para ser habitado por familias sin vivienda. Entre ellos se encuentran Laura, Mario y Raúl, quienes una tarde construyen un improvisado sistema de seguridad con alambres, latas y piedras para alertar la llegada de la policía y poder resistir el inminente desalojo.

La idea de la trama central ya era algo que el director de la obra, Aukaleb Ankaro tenía en mente hace mucho tiempo. Como mucho otros, creció enterado acerca de la historia de la masacre, que desde siempre le ha intrigado y chocado mucho. Llevar el tema a las pantallas fue un acto que consideró necesario para documentar el episodio y despertar conciencia y reflexión acerca de lo que pasó.

«Desde chico siempre escuché la canción Puerto Montt de Víctor Jara y esa historia en particular siempre me pareció terrible y necesaria de rescatar para la memoria histórica de las nuevas generaciones, para que no se olvide lo que ocurrió y no nos olvidemos quienes fueron los responsables», señala.

La desconfianza de los pobladores frente a las negociaciones que se mantienen con el gobierno se contrapone a la esperanza a que los representantes del poder político comprenderán la crítica situación de las 90 familias en la lucha por un lugar digno donde vivir. Antes del amanecer, mientras todos dormían, el rudimentario sistema de vigilancia da su aviso de alerta. Cerca de 400 personas esa noche fueron testigos de uno de los episodios más oscuros y sangrientos de la reciente historia de Chile.

El guión es construido en torno de dos «amaneceres». El primer es del ex ministro de Interior Edmundo Perez Zujovic -quien encabezaba el cargo cuando tuvo lugar el masacre- y el segundo se trata del amanecer de los pobladores. Como un «flashback» de acontecimientos hasta el desenlace trágico para ambos los lados, donde murieron diez pobladores de una toma a manos de efectivos de Carabineros, lo que llevó posteriormente al asesinato del ex titular de Interior.

El director apunta también que podría haber hecho un corto retratando solamente la lucha de los pobladores, pero era importante hacer este círculo con respecto a las muertes que ocurrieron en el sur y la del ministro.

«Me interesa bastante la historia de la VOP (Vanguardia Organizadas del Pueblo), organización subversiva que actuó en Chile entre 1967 y 1971, quienes ajusticiaron al ministro de ese entonces, Edmundo Perez Zujovic, por ser quien dio la orden para que las fuerzas represivas del estado desalojaran y dispararan contra los pobladores que mantenían las tomas de tierras en Pampa Irigoin. Este es un antecedente histórico que más adelante será fundamental para el desarrollo del Golpe de Estado liderado por Pinochet y la CIA y el apoyo de la Democracia Cristiana entregado a los golpistas. Es esta la razón del porqué la película está construida de esa manera», explica.

Ankaro espera que el corto sirva para generar un impacto más grande con imágenes que conmocionan y bien retratan el dolor de gente que tenía esperanza en resolver la situación en un diálogo o de manera pacífica.

«La imagen es también un lenguaje más universal y apela a lo sensitivo todo el rato. Deseo con el corto hacer sentir la rabia y la frustración de estos pobladores, pero también su esperanza por cambiar sus condiciones materiales de sus vidas. El audiovisual es un portavoz de hechos ocurridos en el pasado para volcarlos al presente y resignificarlos, por ejemplo, mediante el tratamiento de las imágenes, los diálogos, el guión, y así generar un relato histórico que se toque con la realidad actual, en donde el problema habitacional, sigue siendo una demanda muy sentida dentro de las capas populares».

Una de las principales críticas del corto está también en hablar acerca del hacinamiento y del problema histórico de viviendas que todavía persiste en el país y que muchas veces, la solución ha sido la menos democrática posible.

«Es algo que sigue ocurriendo, es cosa de ver los desalojos constantes a tomas de terreno en distintas ciudades de Chile, porque el tema de la vivienda propia, el hacinamiento, los familiares que viven de allegados, en una situación que sigue tan vigente como lo fue en décadas pasadas. El problema de siempre es creer en que el Estado tiene que solucionar nuestros problemas, cuando siempre hemos sido traicionados. También hay una experiencia mía como director de haber vivido cuando chico como allegado. Son cosas que siguen pasando, como la marginación de los pobres en todo sentido, de no tener un espacio donde amar a los otros y a sí mismo», concluye.

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