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Oposición agotada: “Dejemos todo para después de vacaciones” Opinión

Oposición agotada: “Dejemos todo para después de vacaciones”

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Mientras la oposición hace uso de un merecido descanso por más de un mes, veremos si el testimonio del ex general Victtoriano y otros ex oficiales y sargentos –estratégicamente filtrados con la finalidad de mostrar la versión de Carabineros luego de haber sido tratados muy duramente por la opinión pública– confirman o desmienten las dos versiones que están aquí en juego: la que señala que el ministro recibió por teléfono, a pocas horas del asesinato, la información de que no había existido enfrentamiento y que Catrillanca y su acompañante no estaban armados; o la del informe entregado el 15 de noviembre a las 08:00 horas al ministro, en que Carabineros ahora afirmaba lo contrario. Porque sí hay un hecho claro: nadie podría creer que un Vicepresidente en ejercicio no puede chequear y contrachequear la comunicación que recibió con supuestas interferencias. Esto es lo de fondo, porque podría incluso implicar consecuencias políticas y judiciales insospechadas.


No hay caso. La oposición no logra reaccionar con nada. Ni siquiera cuando le dan las cosas en bandeja, como últimamente ha estado ocurriendo con el Gobierno. Es como si estuvieran resignados, conformes con ser una oposición intrascendente. Un desgano que parece más bien desidia. Cuesta pensar qué podría ocurrir para que reaccionaran este año. Tal vez las elecciones de gobernadores regionales de 2020 –los comicios más trascendentes en décadas en Chile a mi modo de ver– y alcaldes pueden ser un estímulo más potente. Después de todo, a la hora de disputar cargos, puestos y poder, no hay nadie que siga indiferente. Pero eso está por verse. Las depresiones profundas muchas veces demoran años en superarse.

La semana pasada, La Moneda volvió a repetir otro error no forzado, casi calcado al de Fernanda Bachelet, la ex agregada comercial de Chile en New York, que finalmente terminó pagando los platos rotos de una decisión poco inteligente de la Cancillería. La verdad es que Bachelet –hija de un ex socio del Presidente Piñera– fue una víctima del enredo que protagonizaron varios ministros e incluso otros agregados comerciales, los que partieron reclamando por redes por sus salarios, muy distantes al que iba a ganar la profesional de 27 años. Al final la teleserie culminó con Fernanda marcada con el dedo por medio Chile, una rebaja de sueldos para todos los diplomáticos que tienen roles similares, y el canciller completamente ausente en el caso. Y, por supuesto, las principales críticas vinieron de Chile Vamos y no de la oposición.

Y para demostrar que un problema profundo se incubó hace un rato en el Ministerio de Relaciones Exteriores, al día siguiente de la renuncia de la joven Bachelet, se conoció la designación del hijo de la ministra Kantor para el evento de la APEC. Aunque la situación es distinta –el profesional está contratado desde el Gobierno de la ex Presidenta–, el momento, la forma y la situación de parentesco parece al menos de una torpeza que raya en el masoquismo. Para suerte del Gobierno, la oposición apenas se dio cuenta.

[cita tipo=»destaque»]La semana pasada, La Moneda volvió a repetir otro error no forzado, casi calcado al de Fernanda Bachelet, la ex agregada comercial de Chile en New York, que finalmente terminó pagando los platos rotos de una decisión poco inteligente de la Cancillería. La verdad es que Bachelet –hija de un ex socio del Presidente Piñera– fue una víctima del enredo que protagonizaron varios ministros e incluso otros agregados comerciales, los que partieron reclamando por redes por sus salarios, muy distantes al que iba a ganar la profesional de 27 años. Al final la teleserie culminó con Fernanda marcada con el dedo por medio Chile, una rebaja de sueldos para todos los diplomáticos que tienen roles similares, y el canciller completamente ausente en el caso. Y, por supuesto, las principales críticas vinieron de Chile Vamos y no de la oposición.[/cita]

Por ahora, los partidos de oposición siguen sumidos en el desconcierto, lo que llegó a su punto culminante con la eventual presentación de una acusación constitucional al ministro del Interior Andrés Chadwick. Además de la falta de pericia y escaso olfato político demostrado, la oposición proyectó una incapacidad tremenda de ponerse de acuerdo, incluso para reunirse a analizar el tema.

Sin embargo, en los días previos, el país presenció las peticiones de disculpas de un atormentado Gabriel Boric, que suponemos esta vez tomó conciencia de que la liviandad de sus conductas tienen costos políticos y de imagen. También el senador Juan Pablo Letelier debió sumergirse luego de que las redes sociales lo destrozaran con un poco afortunado video en que promovía al juego de la brisca como deporte nacional.

