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Nueva presidenta de las AFP: una visión ideologizada que desconoce la realidad país Opinión

Nueva presidenta de las AFP: una visión ideologizada que desconoce la realidad país

Eugenio Rivera Urrutia
Por : Eugenio Rivera Urrutia Director ejecutivo de la Fundación La Casa Común.
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La ideologización de la funcionaria es evidente cuando sostiene que el envejecimiento pone en cuestión el sistema de reparto, pues hay menos trabajadores activos que deben sostener a un mayor número de pensionados. Como sostienen el Premio Nobel de Economía Peter Diamond y Nicholas Barr –probablemente el especialista en pensiones más reconocido en el mundo–, en el libro “Reforming Pensions”, el problema indicado desafía a todos los sistemas de pensiones, incluido el sistema de capitalización individual.


Por primera vez, la Asociación de AFP ha designado a una mujer como presidenta de esa organización. A pocos días de la conmemoración del 8 de marzo, resulta alentador que algún aire de renovación llegue a esa asociación. Se trata de la economista chilena, Alejandra Cox, que desarrolló una distinguida carrera académica en los Estados Unidos y que hasta ahora ocupó el cargo de consejera de Libertad y Desarrollo.

No obstante, en una primera entrevista al diario Pulso, deja en evidencia un tremendo desconocimiento de la realidad nacional y una visión ideologizada del sistema de pensiones.

En relación con lo primero, la funcionaria entrega varias frases que merecen ser grabadas en piedra. Señala que desde que se elaboró el informe de la Comisión Presidencial de 2014 sobre pensiones, nada se ha avanzado. A sus ojos ello pareciera ser un problema de indolencia. Desconoce así la existencia de profundas diferencias en la sociedad y la dificultad de resolverlas en el contexto de una Constitución que no habilita a la política. En este contexto, la nueva presidenta de las AFP señala, como desconcertada, que “de repente se produjo este enojo frente a las AFP”. 

La señora Cox no se ha enterado que el enojo contra las AFP tiene más de 20 años, al menos. Se trató de un enojo asociado al hecho de que el sistema de capitalización individual resultaba inútil para la mitad de la población, cuyos jubilados no tenían otra posibilidad que vivir en la miseria. Esa constatación llevó al primer Gobierno de Michelle Bachelet a crear el Pilar Solidario. Tampoco se enteró, la nueva presidenta de las AFP, que durante toda la década pasada la ciudadanía se movilizó contra el sistema, donde el movimiento “No + AFP” jugó un papel crucial. De hecho, esas movilizaciones fueron determinantes en la creación, el 2014, de una nueva comisión presidencial para tratar el problema. 

Resulta hasta ingenuo cuando ella señala también que el trabajo de las AFP “es la única parte del esquema que ha funcionado como se pensó y mejor». Es impresionante la forma en que descalifica al Pilar Solidario, que es lo que está entregando un cierto alivio a cientos de miles de personas jubiladas. Los propios representantes de las AFP usan el pilar solidario cuando se critica al sistema de capitalización. Más aún, la personera debería reconocer que las AFP no cumplieron las promesas de tasas de reemplazo de 100%, ni que generarían pensiones decentes. 

Resulta también insólito cuando la nueva presidenta de las AFP, como descubriendo el hielo, sostiene que los chilenos no se habían dado cuenta de la relevancia de las lagunas previsionales ni del problema demográfico. Esto nos lleva al segundo tema de este artículo: la visión ideologizada de Alejandra Cox.

En efecto, aunque desde diferentes perspectivas se coincide en la necesidad de amplias reformas. El principal obstáculo para ello es la absoluta deslegitimación de las AFP. Ello explica, por ejemplo, el impacto del eslogan “ni un peso más para las AFP”, utilizado incluso por la propaganda de un partido de derecha. Mientras las AFP, el empresariado y la derecha persistan en mantener al sistema de capitalización individual como la columna vertebral del sistema de pensiones, no será posible avanzar en las reformas. 

