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Fotógrafo chileno que ganó el Pulitzer: «Espero que la migración en Chile nos ayude a concebir la diversidad» CULTURA

Fotógrafo chileno que ganó el Pulitzer: «Espero que la migración en Chile nos ayude a concebir la diversidad»

Se crió en el sur de nuestro país y estudió periodismo en la Universidad de La Frontera, donde una exposición sobre infiltrados de la policía lo puso en la mira de Carabineros. Después de trabajar algunos años en la prensa local, se fue a Centroamérica y México. Allí cubrió la violencia urbana y el drama de la migración como miembro de la agencia Reuters. Se ha acostumbrado a vivir en peligro: «Sucede en nuestro trabajo en muchas ocasiones y, en lo personal, sobre todo durante mis años viviendo en Honduras», relató.


Se crió en el sur de Chile y estudió periodismo en la Universidad de La Frontera. Después de trabajar como fotógrafo algunos años en la prensa local, se fue a Centroamérica y México. Allí cubrió la violencia urbana y el drama de la migración como miembro de la agencia Reuters y parte de un equipo que obtuvo un Pulitzer en abril. El prestigioso galardón fue por su cobertura de la dura travesía que hicieron miles de centroamericanos, a través de México, para llegar a Estados Unidos.

Esa misión duró desde marzo a diciembre del 2018. «Estuve lejos de mi casa por casi cinco meses en distintos periodos», contó desde México el fotógrafo Edgard Garrido.

«Viajé por todo Honduras, recorrí Guatemala y México de sur a norte; viajé en los techos de un tren conocido como ‘La Bestia’ con los migrantes durante día y noche. Abordé el tema de las pandillas y la violencia en Centroamerica y jugué fútbol, mucho fútbol…», relató.

Durante septiembre viajó a Perpignan, Francia, para exponer individualmente una primera parte de este trabajo, invitado por uno de los principales festivales de fotoperiodismo que se realizan en el mundo. Después regresó y siguió con su cobertura de la caravana humana.

«Todo terminó con este reconocimiento para mí y este grupo de fotógrafos que trabajamos sobre esta historia de manera intensa y ardua», expresó.

Un niño migrante, como parte de una caravana de América Central que intenta llegar a EE.UU., llora debido al exceso de calor y humedad, durante una petición de asilo en un puesto fronterizo de Guatemala y México en Ciudad Hidalgo. 20 de octubre de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC1596B84650

El clima del sur de Chile obliga a pasar mucho tiempo en casa y ese fue un aliciente para desarrollar su pasión. «En el sur, cuando eres niño, muchas veces te aburres encerrado en casa por el clima, entonces para entretenerme yo inventaba mis propios periódicos. Recortaba las fotos y las pegaba en hojas o cuadernos, a eso agregaba un comentario de la fotografía y datos estadísticos, por ejemplo, en el caso de los deportes. Era un gran ejercicio de selección, edición, diagramación y redacción, es decir, lo mismo que hago ahora», recordó Garrido.

En su casa había una cámara Kodak, modelo Fiesta, y él era el encargado de tomar las fotos con ella en sus paseos de curso y encuentros familiares. «Aún conservo la cámara y algunos de mis periódicos de infancia», agregó.

Migrantes centroamericanos, en una caravana a través de México, comen cerca de las vías del tren, mientras intentan abordar un tren de carga en Irapuato, en el estado de Guanajuato, México. 16 de abril de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC15FD1B8560

Cuando terminó el colegio, Garrido se fue a la universidad. Estuvo allí entre los años 1994 y 1999. Estudió Historia y Geografía y, posteriormente, Periodismo en la Universidad de la Frontera en Temuco. Tiene recuerdos críticos de aquellos años, por cierto. «La democracia que esperábamos significó –entre otras falsas expectativas– un apagón cultural», sentenció.

«En ese periodo, muchos miraban al cielo preguntándose: ¿y ahora qué expresamos?, ¿a qué le cantamos?, ¿qué escribimos?, ¿qué pintamos? El modelo económico se hizo presente en temas como la educación y provocó efectos sobre los créditos universitarios y otras necesidades de los estudiantes. Ahí comencé a salir a la calle para fotografiar protestas y diría que me inicie en el fotoperiodismo», detalló.

Ni siquiera tenía cámara, tuvo que pedir una prestada. «Carabineros me siguió hasta la puerta de mi casa después de montar una exposición donde mostraba infiltrados. Esa época me aportó carácter y, por supuesto, la introducción a las conocimientos técnicos necesarios en este camino».

Migrantes centroamericanos, en una caravana a través de México, en un vagón de carga abierto de un tren tras detenerlo en las vías en el estado de Hidalgo, México. 14 de abril de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC166789BFD0

Vida laboral y salida de Chile

Allí, en la universidad, Garrido tuvo su primer trabajo remunerado como fotoperiodista. Junto al profesor Rody Oñate y otros compañeros, iniciaron un periódico que se llamaba Vertientes.

