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Larry Brown: la fortaleza de los derrotados CULTURA|OPINIÓN

Larry Brown: la fortaleza de los derrotados

Sergio Sepúlveda A.
Por : Sergio Sepúlveda A. Sergio Sepúlveda A. Profesor Escritura Creativa PUCV. Escritor.
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El escritor estadounidense, rescatado por la editorial española Dirty Works, narra en “Trabajo Sucio”, las heridas físicas y emocionales que provoca la guerra en dos exsoldados que combatieron en Vietnam y que regresaron a casa vivos de milagro. Con coraje y dignidad, Brown narra no solo la bestialidad de la guerra, sino también los vestigios de calidez que sobreviven en los protagonistas.


Larry Brown (1951-2004), autor casi desconocido en nuestras tierras y rescatado por la editorial española Dirty Works, sigue la tradición de muchos escritores estadounidenses de clases bajas que retratan, de manera cruda y dura, la vida de un Estados Unidos repleto de pobreza, alcoholismo y desesperación.

“Trabajo sucio” (Dirty Works, 2015), por supuesto, camina en la misma senda. Publicada originalmente en 1989, narra la historia de dos sobrevivientes de la guerra de Vietnam que se encuentran en un hospital de veteranos luego de 22 años. Uno de ellos, Braiden, es negro y perdió los brazos y las piernas hace más de dos décadas. Está postrado y apenas puede moverse. Walter, por su lado, es blanco y puede caminar, pero tiene el rostro desfigurado y una placa de metal en el cerebro.

A lo largo de una jornada comienzan a beber cerveza y a fumar hierba como si el mundo fuera una trinchera a punto de estallar. Nace la charla. Comparten sus experiencias en la guerra como dos condenados que saben que sus vidas serán olvidadas. Conforme avanza la novela, somos testigos de los fantasmas, los miedos y las esperanzas que cada uno posee. Descubrimos, con asombro, que detrás de aquellos rostros duros e implacables, hay lugar para los sueños y los anhelos.

Adiós a las armas

La vida es variable cuando se habla de la guerra. El humano parece despojado al volumen de un insecto a punto de ser pisoteado. Esa pérdida de sentido se magnifica cuando se sobrevive y surge la pregunta ¿Para qué vivir después de la bestialidad? En ambos personajes subyace este cuestionamiento, pero también se advierte una luz de humanidad que entrega a la novela toda su profundidad y fuerza narrativa.

En tiempos inciertos de guerras crueles y violentas, Brown nos entrega, con crudeza y determinación, un libro antibélico sobre las clases bajas que fueron carne de cañón y tuvieron la mala suerte de sobrevivir.

“El mundo los rompe a todos y después muchos se vuelven fuertes en los lugares rotos. Pero aquellos a los que no rompe, los mata. Mata a los muy buenos y a los muy gentiles y a los muy valientes imparcialmente”, decía Hemingway con precisión. Leer a Larry Brown me recuerda esta frase, pero agregaría que todos los corazones rotos y derrotados, todas esas almas imperceptibles y dañadas, aún son capaces de guardar fortaleza, ternura y dignidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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