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Día Mundial de los Océanos: las deudas por saldar CULTURA|OPINIÓN

Día Mundial de los Océanos: las deudas por saldar

Chile se ha destacado por dar grandes pasos en la protección de nuestro mar, sin embargo, dichas acciones se han enfocado en las islas oceánicas mientras que la costa continental se encuentra amenazada desde distintos flancos. Grandes extensiones de bosques de algas se distribuyen a lo largo de nuestras costas, hoy en peligro producto de su extracción desmedida y que urge proteger, ya que son ecosistemas que aportan a la absorción de CO2, fundamentales para mitigar el cambio climático.


Cada 8 de junio se celebra mundialmente el día internacional de los océanos, conmemoración impulsada por Naciones Unidas con el fin de relevar su importancia para la vida en el planeta y la necesidad de cuidarlos. Este 2022 el tema central se ha enfocado en revitalizar los océanos a través de la acción colectiva, un mensaje desde el cual Oceana espera que el país profundice en aquellas deudas que aún mantiene en materia de conservación marina.

En su última cuenta pública, el presidente Gabriel Boric anunció que el país lideraría junto a Canadá una alianza para impulsar la protección de corredores marinos en el océano Pacífico, lo que se suma a la promulgación de la ley marco de cambio climático, a la ratificación del Acuerdo de Escazú, todas iniciativas de importancia y en donde los océanos juegan un papel fundamental.

Chile se ha destacado por dar grandes pasos en la protección de nuestro mar, sin embargo, dichas acciones se han enfocado en las islas oceánicas mientras que la costa continental se encuentra amenazada desde distintos flancos. Grandes extensiones de bosques de algas se distribuyen a lo largo de nuestras costas, hoy en peligro producto de su extracción desmedida y que urge proteger, ya que son ecosistemas que aportan a la absorción de CO2, fundamentales para mitigar el cambio climático.

Las zonas costeras del sur del país, por su parte, enfrentan la contaminación producida para la industria salmonera, dejando áreas sin oxígeno producto del exceso de nutrientes que se depositan en el fondo marino. A lo anterior se suma el alto uso de antibióticos y antiparasitarios y los impactos de los escapes de salmones, ambas materias reguladas en un proyecto de ley que debiese ser aprobado a la brevedad. Y en el norte, seguimos bajo la constante amenaza de industrias que pretenden instalarse en áreas prioritarias para la conservación como el Archipiélago Humboldt, cuyo ecosistema peligra por los proyectos portuarios Dominga y Cruz Grande.

Ubicado entre las regiones de Atacama y Coquimbo, el Archipiélago Humboldt es un conjunto de islas e islotes que dan vida a un hotspot de biodiversidad mundial, el cual permite la presencia del 80% de la población mundial del pingüino de Humboldt y es una zona de alimentación y tránsito para distintos tipos de ballenas. Acá se encuentra, además, la única colonia de delfín nariz de botella residente en Chile y es hábitat para especies en peligro como el chungungo y decenas de especies de aves y mamíferos marinos.

Pese al gran número de artículos científicos que dan cuenta de lo anterior, esta área aún no cuenta con la protección que merece, y por décadas ha estado amenazada por distintos proyectos industriales contaminantes. En 2010 fueron las termoeléctricas a carbón, que finalmente no vieron la luz, mientras que en los últimos años el peligro se encuentra en la posible concreción del proyecto minero portuario Dominga, de la empresa Andes Iron, y el puerto Cruz Grande de CAP.

Desde hace más de una década existe una propuesta para crear un área marina protegida birregional en el Archipiélago Humboldt, impulsada por sus comunidades locales y apoyada por la ciencia y organizaciones de la sociedad civil, pero hasta el día de hoy no ha sido posible concretarla. Considerando ello, y que apenas el 11% de las áreas marinas protegidas del país se encuentra en zonas costeras, avanzar en la conservación de este excepcional ecosistema marino y cerrar las puertas a la industrialización de esta zona debe ser el motor que nos empuje a actuar en coherencia con lo que nuestro planeta requiere con urgencia: conservación de los océanos a través de acciones colectivas, poniendo la preservación del Archipiélago Humboldt como el mejor ejemplo de ello.

De la correcta protección, una acción a la vez, dependerá seguir manteniendo nuestro océano como lo conocemos, fuente de oxígeno, proteínas y vida para la humanidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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