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Canciller Urrejola enfrenta su hora decisiva: ingreso al Consejo de DDHH de la ONU pone a prueba la política exterior chilena PAÍS

Canciller Urrejola enfrenta su hora decisiva: ingreso al Consejo de DDHH de la ONU pone a prueba la política exterior chilena

Silvia Peña Pinilla
Por : Silvia Peña Pinilla Periodista de El Mostrador.
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El próximo martes 11 a las 11 de la mañana, la diplomacia chilena y el propio gobierno pondrán a prueba su muñeca en la política exterior. Ese día se eligen 14 Estados miembros para integrar el CDH. En el grupo de América Latina y el Caribe son dos los cupos y tres los candidatos: Chile, Costa Rica y Venezuela que va por la reelección. Calificado como un asunto de Estado (fue presentado a mediados de 2019 por la administración de Sebastián Piñera), la Cancillería mantiene un moderado optimismo, sabiendo que un resultado adverso «sería un golpe, que unido a ciertos desaciertos como la falta aún de nombramientos en embajadas importantes, la demora en ciertos acuerdos comerciales como el de la Unión Europea que sigue pendiente, el impasse con Israel, que si bien fue superado provocó inquietud o el comportamiento del embajador en España, por nombrar algunos hechos, deberían terminar con un ciclo en la Cancillería. Entonces aquí se están jugando más cosas que un lugar en el CDH”, advierte un observador cercano.


A las 11 de la mañana de Chile del próximo martes 11 de octubre se elegirán en Nueva York a los nuevos integrantes del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH). 18 candidatos para 14 cupos (en total son 47), de los cuales ya están cerrados: África con 4 asientos: Algeria, Marruecos, Sudáfrica, Sudán; Europa Occidental + otros que tiene 2 plazas listas: Alemania, Bélgica. Y faltan por definir Asia, Europa Oriental, América Latina y el Caribe.

En el caso de América Latina y el Caribe —que posee ocho plazas, de las cuales se renuevan dos para el periodo 2023-2025— tres países están intentando ingresar: Chile, Costa Rica y Venezuela que va por la reelección. Los electos se unirían en enero a Argentina (que preside el grupo), Bolivia, Paraguay, México, Cuba y Honduras.

Para Chile —que ha sido miembro en tres ocasiones (2009-2011; 2012-2014; 2018-2020)— se trata de una decisión de Estado y una prueba de fuego de la política exterior del gobierno. De hecho, en la minuta oficial se lee: “Está campaña ha implicado una amplia movilización de esta Cancillería, utilizando para ello su red de embajadas y misiones multilaterales a nivel global para una activa promoción de esta candidatura. De igual forma, se destaca el involucramiento de todas las altas autoridades del país, las cuales han trabajado en pos de esta candidatura en sus encuentros bilaterales con otros países”.

La postulación fue impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera en 2019 y no solo fue heredada por la administración del Presidente Boric, sino que se convirtió en una meta importante dentro de su política exterior, en la cual se ha trabajado a full durante los casi siete meses de mandato.

“El CDH es el foro del sistema universal para discutir los temas de derechos humanos. Un lugar importante, que Chile ha ocupado con anterioridad, que nos permite plantear y poner en frente los temas que son prioritarios para la política exterior del país y para la política del Gobierno, y que conversen también con los temas de implementación interna que está llevando a cabo la Subsecretaría de Derechos Humanos”, explica el embajador y Director de Derechos Humanos de la Cancillería, Tomás Pascual.

La estrategia, que fue oficializada por la ministra Antonia Urrejola en mayo señala en parte: “La perspectiva de derechos humanos atraviesa transversalmente a las políticas públicas y a las relaciones internacionales. La conciencia de esa realidad, así como el compromiso profundamente democrático del Gobierno de Chile en este sentido, ha sido manifestado de manera explícita por el Presidente Gabriel Boric como jefe de Estado.

Chile ha participado activamente en paneles, resoluciones y mecanismos en un amplio espectro de tópicos relativos a derechos humanos, tales como la prevención de la tortura, el derecho a la verdad, justicia y reparación, la promoción y protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, de los derechos de las mujeres, de los derechos de las personas LGBTIQ y particularmente, su protección contra la violencia y la discriminación, así como los derechos de los pueblos indígenas, entre otros”.

