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La Rojita Sub 17 le dijo adiós al Mundial

La Rojita Sub 17 le dijo adiós al Mundial

El cuadro de Miguel Ponce fue superado mucho más expresivamente en el marcador que en el juego por México (1-4), dejando apenas el débil consuelo de no haber protagonizado el papelón que la inmensa mayoría imaginaba. El que nos salváramos de sucesivos bochornos no da para alegrarse, precisamente…


La Rojita Sub 17 se despidió del Mundial de la categoría tras caer por 4 goles a 1 frente a la selección mexicana, por fútbol y jugadores uno de los cuadros candidatos a quedarse con el título. Hubo tristeza, naturalmente. Hubo algunos chicos que no pudieron reprimir el llanto porque a esa edad cualquiera tiene derecho a soñar. Lo que no hubo, afortunadamente, fue esa sensación de papelón con el que convivió por meses este equipo, que con el argentino Grelak en la banca no jugaba a nada y por lo mismo era incapaz de ganarle a nadie.

Los chicos de Miguel Ponce se fueron con la frente en alto. Lucharon y dieron pelea. Por momentos, incluso más pelea de que la que se suponía podían dar en estas instancias decisivas de un Mundial. Porque a pesar de lo amplio de las cifras, la Sub 17 luchó con decoro y una buena dosis de amor propio. Si no pudo más, fue simplemente porque México fue mejor y, aparte de varias otras virtudes que lo encumbran entre los favoritos, tuvo la contundencia de la que careció el cuadro nuestro, por momentos demasiado livianito en ambas áreas que es donde, al cabo, se definen los partidos.

Para decirlo pronto, la Selección Chilena Sub 17 hizo un más que correcto partido. Con una disposición claramente más defensiva y cuidadosa que en otros compromisos, el objetivo primero era neutralizar el buen juego mexicano y después ver si, producto de alguna jugada bien elaborada, se le podía hacer daño. En la cabeza del “Chueco” Ponce y los jugadores sin duda pesaban, y mucho, esos goles de entrada que se habían sufrido frente a Croacia, Nigeria y Estados Unidos.

Y Chile eso lo hizo bien. Por lo pronto, el meta chileno López sólo debió estar atento a cortar algún centro e ir con buenos reflejos al piso para sacar un balón que, empalmado a medias por el mexicano López (Francisco) tras un córner, se le colaba en un rincón bajo.

Chile llegaba poco, pero para sorpresa de todos hasta abrió la cuenta. Ejecutó un tiro de esquina Meléndez, titubearon la defensa y el arquero Romero y Bryan Leiva aprovechó para meter el cabezazo a sólo un par de metros de la línea de gol.

Sin embargo, el cuadro de Ponce no supo atesorar la ventaja, cuando apenas quedaban cinco minutos de esa primera etapa por delante. Prácticamente en la jugada siguiente, México aprovechó la floja marca de los chicos de la Roja y el centro violento y rasante que Magaña ejecutó desde la banda izquierda fue transformado en gol por un Zamudio que entró excesivamente libre por el centro del área, sin que Meléndez, lateral volante, atinara a cerrar ante el eventual fallo de los centrales.

¿Habría cambiado el resultado de haberse ido Chile ganando a los vestuarios? Es una especulación que se hace siempre y que, sin embargo, nunca encontrará respuesta. Lo concreto es que México en el segundo tiempo mejoró notoriamente en el traslado del balón y en su precisión para encontrar los claros y la defensa de la Rojita empezó a mostrar fisuras que hasta había soslayado.

Antes que Francisco López desnivelara, con un zurdazo bajo desde la entrada del área que no encontró respuesta en la defensa, México ya se había perdido el 2-1 de manera increíble, cuando ante centro del mismo López Aguirre desviara increíblemente con todo el arco a su disposición.

En desventaja, la Sub 17 dio evidencias de haber sentido el golpe. Los chicos nunca dejaron de luchar, pero se advirtió, además de un evidente extravío de las convicciones, que había una aguda carencia de peso y de contundencia ofensiva como para aspirar a un transitorio empate.

Peor aún: México aumentó a tres mediante gol de Aguirre, que se anticipó a todos para empalmar el balón en la boca del arco, y sólo la tranquilizadora ventaja, y la absoluta certeza de que el duelo estaba liquidado y la clasificación a cuartos asegurada, hizo que México bajara un poco la presión que siempre ejerció contra Mazuela y aquellos que viniendo de atrás se le sumaban.

La escasa contundencia del equipo quedó de manifiesto cuando Mazuela metió un centro débil hacia Ponce, que esperaba solo, permitiendo que el meta Romero se anticipara. Y luego cuando, ante violento remate de Meléndez ante el cual el arquero mexicano dio rebote, no hubo nadie que estuviera allí para traducir en gol la jugada.

En los descuentos, incluso, México alargó las cifras a un 4-1 que sugiere casi una ausencia total de lucha y equilibrio. Una paliza. Y la verdad es que, siendo el triunfo azteca más que justo, su paso por Chillán hacia cuartos distó mucho de ser un paseo.

¿Se le puede reprochar algo a este cuadro de Ponce? Absolutamente nada. Hasta antes de asumir el “Chueco”, la Rojita se iba en primera ronda y protagonizando tres papelones consecutivos. Ahora, que no nos hayan proporcionado tal anunciado bochorno tampoco da para lanzar las campanas al vuelo. Porque a las falencias endémicas de nuestro fútbol, léase velocidad, remate de distancia, juego aéreo en ambas áreas y constantes desaplicaciones que cuestan caro, se suma un equipo que, aparte de hacer un papel digno, no exhibe jugadores destinados a transformarse en figuras refulgentes de nuestro fútbol en un plazo cercano.

Y eso tampoco se le puede reprochar ni a Ponce ni a los muchachos. Los chicos son sólo el producto del pésimo o nulo trabajo que vienen haciendo las concesionarias de los distintos clubes en sus series menores. Desde el momento que en ellas hay que invertir, los regentes las ven como un “cacho”. Y como los municipios y el IND ya están advertidos de que no les pueden donar graciosamente a Sociedades Anónimas dineros que al final de cuentas nos pertenecen a todos, no son muchos los jugadores de nivel que puedan ganarse un cupo en sus respectivos primeros equipos y, a partir de allí, buscar su futuro en otros horizontes.

Al contrario de Brasil o Argentina, por sólo nombrar dos países cercanos, el fútbol chileno no produce jugadores por generación espontánea. Y los pocos que salen son sólo excepciones que confirman la regla.

Pormenores
Partido por los octavos de final, Mundial Sub 17.
Estadio: “Nelson Oyarzún”, de Chillán.
Público: 10.713 espectadores.
Arbitro: Michael Oliver, de Inglaterra.

CHILE: Z. López; González, Saavedra, Monilla (59´ Soriano); Ramírez (68´ Ponce), Jara, B. Leiva (62´ Díaz), Meléndez; Allende, Y. Leiva; Mazuela.

MEXICO: Romero; Cortés, Esquivel, Venegas, Torres; Cervantes, López, Zamudio (70´ Gurrola); Lara (87´ Gómez), Aguirre y Magaña (50´ Ibarra).

GOLES: Bryan Leiva 40´ (cabeza), Zamudio 42´, López 61´, Aguirre 69´ y Cortés 90+3´.
Tarjetas amarillas: En Chile, González, Monilla, Allende y Díaz. En México, Venegas, Torres y Magaña.

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