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El magnicidio de Frei Montalva, una interpelación a la democracia de los acuerdos Opinión

El magnicidio de Frei Montalva, una interpelación a la democracia de los acuerdos

Claudio Fuentes S.
Por : Claudio Fuentes S. Profesor Escuela Ciencia Política, Universidad Diego Portales. Investigador asociado del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)
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¿Es correcto definir la Justicia en el marco de lo que es posible que realice? ¿No debemos acaso definir la Justicia respecto de aquellos principios morales que ordenan el comportamiento social? Uno de los errores de la transición fue restringir la Justicia a un marco acotado de posibilidades. Confundieron lo que fácticamente es posible con la cualidad de lo que es justo. La Justicia como principio rector de nuestros comportamientos nunca debiese ser “en la medida de lo posible”. La interpelación de Carmen Frei, a propósito del asesinato de su padre, es un llamado de atención moral que coloca el centro de atención ya no en los culpables, sino que en el tipo de sociedad que hemos construido.


La verdad judicial sobre el asesinato del ex Presidente Eduardo Frei Montalva debiese remover una serie de preceptos sobre los cuales se fundó la transición política y la democracia. Lo expresó con particular agudeza Carmen Frei en su libro Magnicidio, que relata la impresionante, angustiante y a veces cruda historia del asesinato y de la posterior búsqueda de justicia.

El primer precepto a cuestionar es la democracia de los acuerdos que implicó un pacto implícito con los militares, y particularmente con Pinochet, de no tocar sus privilegios y no escudriñar en el pasado.

Los gestos institucionales de los nuevos gobernantes fueron acotados, la búsqueda de justicia limitada a ciertos casos, a determinadas circunstancias. Entonces, quienes se organizaron para pedir justicia, quienes comenzaron a golpear puertas, a solicitar archivos y antecedentes recibían evasivas, hojas en blanco, silencio.

Eugenio Ortega y Carmen Frei iniciaron una lucha muy solitaria por encontrar la verdad, y el pacto transicional les cerró las puertas durante mucho tiempo. El fallo es fruto de un esfuerzo impresionante de luchadores y luchadoras por los Derechos Humanos que navegaron contra la corriente política de la democracia de los acuerdos que no querían dejar entrever lo más sórdido y oscuro de la dictadura.

Varias autoridades políticas se negaron a colaborar en este esfuerzo –autoridades políticas que, se suponía, estaban comprometidas con la democracia y los Derechos Humanos–. Varias instituciones, incluyendo al propio Ejército, se negaron a colaborar. La red de silencio, impunidad y amenazas se extendió luego de recuperada la democracia y hasta nuestros días y es aquello lo que resulta todavía más chocante. Carmen Frei detalla es su libro el seguimiento de que fue objeto cuando comenzó a activar el caso en los años 2002-2003. Da cuenta de la incineración de antecedentes del caso y la obstrucción del Ejército de Chile en el esclarecimiento de este caso al informar repetidamente que “no hay antecedentes”.

El pacto de la transición implicaba un segundo precepto: “Justicia, en la medida de lo posible”. En su libro, Carmen Frei muestra su total desacuerdo con aquella afirmación. Y agregaba, referenciando a su padre, que “la política es el arte de lo posible, pero que la grandeza es intentar lo que parece imposible”.

[cita tipo=»destaque»]Varias autoridades políticas se negaron a colaborar en este esfuerzo –autoridades políticas que, se suponía, estaban comprometidas con la democracia y los Derechos Humanos–. Varias instituciones, incluyendo al propio Ejército, se negaron a colaborar. La red de silencio, impunidad y amenazas se extendió luego de recuperada la democracia y hasta nuestros días y es aquello lo que resulta todavía más chocante. Carmen Frei detalla es su libro el seguimiento de que fue objeto cuando comenzó a activar el caso en los años 2002-2003. Da cuenta de la incineración de antecedentes del caso y la obstrucción del Ejército de Chile en el esclarecimiento de este caso al informar repetidamente que “no hay antecedentes”.[/cita]

Lo anterior plantea la necesidad de una revisión sustantiva de lo que constituye la justicia: ¿es correcto definir la Justicia en el marco de lo que es posible que realice? ¿No debemos acaso definir la Justicia respecto de aquellos principios morales que ordenan el comportamiento social?

Uno de los errores de la transición fue acotar la Justicia a un marco acotado de posibilidades. Confundieron lo que fácticamente es posible con la cualidad de lo que es justo. La Justicia como principio rector de nuestros comportamientos nunca debiese ser “en la medida de lo posible”. La interpelación de Carmen Frei a propósito del asesinato de su padre es un llamado de atención moral que coloca el centro de atención ya no en los culpables, sino en el tipo de sociedad que hemos construido.

¿Queremos organizar una República sobre la base de la ausencia de justicia, donde escondemos aquello que incomoda por miedo a la realidad fáctica de los militares o por temor a develar que en los hilos de la transición varios la encabezaron?

¿Queremos organizar una República donde una institución castrense protegió hasta por lo menos el año 2008 al principal condenado en este caso, manteniéndolo en el Hospital Militar? ¿Podemos convivir en una democracia con instituciones que se negaron a colaborar con la investigación del asesinato del ex Presidente?

El fallo constituye no solo una interpelación respecto de lo cruel que fue la dictadura y sus colaboradores civiles, sino también constituye una interpelación respecto del modo en que se fue construyendo la sociedad en la que convivimos. Y el caso deja muy mal puestos a varios a quienes lideraron esta transición en la medida de lo posible.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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