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Perú 2021: elecciones, pandemia y recesión  en el Bicentenario Opinión

Perú 2021: elecciones, pandemia y recesión en el Bicentenario

Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile en Cuba y ex subsecretario de Defensa
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A estas elecciones concurren 18 candidatos. La mayoría, de partidos de escasa tradición y con una importante dosis de transfuguismo, ya sea del hoy deprimido APRA o del fujimorismo. Tantos son, que el debate presidencial tuvo que organizarse en tres rondas y solo sirvió para mostrar las debilidades de la mayoría. Lo más probable es que el Perú irá a segunda vuelta en junio, para que el 28 de julio tome posesión el nuevo(a) presidente(a). Agreguemos que en la historia reciente siempre ha ganado el que llega segundo –o el menos malo, como se dice en las calles peruanas–. Esta segunda vuelta promete ser dura y polarizante.


El próximo domingo 11 de abril, los ciudadanos peruanos elegirán a su nuevo presidente y a su Congreso unicameral. Pero no son unas elecciones más. Este 2021 el Perú celebra sus 200 años de vida independiente. Es el año de su Bicentenario.

Nadie pudo prever que la celebración del Bicentenario estaría tan plagada de desafíos. Una crisis política que, si bien se arrastraba desde hace años, encontró el 2020 su esplendor hasta llegar en noviembre a un extremo: en una semana, se sucedieron tres presidentes (Vizcarra, Merino y Sagasti). No todo se origina en razones políticas, en la base de esta crisis se encuentra una indignación generalizada ante la corrupción de las elites, que incluye a todos los expresidentes de 1990 a la fecha. Para complicar más las cosas, los peruanos padecen al igual que toda la región el azote del COVID-19, sus consecuencias económicas y sociales. Los números son desastrosos: más de millón y medio de contagiados desde que empezó la pandemia, más de 50 mil fallecidos.

El contagio se agravó por una demora culposa en la adquisición de vacunas pese a las reiteradas afirmaciones en su momento del entonces presidente Vizcarra–, unida a un colapso de la producción de oxígeno para los miles de pacientes. Agreguemos que la prolongada cuarentena liquidó a los trabajadores informales, que bordean el 50% de población económicamente activa. Al igual que en toda América Latina, la pandemia desnudó la gran desigualdad que existe en el Perú desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo: ya van en el tercer retiro de fondos de las AFP, pero solo 6 millones de trabajadores tienen este tipo de previsión. El último censo muestra que el hermano país tiene más de 32 millones de habitantes.

[cita tipo=»destaque»]En los últimos días, tanto Keiko como Verónika han hecho llamados a conformar, en el caso de ser electas, amplios acuerdos multipartidarios que garanticen un Gobierno de mayorías. Lescano, por el contrario, se ha mostrado contrario a tratativas a las que califica como acuerdos espurios y de repartija de cargos. Ha dicho que quien quiera apoyarlo, que lo haga y punto. Verónika se inclina, además de un plan de recuperación económica, por una reforma constitucional para rediseñar el sistema político. López y De Soto la acusan de querer ahuyentar la inversión al cambiar las reglas del juego. Por si acaso, Mendoza se empleó a fondo en distanciarse del régimen de Maduro para vacunarse de que la acusen de «Peruzuela».[/cita]

Si la situación sanitaria es desastrosa y la economía lo mismo, la política se dio maña para complicar más las cosas. A comienzos de año se destapó el “vacunagate”, escándalo que reveló que el expresidente Vizcarra se había vacunado en secreto utilizando dosis de los primeros envíos chinos. También se vacunaron su señora, su hermano y muchos altos funcionarios, entre los cuales estaban su canciller y su ministra de Salud. La indignación creció más y profundizó el descrédito de la política. El Gobierno de Sagasti quedó tambaleando y lo salva la inmediatez de las elecciones.

A estas elecciones concurren 18 candidatos. La mayoría, de partidos de escasa tradición y con una importante dosis de transfuguismo, ya sea del hoy deprimido APRA o del fujimorismo. Tantos son, que el debate presidencial tuvo que organizarse en tres rondas y solo sirvió para mostrar las debilidades de la mayoría.

¿Quién ganará?

A estas alturas se sostiene que ninguno de los candidatos obtendrá la votación suficiente para ganar en primera vuelta, lo que impondrá una segunda a realizarse el 18 de junio. La gran incógnita es quiénes serán los dos que pasen a la segunda vuelta.

