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Reformas pendientes, el sistema tributario Opinión

Reformas pendientes, el sistema tributario

Andrés Sanfuentes Vergara
Por : Andrés Sanfuentes Vergara Economista, académico. Presidente de BancoEstado entre el año 1990 y el año 2000.
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Los estudios del FMI y la OCDE, así como de especialistas locales, establecen que es necesaria una reforma del sistema elevando la carga tributaria, en especial los impuestos a la renta (solo el 25% de los chilenos más ricos lo paga), actuar contra la evasión y la elusión y suprimir varias franquicias: según el SII, en 2019 el gasto tributario llegó a US$ 9.333 millones, de los cuales las exenciones al impuesto a la renta eran US$6.400 millones y al IVA US$ 2.600 millones.


Entre las causas de la desigualdad está que el sistema tributario no cumple con su papel de mejorar la equidad en el país. La actual composición de los impuestos debe modificarse desde varios puntos vista: tienen un excesivo peso los impuestos indirectos en relación con los que gravan la renta; y se han distorsionado como consecuencia de la pandemia y el gasto público, provocando un preocupante déficit fiscal. Además, la última reforma dejó una serie de desajustes que es necesario corregir. Por lo tanto, es necesaria una nueva revisión del sistema tributario, sobre lo cual ha aumentado el consenso sobre el cambio, incluso en algunos dirigentes empresariales.

El aumento en la recaudación fiscal tiene el propósito de financiar las políticas gubernamentales, si se quiere mejorar la distribución del ingreso del país, de manera que  las personas y empresas aumenten su aporte y se eliminen varios abusos que ocurren en la actualidad, en especial por evasión y por elusión, tal como lo muestran las cuantificaciones del “gasto tributario”, que registra los menores ingresos recibidos por el fisco.

Una de las razones de la insuficiente recaudación fiscal está en varias franquicias contenidas en la legislación y que, de modificarse, entregarán  un mayor financiamiento. Otro aspecto que necesita un debate detallado son los bienes y servicios exentos del Impuesto al Valor Agregado (IVA), entre los cuales existen algunos sin justificación desde el punto de vista de la equidad y responden a intereses propios, gremiales o locales. Dos  ejemplos recientes son la rebaja del precio del petróleo diésel propuesto por el Mapco y el Gobierno, lo cual reduce la recaudación del IVA a los combustibles. En la misma línea de hacerse popular entre los votantes, está la sugerencia parlamentaria de tener un IVA diferenciado, rebajando la carga a los productos y servicios más indispensables; este sistema estuvo vigente hasta algunos decenios atrás y fue modificado a causa de la evasión que generaba.

También se ha propuesto, en especial por parte de sectores empresariales, establecer un impuesto negativo al ingreso, en el cual los sectores más pobres recibirán una parte financiada con fondos públicos, por ejemplo, equivalente a parte del salario mínimo, y el resto, de mayores ingresos, pagarían tributos superiores; esa sería la fórmula redistributiva. Dos observaciones: sería necesario disponer de información de los ingresos de toda la población, no solo la actual en Impuestos Internos, para los sectores mayores al promedio nacional y una nueva burocracia muy superior a la actual. Las posibilidades de evasión se podrían incrementar. 

Las proyecciones sobre los Ingresos Tributarios netos para el 2021 establecen que, como porcentajes del PIB, los gravámenes de la renta llegaron al 7,8%, mientras el IVA alcanzaría al 9,1%. Los afectos a los combustibles sumarían el 0,7%, y los impuestos a los tabacos el 0,5%; el resto, el 0,6%. Es la consecuencia que la variación real anual fue del 29,4% para el IVA y solo el 4,5% en renta.

Sin embargo, con las normas vigentes la situación mencionada no sería permanente.

Los estudios del FMI y la OCDE, así como de especialistas locales, establecen que es necesaria una reforma del sistema elevando la carga tributaria, en especial los impuestos a la renta (solo el 25% de los chilenos más ricos lo paga), actuar contra la evasión y la elusión y suprimir varias franquicias: según el SII, en 2019 el gasto tributario llegó a US$ 9.333 millones, de los cuales las exenciones al impuesto a la renta eran US$6.400 millones y al IVA US$ 2.600 millones. Los cambios  más importantes:

  1. Terminar con la renta presunta.
  2. Gravar las ganancias de capital por la enajenación de bienes raíces con presencia bursátil.
  3. Reducir las cotizaciones previsionales voluntarias.
  4. Imponer un impuesto a los servicios extranjeros.
  5. Aumentar el “royalty” por la pérdida de recursos no renovables.
  6. Rebajar los beneficios a las empresas mineras: depreciación acelerada y otros.
  7. Gravar con el IVA a muchos servicios intangibles.
  8. Cargar de IVA a la construcción.
  9. Restablecer el pago de los intereses en los créditos hipotecarios.
  10. Reducir los beneficios al leasing porque esa actividad ya partió.
  11. Suprimir las exenciones a las universidades cuyos alumnos son de altos ingresos.
  12.  Acabar con los beneficios de crédito al impuesto al diésel de transportes de carga y otras industrias.
  13.  Modificar las rentas presuntas para empresas sin contabilidad completa.
  14.  Bajar el gasto presunto a trabajadores independientes.
  15. Evaluar los beneficios de las Zonas Francas.
  16. Coordinación del SII con la Tesorería y Aduanas.
  17. Defensoría Ciudadana. Crearla con representatividad.

Casos dudosos:

  1. Cooperativas.
  2. Gravar dos veces al ahorro. ¿Integración de algunos tributos?
  3. «Impuesto a los ricos”. Precisar.
  4. Autonomía del SII respecto del Gobierno.

 Gradualidad en la reforma. El nuevo sistema debe permitir a los agentes productivos readecuarse.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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