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Estrella de la fotografía mundial enseñó fotografía a niños de poblaciones en Latinoamérica Reza Deghati es iraní y por su interés en causas sociales fue reconocido como explorador de National Geographic

Estrella de la fotografía mundial enseñó fotografía a niños de poblaciones en Latinoamérica

«He pasado dos de estos últimos 40 años entrenando a niños en muchos y diferentes países en situaciones difíciles o en campamentos de refugiados. Gracias a la fotografía, ellos pueden realmente expresarse e imaginar un mundo mejor», dice en esta entrevista.


Ha estado en la boca del lobo. El fotógrafo Reza Deghati (Irán, 1952) conoce de primera mano el sufrimiento humano: él mismo, como estudiante de arquitectura, fue detenido y torturado por tres años en una prisión de su país por su trabajo en los años 70.

Luego se fue al exilio a Francia, y como fotógrafo, recorrió cientos de países y fue testigo de conflictos bélicos y catástrofes. Sus trabajos incluyen publicaciones en la revista Time, Newsweek, El País, así como una serie de libros, exhibiciones y documentales.

Galardonado con el Premio Príncipe de Asturias (2006) y el World Press Photo (1983), es un reconocido corresponsal de guerra que durante las últimas tres décadas, ha trabajado alrededor del mundo registrando imágenes, especialmente para National Geographic.

Actualmente Reza se encuentra en Buenos Aires como parte del “Proyecto Imágenes de mi mundo”. Para ello se internó en Fuerte Apache, un barrio bravo conocido por ser la cuna de Carlos Tevez, uno de los máximos astros del fútbol trasandino, y la Villa 21, para trabajar con los niños entre 13 y 20 años del lugar.

El trabajo será expuesto en la primera Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (BIENALSUR), entre otros en Chile, específicamente el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santiago y su símil de Valdivia, como parte de una muestra en todo Latinoamérica.

Reza en Buenos Aires.

Con los ojos de los niños

Reza ha estado comprometido desde 1983 con el trabajo humanitario a través del entrenamiento de jóvenes para que puedan expresarse a través de las imágenes y encontrar su voz. En 2011 fundó AINA («espejo» en persa), una ONG para impulsar el desarrollo de la sociedad a través de la educación y la comunicación.

Para el proyecto de Buenos Aires, los jóvenes recibieron cámaras de fotografía profesionales y participan de talleres semanales guiados por talleristas y coordinadores de sus comunidades, a los que Reza se unió en cada visita que realizó a la Argentina este año.

El leitmotiv es que los chicos hagan un registro de sus barrios y lo muestren mirado por sus propios ojos. Además de las clases y talleres brindados, Reza realizará la selección final de lo que será una verdadera muestra colectiva con los jóvenes que se inaugurará el próximo 17 de septiembre de 2017 en Buenos Aires.

Reza en Buenos Aires.

Exilio en París

– ¿Cambió tu opinión sobre el fotoperiodismo o la forma en la que hacías tu trabajo durante los primeros años de exilio en París?

– Sí, lo hizo. Desde el punto en que estar fuera de mi propio país y vivir en exilio, me dio la capacidad y la posibilidad de entender que casi todas las fronteras, los nombres de países y todo lo demás, es innecesario. Todos y cada uno de nosotros pertenecemos a una sola tierra. El mundo es nuestro país y el país de todos. Esta es la fuerza que tras el exilio me permite entenderlo.

– Luego de todo el tiempo que has trabajado en zonas de conflicto, ¿cómo podrías definir qué es la guerra para ti?, ¿cuál es el conflicto?

– Lo que entiendo es que, ahora, todas las guerras y conflictos que he cubierto, presenciado o seguido desde lejos, todos ellos tienen razones económicas e ideológicas. Entones, esto está organizado por razones económicas e ideológicas y las principales víctimas, además, son niños y mujeres, las principales víctimas de todas las guerras. Esto es lo que pude encontrar sobre esto, sobre estas guerras, observando los últimos 14 años.

De la serie sobre Kurdistan.

Fotografía por un mundo mejor

– Después de todos estos años y trabajos que has hecho, ¿qué continúa inspirándote para seguir haciendo fotoperiodismo?

