Publicidad
Deutsche Welle
CSI del Mar: los científicos forenses marinos de Gran Bretaña CULTURA

CSI del Mar: los científicos forenses marinos de Gran Bretaña

El examen de ballenas, delfines y marsopas varados en la playa puede proporcionar información sobre lo que podría estar ocurriendo en los océanos del mundo.


El difunto tiene entre uno y cuatro años de edad. Está tumbado sobre una mesa metálica en un pequeño laboratorio polivalente de azulejos blancos en el zoológico de Londres. No muestra signos de daño o trauma físico en el exterior, lo que sugiere que la muerte no fue causada por la fuerza. Una primera autopsia indica que estaba desnutrido, pero que había ingerido alimentos recientemente.

Este no es el comienzo de una historia de crimen nórdico surrealista, sino los apuntes relacionados con una marsopa común, el cetáceo más frecuente del Reino Unido, encontrada sin vida en una playa de la costa de Gales.

El mamífero marino muerto está siendo investigado actualmente como parte del Programa de Investigación de Cetáceos Encallados (CSIP, por sus siglas en inglés). El programa, financiado por el Gobierno del Reino Unido, se estableció en 1990 con sede en la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, por sus siglas en inglés).

Con la ayuda de una red de organizaciones asociadas y de voluntarios, se registran los encallamientos de mamíferos marinos, tortugas y tiburones peregrino a lo largo de los miles de kilómetros de costa del país.

A través de las necropsias, los investigadores, en este caso los biólogos Rob Deaville y Matt Perkins, esperan obtener información a largo plazo sobre el número y la distribución de los mamíferos marinos, así como sobre los contaminantes u otros factores que están afectando a la salud de los animales.

«No se aprende mucho de un encallamiento al año. Pero con 15.000 varamientos y 4.000 autopsias, se crea todo un archivo de información que también es de importancia internacional”, explica Deaville sobre el número aproximado de investigaciones realizadas desde que se fundó el CSIP. «Un solo animal nos ofrece información sobre un contexto más amplio”, afirma.

Las autopsias de animales marinos más grandes se realizan sobre el terreno.

Negocio principal

Con la abreviatura CSIP y el exhaustivo trabajo científico que realiza el grupo, el hashtag “CSI del Mar” (“CSIoftheSea”) es casi una elección obvia. Pero las herramientas que utilizan son menos sofisticadas que las que se ven en la popular serie policíaca estadounidense.

«Puedes conseguir unas más caras», dice Deaville empuñando un par de tijeras de jardinería sobre la marsopa sin vida. «Pero éstas son más que suficientes para realizar el trabajo”, aclara.

La marsopa ha sido recientemente recuperada del congelador y su hedor inunda la pequeña estancia donde un bisturí, una sierra y un amenazante «Brain Bucket” («cubo de cerebro”) están esperando a ser usados.

Para Deaville y Perkins, es un día más. Juntos trabajan en la ZSL desde hace más de 25 años y han realizado más de 1.000 autopsias en el laboratorio o, en el caso de grandes mamíferos marinos, in situ.

Sin embargo, las marsopas representan casi la mitad del promedio de 600 a 700 encallamientos registrados anualmente en el Reino Unido. Es por eso que Deaville llama a las marsopas comunes el «negocio principal” del CSIP.

«Nos dicen lo que pasa en el agua, en muchos sentidos”, explica. Los animales son, por lo tanto, una especie de sistema de alerta temprana.

Según Nicola Hodgins, directora científica de la ONG Whale and Dolphin Conservation (WDC) (del inglés, Conservación de Ballenas y Delfines), el CSIP ofrece «una de las pocas maneras” de obtener una visión real de las ballenas, los delfines y las marsopas.

«Se puede adquirir una idea, posiblemente reconstruir la historia de la vida. Se puede determinar la edad, si los animales fueron capaces de reproducirse y cuántos contaminantes absorbieron. Aprendemos mucho de este programa”, subraya.

Por qué y quién

Sin embargo, no siempre es posible determinar las razones de los varamientos. El fenómeno en sí mismo ha existido desde tiempos inmemoriales.

«Cuando los animales quedan varados, la gente siempre quiere saber por qué y quién tiene la culpa, pero no siempre hay alguien a quien culpar”, aclara Deaville.

«Sería bueno poder decir: esta marsopa murió porque fue embestida por un barco, y esta murió de vieja”, dice Hodgins. Pero «a veces simplemente no se puede decir. El animal puede parecer perfectamente sano. Por lo tanto, sólo con el tiempo podemos adquirir una imagen de lo ocurrido”, explica.

A principios de 2016, algunas franjas costeras de Inglaterra, Holanda y Alemania se convirtieron en cementerio de cetáceos cuando 30 enormes cachalotes jóvenes encallaron allí.

Un número tan grande de animales de una especie, que en realidad no es común en el Mar del Norte, era muy inusual. Se realizaron investigaciones y autopsias y se encontraron grandes cantidades de plástico y basura en los estómagos de las ballenas.

«Nos sorprendió mucho la contaminación de los animales con plásticos, desechos marinos o contaminantes”, dice Ursula Siebert, directora del Instituto de Investigación de Vida Silvestre Terrestre y Acuática (ITAW, por sus siglas en alemán) de la Universidad de Hannover, cuyo equipo examinó a los cachalotes en Alemania.

«No pudimos asociar ninguna lesión fatal con esos hallazgos, pero nos da una idea de la gran cantidad de basura marina que ingieren esos animales mientras buscan alimento o simplemente nadan alrededor. Los ministros de Alemania lo tomaron como una advertencia”, explica.

Un caso más reciente y desconcertante ha sido el descubrimiento de 58 ballenas muertas, principalmente ballenas picudas de Cuvier, en la costa oeste de Escocia e Irlanda.

Según las cifras del Esquema Escocés de Varamiento de Animales Marinos (SMASS, por sus siglas en inglés), en las últimas cuatro semanas han encallado más ejemplares de esta especie esquiva de ballena, que bucea en las profundidades marinas, que en toda la última década.

«Asistimos a unas seis o siete de las ballenas varadas», dice Hodgins, añadiendo que la mayoría de ellas parecían una gran mancha de grasa y que apenas eran reconocibles como ballenas si no fuera por el olor.

«Es extremadamente inusual que haya tantos animales varados, no es normal. Algo ha pasado en algún lugar del océano. Solo tenemos que averiguar qué”, dice.

No hay un veredicto claro

Estamos de vuelta en el laboratorio con la joven marsopa, que ya ha sido aserrada en varias piezas sangrientas. Puede que sea un espectáculo espantoso, pero poco a poco surgen pistas a partir de sus tres estómagos y sus pulmones.

Deaville los levanta y muestra cómo el pulmón izquierdo es de color rosado mientras que el derecho es mucho más oscuro, similar al color de un hígado humano. Éste es un signo de hipóstasis, en el cual la sangre se ha filtrado hacia abajo en el pulmón mientras la marsopa varada moría acostada en tierra sobre su lado derecho.

Otras pruebas indican la presencia de un hongo en el pulmón, lo que significa que el joven macho podría haber muerto simplemente de una infección. Pero aunque no se pueda aclarar completamente de qué murió, su informe contribuirá a la gran historia de los mares.

Publicidad

Tendencias