Desde entonces todos los esfuerzos se concentraron en esta postulación, dejando de lado —por ejemplo— la candidatura de Claudio Grossman para integrar la Corte Internacional de Justicia de La Haya, tras el cupo que dejó el brasileño Antonio Cançado Trindade. Una acción que todavía hace ruido en ambientes diplomáticos. Entonces (28 julio 2022) la Cancillería comunicó que Grossman ya  había sido reelegido con primera mayoría (174 votos) para el periodo 2023-2027 como miembro de la Comisión de Derecho Internacional (CDI) de la ONU en Nueva York y que una campaña para La Haya requería un tiempo del que no se disponía, además se argumentó que el puesto debería —según se acostumbra— pertenecer a un brasileño. Ello implicó que nuestro país comprometiera un total de 146 Acuerdos de Apoyo Recíproco, que obligan a que Chile respalde a igual número de países en elecciones que se producirán de aquí al año 2044, inclusive.

En las esferas gubernamentales hay un moderado optimismo ante la votación. Nadie quiere ponerse en el caso, ni pensar, en no alcanzar el cupo. “Eso sería un golpe, que unido a ciertos desaciertos como la falta aún de nombramientos en embajadas importantes, la demora en ciertos acuerdos comerciales como el de la Unión Europea que sigue pendiente, el impasse con Israel, que si bien fue superado provocó inquietud o el comportamiento del embajador en España, por nombrar algunos hechos, deberían terminar con un ciclo en la Cancillería. Entonces aquí se están jugando más cosas que un lugar en el CDH”, advierte un observador cercano.

La campaña y el factor China-Bachelet

La campaña comenzó a moverse con la llegada de Paula Narváez como embajadora ante la ONU, cuando el gobierno llevaba 10 días. Recibió el mandato de que fuera prioridad y meta significativa para los primeros meses en su puesto. Desde entonces, según una fuente, se ha realizado un esfuerzo importante en negociaciones, por ejemplo intercambiando votos con países que tienen intereses en otras candidaturas. En Nueva York sacan cuentas de que con unos 135 votos de base se puede respirar con tranquilidad.

Un par de señales “inteligentes” que desde el ámbito internacional observaron y anotaron con interés son: la ratificación del Acuerdo de Escazú en junio y el depósito del instrumento de ratificación del Protocolo de San Salvador de 1998 ante la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos / OEA, en julio.

Asimismo, en julio la embajada de Chile en Brasil organizó una jornada de trabajo, encabezada por el director de política multilateral, Jorge Tagle, con los 34 embajadores de los países que tienen concurrencia en Chile desde Brasil. En la ocasión se difundió, en distintos idiomas la candidatura chilena, “destacando la promoción y protección de los derechos humanos, el fomento de la paz, la democracia, el Estado de derecho y el desarrollo sustentable como ejes de la política exterior”.

Pero fue septiembre el mes que marcó el mayor despliegue de campaña, con el peak durante la Asamblea general de Naciones Unidas a la que asistió el Presidente Boric. Su discurso dedicó mensajes cifrados para los posibles votantes, omitiendo estratégicamente pronunciarse sobre la situación de los derechos humanos en un aliado poderoso: China. Así el mandatario habló de Nicaragua, Venezuela, Irán, Rusia. Tampoco mencionó a Michelle Bachelet, quien es la/el chilena/o que ha tenido el más alto cargo en DDHH y es el personaje chileno más conocido internacionalmente en ese ámbito. Podría haber hecho un link, un guiño, pero nuevamente intervino el factor China. La oficina de la ex Alta Comisionada para los Derechos Humanos liberó, a fines de agosto, un fuerte informe sobre la situación humanitaria en ese país. El silencio también imperó sobre las reacciones publicadas por el embajador chino en Santiago, Niu Qinbao.

En fuentes diplomáticas explican que de ese “silencio” dependían varios votos que son los que puede mover China en favor o en contra de nuestro país.