En el Perú si bien los partidos están debilitados, las firmas encuestadoras no. Y en estos últimos días han florecido diversidad estudios, muchos de ellos de una rigurosa metodología. Si bien no todos coinciden en señalar un ganador claro, sí concuerdan en lo siguiente: el candidato que obtiene más preferencias es el abanderado de Acción Popular (partido de centro fundado por el expresidente Fernando Belaúnde Terry), Yonhy Lescano, experimentado político, exparlamentario.

En casi todas las encuestas supera los 10 puntos, pero en ninguna alcanza los 20. Y estamos a días de la elección. Detrás de él se agolpan cinco que están separados por el margen de error, o sea, lo más probable es que quién sabe. En ese pelotón están el empresario de derecha, Rafael López Aliaga, el economista Hernando de Soto, Keiko Fujimori, la izquierdista Verónika Mendoza y el exarquero de la selección, George Forsyth. Los indecisos rondan el 20%.

Digamos que López, De Soto y Keiko se ubican a la derecha del espectro político y, de alguna manera, compiten por un electorado común, es decir, se quitan votos en la primera vuelta pero se pueden apoyar en la segunda. Lescano a ratos se inclina un poco a la izquierda. En la zurda está Verónika Mendoza, que casi pasó a segunda vuelta el 2016, cuando fue superada por poco por Pedro Pablo Kuczynski. Verónika es asediada por el alza del profesor Castillo, que denuncia a todos y cosecha en el electorado izquierdista, en especial en el sur, histórico bastión contestatario.

Lo que es claro es que Forsyth tiene una tendencia a la baja, pese a que lideró durante varios meses el pelotón. También Lescano ha sufrido una merma relativa pero no amenazante aún. Por ley ya no se pueden publicar más encuestas, de modo que si hay vaivenes solo podrían ser por hechos excepcionales. Como es común, la guerra sucia ha arreciado y han salido varios trapitos al sol: Lescano no tiene los títulos que se menciona y se denuncia que su programa copia generosamente un proyecto de ley. A De Soto se le critica un viaje en silencio a USA en estos meses para vacunarse. Keiko carga con sus juicios aún pendientes. A López le han sacado sus negocios en tiempos de Fujimori y situaciones de impuestos. Agreguemos que los escándalos de Odebrecht salpican por todos lados y que la historia oculta y ahora develada de Vizcarra, terminó de hundir al partido Morado que era medianamente competitivo, ya que el expresidente se había postulado al Congreso al alero de esa colectividad. No solo Vizcarra ayudó a hundir a los morados, el ser el casi único partido de gobierno –Sagasti es un connotado integrante–, le ha cargado la mochila.

Lo que también es evidente es que ningún partido obtendrá mayoría en la Asamblea Legislativa. Dada la práctica de declarar “la vacancia del cargo”, ocupada generosamente en estos años por el Congreso, emerge una sombra sobre la gobernabilidad del Perú. En los últimos días, tanto Keiko como Verónika han hecho llamados a conformar, en el caso de ser electas, amplios acuerdos multipartidarios que garanticen un gobierno de mayorías. Lescano, por el contrario, se ha mostrado contrario a tratativas a las que califica como acuerdos espurios y de repartija de cargos. Ha dicho que quien quiera apoyarlo, que lo haga y punto. Verónika se inclina, además de un plan de recuperación económica, por una reforma constitucional para rediseñar el sistema político. López y De Soto la acusan de querer ahuyentar la inversión al cambiar las reglas del juego. Por si acaso, Mendoza se empleó a fondo en distanciarse del régimen de Maduro para vacunarse de que la acusen de «Peruzuela».

¿Conclusión?

Lo más probable es que el Perú irá a segunda vuelta en junio. El 28 de julio tomará posesión el nuevo(a) presidente(a). Agreguemos que en la historia reciente siempre ha ganado el que llega segundo –o el menos malo, como se dice en las calles peruanas–. Esta segunda vuelta promete ser dura y polarizante.

Quien sea el que encabece el nuevo Gobierno enfrentará una pesada carga sanitaria, una recesión dura y una explosiva situación migratoria, donde cerca de un millón de venezolanos viven premuras. Todo en medio de una América Latina en situaciones muy parecidas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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