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Ante Católica, el Cacique no tuvo perdón de Dios Los dirigidos de Mario Salas vencieron de visita por 3-0

Ante Católica, el Cacique no tuvo perdón de Dios

El cuadro cruzado recuperó su opción al título tras ganar inobjetablemente en el Monumental y aprovechando la caída del líder Cobresal. Los dirigidos de Salas fueron tan superiores que de puro considerados no le propinaron al Cacique una derrota todavía más catastrófica y con baile incluido.


Universidad Católica recuperó su opción al título, zarandeando a Colo Colo durante 45 minutos de vértigo para después atesorar una ventaja amplia de tres goles, retrocediendo sus líneas y dejando en claro, una vez más, la absoluta mediocridad de un cuadro albo que, aparte de ser superado físicamente en todos los sectores de la cancha, ratificó su total carencia de recursos futbolísticos para llegar al menos a un descuento que hiciera menos bochornosa su cuarta caída consecutiva en el Monumental.

El cuadro cruzado concretó un 3-0 que le permite seguir peleando y dejó la impresión que de puro considerado no le propinó al Cacique una goleada histórica. A favor de la amplia ventaja obtenida en la primera etapa, sacó claramente el pie del acelerador, perdonándole a su adversario el baile a toda orquesta que se avizoraba, dada la inmensa diferencia de capacidad establecida en esa primera etapa que para Colo Colo significó una nueva pesadilla.

Muñoz a los 4 minutos, Ibáñez a los 23 y Pulgar a los 44, anotaron los goles que sólo hicieron justicia a un trámite arrollador del cuadro de Mario Salas.

Universidad Católica, como lo había hecho a mitad de semana el Independiente Santa Fe colombiano, por Copa Libertadores, salió a apretar arriba, imponiendo una marca y una dinámica frente a la cual Colo Colo se quedó sin respuesta. Superados sus jugadores en velocidad y en dinámica, evidenciaron una permeabilidad absoluta para poder tener la pelota aunque fuera por un rato.

Una y otra vez sus débiles balbuceos futbolísticos eran anulados por un equipo que salió decidido a “comerse vivo” al dueño de casa hasta el límite de no dejarlo pensar ni respirar.

En esas inolvidable primera etapa (para ambos protagonistas, aunque por distintas razones), Católica fue para Colo Colo una fuerza tan arrolladora como incontrarrestable. El cuadro cruzado llenaba la cancha con un despliegue físico notable frente a un cuadro albo noqueado de entrada y cuyas débiles convicciones futbolísticas se vinieron debajo de manera estrepitosa.

La famosa “posesión de pelota”, discurso favorito de Héctor Tapia, no aparecía por ninguna parte. Al revés: era el rival el que la tenía siempre, sólo que con una velocidad, claridad y profundidad que Colo Colo rara vez ha exhibido.

El sistema puede resultarle a los albos si abren la cuenta o si el rival juega a un ritmo tan lento como lo hacen sus propios jugadores, pero empieza a tambalear en cuanto el cuadro contrario, a favor de encontrar el gol, se repliega y achica espacios. No es casualidad: Colo Colo cayó de esa forma frente a Unión Calera, Cobresal y el Independiente colombiano. Frente a un rival que lo espera, al Cacique sólo le queda el toquecito insulso y lateral que, por cierto, no puede provocar daño.

Luego del inolvidable baile que se llevó en la primera etapa, Colo Colo no tuvo nada para superar el ordenado cerco defensivo que armó Universidad Católica en las cercanías de Constanzo. Una y otra vez, su lento y previsible juego, absolutamente carente de ideas, de rapidez y de talento, moría en tibios intentos que los defensores cruzados abortaban sin exigirse mayormente.

La inmensa superioridad de Universidad Católica no se vio disminuida ni siquiera luego que, a los 67 minutos, Roberto Gutiérrez cometiera la torpeza de propinarle un codazo a Flores tras un tiro libre a favor de su cuadro y obligara al pito Tobar a mostrarle la tarjeta roja.

La impotencia de Colo Colo fue tanta, que jamás se advirtió que jugó la última parte del encuentro en superioridad numérica.

Con ese panorama, el semestre parece haber terminado para Colo Colo. En el Clausura ya no tiene nada que hacer y lo más probable es que a mitad de semana el Atlético Mineiro lo saque de la Copa Libertadores. Sin fútbol, carece de un plantel que soslaye ausencias importantes, y físicamente es un desastre. Y si la regencia de Blanco y Negro no acomete una cirugía mayor pensando en lo que viene, lo más probable es que el Cacique, que celebra sus 90 años de la peor manera y siga sufriendo papelones.

La caída de dos bengalas al campo de juego, cuando se jugaba el minuto 63, refleja a las claras la molestia y frustración de una hinchada harta de un equipo avejentado que no da el ancho. Tobar, que reanudó prontamente el juego, debe haber provocado la desilusión del público, mayoritariamente albo, por supuesto, y a lo mejor incluso de los propios jugadores del Cacique.

Varios deben haber rogado por que el partido se diera por concluido en ese mismo minuto para que el bochorno terminara.

PORMENORES

Estadio: Monumental.

Público: 19.775.

Árbitro: Roberto Tobar, quien mostró tarjeta amarilla a Luis Pavez, Flores y Fierro (CC), y a Constanzo y Magnasco (UC). A los 67´, expulsó a Gutiérrez (UC).

COLO COLO: Garcés; Fierro, Vilches, Barroso, L. Pavez; Baeza (80´, Riveros), E. Pavez, Figueroa (46´, Rodríguez); Flores, Paredes, Delgado (32´, Carvallo).

U. CATOLICA: Constanzo; Magnasco, Biskupovic, Ibáñez, Cordero; Costa, Pulgar; Ríos (83´ P. Alvarez), Rojas (70´ Ramos), Muñoz (60´ González); Gutiérrez.

Goles: 4´, Muñoz, 23´, Ibáñez, 44´, Pulgar.

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