La ideologización de la funcionaria es evidente cuando sostiene que el envejecimiento pone en cuestión el sistema de reparto, pues hay menos trabajadores activos que deben sostener a un mayor número de pensionados. Como sostienen el Premio Nobel de Economía Peter Diamond y Nicholas Barr –probablemente el especialista en pensiones más reconocido en el mundo–, en el libro Reforming Pensions, el problema indicado desafía a todos los sistemas de pensiones, incluido el sistema de capitalización individual.

En efecto, más allá de la forma en que se organiza el sistema de pensiones, la realidad es que menos trabajadores activos deben financiar a los inactivos (los medios de vida que las pensiones del sistema de reparto o del sistema de capitalización individual igual deben adquirir, deben estar disponibles). Naturalmente, el problema decisivo es si el aumento de la productividad global es suficiente para proveer de los bienes necesarios para la vida a la población. Las fuertes transformaciones tecnológicas abren una posibilidad cierta para que ello suceda. 

Alejandra Cox elude el problema financiero de fondo del sistema de AFP: desde la crisis internacional del 2007-2008, la rentabilidad de los activos financieros viene cayendo de manera sistemática. Las tasas de interés globales llevan muchos años en torno a cero. Ello se ha acentuado en el contexto de la pandemia. Esto no parece ser un problema de corto plazo. Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, ha sostenido que existen varias tendencias que inducen a pensar que se trata de un problema de largo plazo, el aumento del ahorro global y la caída de la rentabilidad de los proyectos de inversión. Eso se expresa en Chile en la baja que han experimentado desde hace tiempo las tasas de interés implícitas de las rentas vitalicias. En efecto, a fines del 2017 habían alcanzado el mínimo desde 2013 (2,48%); se recuperaron en el 2018, alcanzando un cifra de 2,8%; cayeron hacia fines del 2020 a 1,9%. Esto ha tenido como consecuencia la caída en términos reales de las pensiones promedio que entrega el sistema de AFP.

La nueva presidenta de las AFP llega a Chile con un discurso neoliberal que es crecientemente puesto en cuestión en Chile y el mundo. Sostiene que es “necesario enseñar especialmente a los jóvenes que la responsabilidad de su previsión es de ellos. Todavía estamos con la idea de que alguien se hará cargo, el Estado, nuestro empleador, nuestros hijos”. Qué duda cabe que una vejez digna es responsabilidad de cada uno y de todos. La seguridad social nace de la idea básica de que es mejor enfrentar los problemas de la vida de manera colectiva. Nadie sabe, por ejemplo, si va a ser afectado por una enfermedad catastrófica. Si se le enfrenta de manera individual, el costo para la mayoría de la población no es posible de ser financiado. En cambio, cuando se enfrenta colectivamente y entre todos pagamos el costo de la enfermedad, resulta más fácilmente financiable. Esta idea está en el origen de la seguridad social que el neoliberalismo intenta invisibilizar, pues prioriza el objetivo de transformar los derechos sociales en nuevas áreas de negocios.

Es este interés lo que, probablemente, conduce a la nueva presidenta de las AFP a entregar una visión equívoca de lo que está ocurriendo a nivel global. Dice que cada vez más países reducen el rol de los sistemas de reparto. Lo cierto es que un número creciente de países, que a instancias de los organismos internacionales (en particular países subdesarrollados y exsocialistas), establecieron el sistema de capitalización individual, lo han abandonado como columna vertebral del sistema de pensiones. Por el contrario, el sistema de reparto sigue siendo el centro neurálgico del sistema de pensiones, abriéndose sistemas complementarios para el ahorro previsional. Ese camino es una opción de actividad para las actuales AFP en el contexto de un nuevo sistema público.

Cabe destacar que Alejandra Cox se suma a la idea de una pensión básica universal. Eso sí que es algo que la oposición viene proponiendo ya desde hace tiempo. Ella, sin embargo, parece desconocerlo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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