– La razón es que creo que la fotografía y el arte son los dos elementos principales que podrían ser el cambio en el futuro de la humanidad y hacer su vida mejor. Entonces, ese es el motivo, incluso si es muy difícil o peligroso. No sólo continuaré haciendo mi trabajo fotográfico, tal como en los últimos tres años que he estado más tiempo en Kurdistán Iraquí. También aquí, por ejemplo, en Buenos Aires junto al señor Jozami, quien es el presidente del MUNTREF y fundador de la Bienalsur, estoy trabajando para entrenar a 50 jóvenes en un área realmente pobre, como lo son las favelas, para que ellos puedan ser actores de sus propias vidas y traer esta fotografía, sus vidas, hacia la atención del mundo. Por estoy aquí en Buenos Aires en la Bienalsur.

– En tu opinión, ¿la fotografía ayuda a los niños a imaginar?

– Sí, porque soy uno de esos niños que la fotografía ayudó a imaginar. Empecé cuando tenía 13 años e imaginé muchas cosas para poder expresarme y creo que la fotografía fue la mejor forma y fue así cómo inicié después de los 13 años y he pasado dos de estos últimos 40 años entrenando a niños en muchos y diferentes países en situaciones difíciles o en campamentos de refugiados. Gracias a la fotografía, ellos pueden realmente expresarse e imaginar un mundo mejor.

– Dijiste que este profundo compromiso con la paz tiene origen en el tiempo que pasaste en la cárcel en Irán. ¿Podrías contarnos más sobre ese momento?

– Como dije, empecé a la edad de 13 años a usar la fotografía, principalmente, porque quería mostrar la injusticia social del mundo a las personas que me rodeaban. No tenía idea del periodismo u otra cosa, sólo quería mostrar lo que ocurría a la gente que me rodeaba. Inmediatamente vi el poder de esto, entonces continué haciéndolo y finalmente en el régimen de Shah en Irán, cuando era un estudiante de arquitectura, fui arrestado, como tú mencionaste, por tres años y torturado por mi fotografía. Pero esto me mostró lo importante que es el poder de la imagen en la fotografía, también me mostró cómo puedes tener conexiones con gente. Gracias a la fotografía, que es casi el arte más democrático e instantáneo.

Creo que la discusión que tuve recientemente con Aníbal Jozami sobre el arte, la fotografía y el trabajo que está haciendo en el arte es el mismo sentimiento sobre lo importante que es la imagen y el arte que podría reunir a las comunidades y a la gente.

De la serie sobre Afganistan.

Niños con ganas de comunicar

– ¿Qué consejo podrías darle a un joven fotógrafo que quiera seguir esta carrera?

– Lo primero es que, usualmente los niños estoy entrenando para la fotografía son principalmente refugiados, viven en Europa o en otros lugares desfavorecidos, pobres o en favelas. Así que, lo que les explico a ellos es que no les enseñaré fotografía, sino que les daré una herramienta que les permitirá decirle al mundo sus sentimientos, mostrarle al mundo su modo de vivir y sus sueños.

Yo no les hablo sobre convertirse en un fotógrafo profesional o un periodista fotográfico y esto tiene un mayor impacto en ellos y les ayuda aún más en el desarrollo de esta herramienta. Porque a esta edad, ellos no están buscando un trabajo, están buscando principalmente comunicar. Pero para el fotógrafo joven que a veces enseño en universidades o en un taller, les diría que recuerden que lo esencial es invisible a los ojos y esta es una de las frases de uno de mis escritores favoritos Antoine de Saint-Exupéry quien escribió «El Principito».

Siempre les digo que lo esencial es invisible a los ojos, primero debes mirar con tu corazón. Cuando algo toca tu corazón, puedes llevarlo a través de tu arte a la gente. Puedes tomar otras fotos o puedes pintarlas. Si eres músico, lo pondrás en la música. Pero debes tratar de obtener lo que es esencial y no lo que ves en la superficie. Este es mi principal método para los más jóvenes.

Reza en Buenos Aires.