Y, por supuesto, la ya a estas alturas irritable doble personalidad que parece mostrar a diario Fuad Chahin, el presidente de la Democracia Cristiana que cree que el decaído partido de la falange puede recuperar su imagen a costa de ambigüedades. Un día cercano al gobierno, al otro día amigo de la ex Nueva Mayoría, al siguiente enojado con ambos. Y un llamado de atención a sus dirigentes: la DC ha vuelto a posicionarse como un partido que se mueve de acuerdo a la temperatura del sol. Ya en la década de los 7 pagaron altos costos por esto, aunque en ese momento tenían un peso importante en la política chilena. Hoy, el espectacular documental de Víctor Jara que estrenó Netflix –“ReMastered: Masacre en el Estadio”–, hace recordar esa irónica canción que le dedicó a la falange: “Usted no es na’, no es chicha ni limoná”.

La posibilidad de una acusación constitucional (AC) logró sacar de su siesta por unos días a la oposición, pero la verdad no fue más que un espejismo. Alentados por los parlamentarios más jóvenes del PC y el Frente Amplio, un tibio y tímido bloque PS/PPD pidió la renuncia inmediata de Chadwick luego de conocerse las declaraciones ante el fiscal que entregó el ex general Mauro Victtoriano.

La verdad es que la puesta en escena de ambos llamó la atención por la falta de entusiasmo y poca convicción. Sin embargo, a las pocas horas empezó a circular la propuesta de pasar del reclamo a la petición de acusación. Anuncios de reuniones, caras sonrientes de algunos dirigentes de la ex Nueva Mayoría, y La Moneda entrando en pánico. Hasta ese momento parecía que la oposición resucitaría, pero el efecto duró poco. Luego vendría la deserción de la DC y las dudas del resto, hasta llegar a un anuncio surrealista: mejor dejar todo para marzo

Más allá de si la AC tiene méritos o no, lo cierto es que políticamente quedó en evidencia que actuar en conjunto, como un solo bloque, es algo impensado para 2019. El Gobierno puede estar tranquilo, ya que solo deberá luchar contra sus propios fantasmas y errores y, por supuesto, resistir a JA Kast. Porque de esta oposición, así como está, se puede esperar muy poco.

¿Cómo es posible que dejaran sin resolver algo tan trascendente? ¿Qué pensará el ciudadano común que observa a un grupo que pide la renuncia de un ministro un día, para luego replegarse al siguiente porque no tienen certezas de poder fundamentar su acusación? ¿Nadie habrá reparado en que un tema de contingencia política pierde frescura dos meses después cuando se intenta reponerlo? Si a falta de un rol importante de la oposición durante un año completo, tenían que rematar con un papelón antes de irse sus parlamentarios a los lagos y playas de Chile y el Caribe, lo lograron y con creces. A la antigua, como cuando los “porros” se quedaban con examen para marzo.

Por supuesto que no es fácil presentar una acusación contra el ministro por notable abandono de deberes en este caso, más aún porque Andrés Chadwick cumplía en esos días el rol de Vicepresidente, por tanto, con atribuciones y funciones más amplias. Se entiende también que el primo del Presidente es un político de peso pesado, que ha dado la cara y entregado conducción a la crisis de Carabineros, por tanto, cualquier intento de derribarlo –intención que parecían tener los partidos opositores– no pasa solo por un arrebato con anuncios televisivos rimbombantes y creando algún hashtag en redes sociales. ¿Entonces por qué no reflexionaron antes, guardaron silencio y una vez que estuvieran seguros tirar la bomba? Lo que ha hecho la oposición es aumentar la desconfianza ciudadana hacia ellos.

Mientras la oposición hace uso de un merecido descanso por más de un mes, veremos si el testimonio del ex general Victtoriano y otros ex oficiales y sargentos –estratégicamente filtrados con la finalidad de mostrar la versión de Carabineros luego se haber sido tratados muy duramente por la opinión pública–, confirman o desmienten las dos versiones que están aquí en juego: la que señala que el ministro recibió por teléfono, a pocas horas del asesinato, la información de que no había existido enfrentamiento y que Catrillanca y su acompañante no estaban armados; o la del informe entregado el 15 de noviembre a las 08.00 horas al ministro, en que Carabineros ahora afirmaba lo contrario. Porque sí hay un hecho claro: nadie podría creer que un Vicepresidente en ejercicio no puede chequear y contrachequear la comunicación que recibió con supuestas interferencias. Esto es lo de fondo, porque podría incluso implicar consecuencias políticas y judiciales insospechadas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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