En su calidad de embajador ante la ONU, el ex Canciller Heraldo Muñoz, fue uno de los impulsores de la creación del Consejo de DDHH, para reemplazar a la Comisión que estaba perdiendo peso y se había politizado. “El Consejo pasó a tener nuevas facultades y requisitos, incluyendo el Examen Periódico Universal para la rendición de cuentas por parte de todos los estados miembros de la organización, así como el Método de Denuncias disponible para individuos y organizaciones. Con todo, el Consejo también sufre de politización y presencia, como miembros, de países que violan sistemáticamente los DDHH”, afirma.

Terminada la Asamblea, la Canciller Antonia Urrejola permaneció 10 días en Nueva York con la misión se continuar con la promoción en conjunto con la embajadora Narváez. Allí se reunió con más de 20 representantes de naciones entre las que destacan: Cuba, Uruguay, Turquía, Noruega, Rumania, Andorra, Angola, Túnez, Omán, entre otros países. Lo mismo hizo, pero en Europa, la subsecretaria de RREE, Ximena Fuentes.

La mirada de la competencia

Para el profesor de Derecho Internacional Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR), Nicolás Boeglin la candidatura de Chile está reforzada por “movidas ambientales” . La lectura exterior es: La diplomacia de Chile profundiza de manera decidida su firme compromiso internacional con los derechos humanos y con el ambiente.

“El Acuerdo de Escazú del 2018 y el Protocolo de San Salvador de 1998, son dos importantes ratificaciones que ha realizado Chile. Además, después del triste paréntesis para los derechos humanos y el ambiente que significó la administración del Presidente Sebastián Piñera entre el 2018 y el 2022, las nuevas autoridades de Chile cuentan con una fuerte simpatía en el exterior. Presentarse ante el mundo con ratificaciones recientes de instrumentos internacionales de derechos humanos es siempre un punto a favor en una candidatura al CDH. De los tres candidatos por América Latina para suplir estas dos vacantes, Chile es el que está en mejor posición y habrá que ver si ello se refleja en el número de votos obtenidos”, explica.

El académico señala las desventajas de Costa Rica frente a sus competidores. “La oficialización de la candidatura costarricense se hizo durante el discurso pronunciado por el canciller en la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado mes de septiembre del 2022. Se puede considerar que es efectivamente un anuncio algo tardío si lo comparamos por ejemplo con el de Chile que oficializó su candidatura el 5 de mayo del 2022. Ahora bien, el no oficializar una candidatura no significa que desde mucho antes no se hayan negociado los apoyos necesarios: veremos en esta elección si la estrategia seguida por Costa Rica da frutos o no. Además, el hecho que Costa Rica no haya ratificado el Acuerdo de Escazú puede jugar en contra de su candidatura, al poner en entredicho su compromiso internacional con los derechos humanos y el ambiente”.

Venezuela, por su parte, tiene su propio cuento, ya que va por la reelección. En el 2019, Costa Rica buscó arrebatarle el puesto y no lo logró. En esta ocasión, vuelve a repetirse la pugna.

“Habrá que ver si la diplomacia venezolana puede mantener sus apoyos o no, o si Costa Rica esta vez convence a quienes no le dieron su adhesión entonces”, dice Boeglin.

Como dato de interés, en su nota verbal oficial de candidatura del 2019, Costa Rica hizo referencia al Acuerdo de Escazú. En su actual nota omitió toda referencia al Acuerdo.

A pocos días de la elección, el Director de Derechos Humanos de la Cancillería, Tomás Pascual agrega que “el CDH es un espacio que Chile puede utilizar para impulsar su agenda en materia de política exterior. Es un foro que, a pesar de las discusiones políticas que han habido en torno a la situación de determinados países, sigue siendo el espacio para habitar justamente los ámbitos de preocupación de Chile y empujar la agenda hacia una mayor protección de los derechos humanos en el mundo.

El ex canciller y embajador Heraldo Muñoz dice que de obtener el cupo será un éxito, pero no algo inédito “pues Chile ya ha integrado el Consejo de 47 miembros. No me pongo en el escenario de una derrota, que sería un golpe para la política exterior. Costa Rica tiene buen prestigio en materia de DDHH y una buena diplomacia. No es el caso de Venezuela, pero en la Asamblea muchos Estados no votan por el récord del país candidato en materia de DDHH, sino por motivos ajenos. Será una competencia dura”.

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