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Progresos en los gobiernos de la Concertación Opinión

Progresos en los gobiernos de la Concertación

Andrés Sanfuentes Vergara
Por : Andrés Sanfuentes Vergara Economista, académico. Presidente de BancoEstado entre el año 1990 y el año 2000.
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En el período se evitaron los enfrentamientos con el empresariado y hubo un favorable clima recíproco. Los sectores productivos que mostraron mayor dinamismo y en los cuales se concentró la inversión fueron: telecomunicaciones; energía eléctrica; exportación de salmón y fruta; cobre, gracias a la inversión extranjera; concesiones en vialidad; y educación superior.


La Concertación de Partidos por la Democracia comenzó a gobernar Chile en 1990, durante el Gobierno del Presidente Patricio Aylwin, a quien le sucedieron Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.     

El período refleja una de las trayectorias más exitosas del país. Varios elementos explican la afirmación:

1. Chile venía saliendo de la dictadura, por lo cual la transición política era prioritaria y se realizó en paz social, pese a que Pinochet siguió como comandante en Jefe del Ejército y después senador y realizó algunos intentos por recuperar su poderío. El otro inconveniente que tuvo el Gobierno de Aylwin es que no tenía mayoría en el Parlamento, a causa de los senadores designados en el período autoritario.        

2. Progreso económico y social. En el período se logró un rápido y generalizado crecimiento del PIB, de manera tal que Chile se puso a la cabeza de Latinoamérica en ingreso per cápita y junto con Uruguay en logros sociales. Varios componentes explican los avances:

 Se realizaron profundas reformas bajo el objetivo de crecimiento con equidad, aunque este último se centró en erradicar la extrema pobreza, la cual tuvo una disminución significativa. Las más importantes se concentraron en la tributaria, en especial el aumento del impuesto a la renta, y las mayores garantías laborales.

Se logró la estabilidad macroeconómica, erradicando los históricos altos niveles de inflación y el equilibrio de las Finanzas Públicas. En ello tuvo mucha importancia la labor del Banco Central y la normalización de las reservas internacionales. 

Se amplió la apertura al exterior, rebajando los aranceles a las importaciones y el fomento a las exportaciones, no solo el cobre, permitiendo el desarrollo de nuevas actividades productivas, las cuales se transformaron en nuevo motor de crecimiento. Se agregaron el incremento de la inversión extranjera y los nuevos tratados de libre comercio.

El Estado concentró su actividad en su función reguladora más que en crear nuevas empresas públicas. Por lo tanto, hubo neutralidad en el fomento productivo, a pesar del apoyo prioritario a las pequeñas empresas.

En el período se evitaron los enfrentamientos con el empresariado y hubo un favorable clima recíproco.

Los sectores productivos que mostraron mayor dinamismo y en los cuales se concentró la inversión fueron: telecomunicaciones; energía eléctrica; exportación de salmón y fruta; cobre, gracias a la inversión extranjera; concesiones en vialidad; y educación superior.

Se puso un énfasis especial en la promoción de los sectores sociales, como Educación, Salud, Vivienda y Pensiones, lo cual contribuyó no solo al aumento del bienestar colectivo, sino también a la democratización y la paz ciudadana. Se debe destacar la formación de una amplia clase media entre los principales avances.  

El factor clave que marcó esta fase fue la cohesión interna de quienes apoyaron a los Gobiernos, de manera que la Concertación pasó a ser una suerte de partido transversal.

Ante ese notable progreso que ocurre en el período, surge la pregunta: ¿cómo se explica el estallido social ocurrido en octubre de 2019, que fue precedido por otras muestras de insatisfacción social en 1998, 2003 y 2007?

Varios factores se pueden señalar entre los principales:

  1. En todo proceso de desarrollo ocurre que hay actividades, segmentos poblacionales y variables sociales que actúan con rezago frente al promedio. En esos casos, entre los afectados se despiertan sentimientos de frustración, especialmente cuando el tiempo transcurrido es breve y no se cumple con las altas expectativas. Así, si el promedio de la población goza de un índice 100 y una parte solo de 70, esta última estará descontenta y se sentirá discriminada, a pesar de que ha mejorado efectivamente.
  2. En la sociedad chilena se han atenuado, pero aún están presentes, el machismo, la xenofobia y el clasismo, que en parte se expresan en la desigualdad que se ha reducido levemente pero todavía está presente, agravada por los abusos en todo orden de cosas.
  3. La detención del crecimiento económico es el otro factor principal. Entre 1986 y 1997 el PIB creció al 7,3%, en promedio, para caer a 3,9% en los años 1999-2019, a pesar del alto precio del cobre en la última fase. Esta reducción estuvo estrechamente relacionada con la Productividad de los Factores, que cayó en forma permanente desde hace varios años. Sin embargo, la disminución del crecimiento no solo ha aumentado las brechas entre los habitantes sino también ha provocado un aumento de la pobreza, tal como lo muestra la última encuesta Casen. El creciente grado de insatisfacción es más ostensible entre los jóvenes, que observaron el mayor bienestar familiar décadas atrás, pero no disponen de esos privilegios en el presente, ocasionando sus rabias y frustraciones. Este factor está muy presente en las personas en edad de trabajar.    
  4. A lo anterior se suma que la pandemia ha agravado el deterioro económico, generando menores ingresos y pérdida de empleos.

Entre los elementos esperanzadores puede considerarse que, después de las crisis, siempre viene la recuperación y el nivel de bienestar sería mayor al de antes de la caída, ya que a los nuevos sectores productivos que se crean se agregan diferentes empleos y tecnologías.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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