Luego trabajó algunos años en el diario La Tercera. «En ese momento tuve una oferta de trabajo con Associated Press (AP) para irme a Centroamérica. ‘Todas las micros me servían’ en ese momento y me ofrecieron una directo a Tegucigalpa. Me fui de Chile motivado por encontrar lo que he logrado, que no era el mal concebido éxito», recordó.

«Salí de un Chile aislado, no por la geografía, sino por nuestras profundas y arraigadas deficiencias, las mismas que persisten», dijo. «En este sentido, espero que la migración que en Chile se vive nos ayude a concebir la diversidad y todo lo que es tan valioso y esta idea involucra. Es una oportunidad para progresar como seres humanos y hay buenos espejos donde encontrar respuestas», recalcó.

Una migrante centroamericana, en una caravana a través de México, sostiene una maleta mientras cruza las vías para detener un tren de carga y subirse a él en Irapuato, estado de Guanajuato. 17 de abril de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC131DCB1F40

Con AP, Garrido trabajó un año y luego tuvo otra oferta mejor desde Reuters para continuar en esa región. Ya lleva doce años en esta agencia. «Mi experiencia afuera ha sido gratificante profesionalmente, pero sobre todo humanamente, que es lo que me interesa», explicó.

«Son historias diversas y ricas que he compartido con muchas personas en tantos sitios. He disfrutado con responsabilidad, para ilustrarme e intentar crecer, ampliar mi visión del mundo», agregó.

Garrido hoy está en México y afirmó que lo que le interesa es «prolongar la fortuna, esa suerte de no haberme estacionado para mirar mi propio ombligo y convencerme que es lo más importante y lindo que existe».

Migrantes centroamericanos, parte de una caravana que intenta llegar a Estados Unidos, cruzan el río Suchiate para evitar el puesto fronterizo en Ciudad Hidalgo, México. 20 de octubre de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC19687CB8F0

La violencia

México y Centroamérica han sido duros. La violencia de las pandillas, narcotraficantes y el propio Estado campea por doquier. Allí, a veces, la vida no vale. Una violencia que para Edgard Garrido «fue, es y será una condición intrínseca al ser humano».

«Tenemos no solo la responsabilidad profesional, en mi caso, sino además la obligación moral de enfrentar sus matices sobre el ejercicio de la reflexión y la búsqueda del razonamiento», manifestó.

«Violencia es más que el chorro de sangre sobre el pavimento después de una masacre, o una bala o bomba lacrimógena cuando te manifiestas. La violencia a la que hoy estamos sometidos es brutal, más aún cuando esta priva nuestras libertades: la de educarnos, la de nuestra tierra, la de amar la familia, tener comida y acceso a la cultura e información», sentenció.

Para el premiado fotógrafo, «el campo de la violencia es amplio. La moda es un ejercicio violento y perfectamente concebido que menciono solo por citar el ejemplo de una parte de esta violenta estructura».

Para Garrido, la violencia que hoy recae sobre quienes migran adquiere diferentes rostros durante el tránsito, pero en su esencia es la misma y se mantiene. «Poseer poder, bienes o riqueza genera en muchos seres humanos la motivación de alcanzar estos propósitos por la vía del camino corto: vendiendo drogas, asesinando por 100 dólares, robando al Estado. Algunos somos víctimas o cómplices de esa dinámica y migramos», afirmó.

«Por ejemplo, durante el tránsito de un migrante centroamericano la violencia continuará. Ahora eres mercancía directa de traficantes de personas, de la intolerancia, la ignorancia y qué decir si cumples el ‘sueno americano’, donde continuarás siendo víctima de la violencia –aunque tal vez aquí sin consciencia–, enfrentándote a la realidad o el imaginario que te hizo salir y que nunca fue, o enorgulleciéndote por el hecho de que tus hijos terminen enlistados en la US Army», puntualizó.

Migrantes centroamericanos, en una caravana a través de México, en un vagón de carga abierto de un tren tras detenerlo en las vías en el estado de Michoacán. 17 de abril de 2018. REUTERS/Edgard Garrido – RC1818F31AE0

Garrido ha estado, por cierto, en peligro durante su labor profesional. Pero ha aprendido a enfrentarlo. «Sucede en nuestro trabajo en muchas ocasiones y, en lo personal, sobre todo durante mis años viviendo en Honduras», relató.

«Tienes experiencias previas que te hacen enfrentar estas situaciones, simplemente, mejor o peor. El miedo debe estar presente para regular tu excesos de confianza y, una vez que todo ya es pasado, conviene trabajar sobre el estado emocional, poco o mucho, lo que sea. Yo lo hago a través de la música y el deporte», señaló.

A futuro, su proyecto más importante es seguir fortaleciendo lazos con su familia y un entorno que aporte. «En lo practico estaré cubriendo la Copa América de este año. Me interesa adentrarme en los temas referentes al cambio climático y la preservación de nuestro medio ambiente y viajaré a Chile en el marco de algunos compromisos a propósito del Pulitzer», contó.

Se trata, en resumen, de continuar disfrutando de manera responsable lo que hace y la vida.

Que así sea.

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