– ¿Qué hay sobre las emociones en los fotógrafos?, ¿crees que tus fotografías captan todas las emociones de los niños refugiados, hombres y mujeres que viven la guerra?

– La emoción es una de partes más importantes en mi fotografía o en la fotografía en general, en la forma que la utilizamos en el fotoperiodismo. Sin emoción, la gente no se vería realmente conmovida. Pero para conseguir esta emoción, lo principal es que el mismo fotógrafo debe conmoverse con lo que ve, para que él o ella pueda expresar esta emoción a través de su arte. Lo que descubrí es que con los niños refugiados, es que su trabajo tiene mucha más emoción que mi trabajo en el mismo campamento.

Estuve trabajando en un campamento, enseñando fotografía a 20 niños en el mismo campamento. Al final, pude ver que sus fotografías representaban de mejor forma las vidas en el campamento que el mío como fotógrafo profesional. Sus fotografías tienen más emoción que las mías, por eso insisto en el concepto de reunir a niños de diferentes lugares para que se transformen en narradores de sus historias.

Trabajo como corresponsal de guerra

– Realizas muchos retratos. ¿Has tenido la oportunidad de ver a la gente después de tomar su fotografía o saber cómo continuaron sus vidas a través del tiempo?

– La verdad es que incluso con todas las oportunidades y mi voluntad de re contactar con estas personas, pero desafortunadamente, muchos de estos retratos fueron tomados en zonas de conflicto y en situaciones en las que la gente no tenía estabilidad en un solo lugar. Así que, con muchos de ellos no tuve la oportunidad o la posibilidad de reunirmos o verlos nuevamente. Pero, el hecho de que su retrato ha jugado un importante rol en contar sus historias o las de su propia comunidad, creo que eso es lo más importante para mí.

Lo que pasó con ellos después, personalmente, me gustaría saber qué pasó pero en algunas ocasiones es imposible rastrear campos de refugiados, zonas de guerra o trincheras.

– En 30 años, ¿cuál fue el peor escenario que viviste?

Tengo la habilidad de recordar sólo las cosas buenas y olvidar las malas que me han pasado o tenido que enfrentar. Porque si tuviera que recordar todos esos terribles y tristes momentos que he pasado, toda mi vida y todo mi corazón estaría totalmente consumido por esto. Y la verdad es que he hecho mucho trabajo de meditación, el que estoy haciendo ahora para nutrir mi alma con poesía, con meditación para que esas dificultades no me dañen.

– ¿Cuál fue la confrontación que más te influenció en tu vida profesional?

– El conflicto que cubrí más y que estuve presente en más ocasiones, que también es casi el más extenso, es el conflicto en Afganistán, el que cubrí como conflicto pero que en el que al mismo tiempo participé en la creación de un centro de entrenamiento, ayudando a la prensa allí a empezar otra vez después de gobierno talibán, entrenando a más de mil mujeres en el área del periodismo y el arte. Este es el que me ha quitado más tiempo y energía, Afganistán.

– Quisiera saber si es que tienes una foto o proyecto favorito, y si lo tienes, ¿cuál es y por qué?

– Mi fotografía favorita es la próxima fotografía que estoy buscando. Porque el arte es una búsqueda constante, interna y externamente. Tú estás constantemente tratando de hacer tus trabajos mejor. Así que, incluso si mis fotografías pasadas, algunas son muy buenas o famosas o lograron una gran atención, para un artista, ya no están. Siempre estamos buscando ser mejor y que el siguiente proyecto también lo sea. Así es como la pasión y el entusiasmo continúa.

Me gustaría agregar que estos 50 jóvenes que estoy entrenando con la Universidad MUNTREF, con la ayuda de un convenio, esos 50 niños que están viviendo en un lugar realmente desfavorecido en Buenos Aires, serán los artistas más jóvenes en exhibir en una bienal porque sus trabajos serán expuestos en Buenos Aires en la parte más importante la ciudad, llamada Plaza San Martín y serán los trabajos de esos 50 niños.

También me gustaría atraer la atención a esto, que es lo que estoy esperando, traer maravillosas fotografías a la vida de gente que no tiene una voz. Para los niños, esa será su voz.

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