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Dietas veganas: derribemos un par de mitos Opinión

Dietas veganas: derribemos un par de mitos

María Paz Orrego
Por : María Paz Orrego Nutricionista, Máster Nutrición y Dietética Vegetariana UEA. Directora Departamento de Nutrición ONG Internacional Animal Libre
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La dieta vegana, entendiendo sea bien planificada, es uno de los tipos de alimentación más saludables del mundo. Una dieta vegana, bien planificada, es nutricionalmente adecuada, cubre los requerimientos nutricionales, es rica en fibra, fitoquímicos y solo necesita la suplementación con vitamina b12.

Existe la errada creencia de que una alimentación 100% basada en vegetales sería deficiente en ácidos grasos omega 3. Sin embargo, la realidad es otra. Estos nutrientes esenciales los podemos extraer de fuentes como la chía, las semillas de cáñamo, las nueces, muy especialmente en la linaza y teniendo estrategias como limitar la ingesta de omega 6, grasas totales y grasas trans.

Otro nutriente sobre el cual también existe el mito de que es deficientemente satisfecho con una dieta 100% vegetariana es el calcio, sin embargo, lo podemos obtener de grandes aportadores vegetales verdes como kale, brócoli, rúcula, sésamo, repollo, con una biodisponibilidad de calcio de un 50-60%, es decir, dos veces más elevada que la misma leche de vaca, cuya biodisponibilidad es de un 30-35%. Está ampliamente presente en los alimentos de origen vegetal. Tampoco subestimemos la contribución de aguas del grifo y de aguas minerales. Respecto a la vitamina D, la obtenemos de la exposición al sol y algunos alimentos vegetales.

Se ha estimado que 10-15 minutos de exposición solar de cara y manos 2-3 veces a la semana durante los meses de verano es suficiente para la síntesis endógena de las cantidades que satisfagan las necesidades de un adulto.

Por lo tanto, a diferencia de lo que algunas personas suponen, aparte de una suplementación en vitamina B12, una dieta vegana no requiere fortificación y suplementación alguna como se menciona con desconocimiento de causa. De hecho, una alimentación basada en vegetales es más saludable, completa y balanceada que las dietas omnívoras tradicionales. Y también son más económicas.

Uno de los argumentos que han tradicionalmente utilizado la industria de la carne y de la leche para desprestigiar las dietas veganas es que serían muy caras y para ello han levantado el mito de la “suplementación”. Al costo de los vegetales en la feria (que son muy baratos) habría que agregar el costo de la farmacia (que es muy caro). Sin embargo, el único suplemento necesario es la vitamina B12 y su costo puede ser de 100 o 200 pesos diarios, bastante menos que las cuentas médicas, de hospitalización y remedios que produce la epidemia de la obesidad, cáncer, diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas que han sido asociadas al consumo de carnes y lácteos.

No solo las personas sanas pueden llevar una dieta vegana sino también se puede incorporar en todas las etapas de ciclo vital incluso en deportistas de elite.

Lo importante es que las personas, no solamente veganos, sino todo el mundo, se asesoren con especialistas para asegurar que su alimentación es saludable y adecuada a sus requerimientos específicos de género, edad y ocupación.

Tal como lo declaran las principales asociaciones de profesionales nutricionistas en el mundo, así como las autoridades de salud en prácticamente todos los países desarrollados, incluido Chile, una alimentación 100% basada en vegetales bien planificada es apta para todas las personas y en todas las etapas de la vida.

La industria de la leche se ha dedicado durante décadas a pontificar respecto a lo esencial que resulta para un niño tomar leche de vaca. Se trata de un mito que les resulta muy rentable, pero no es nada más que eso. El humano sería entonces el único animal, entre todas las especies, que requiere seguir tomando leche después de su destete, y más aún de una especie animal que no es la suya propia.

Ni siquiera es necesario reemplazar la leche por leches vegetales “fortificadas”, pues todos los nutrientes que requieren los niños en esta etapa de desarrollo también están presentes en un grupo transversal de alimentos que contienen buena fuente de calcio y que cumplen también con las características organolépticas y de palatabilidad que facilitan la alimentación de los niños de corta edad. Más aún, la leche de vaca contiene hormonas, antibióticos y su consumo ha sido asociado a diversas enfermedades como cáncer de próstata y ovárico, y paradójicamente a la misma osteoporosis. Por ello, para la Universidad de Harvard la leche de vaca puede ser una buena fuente de calcio en los niños, pero no es la única y tampoco la mejor.

La Academia de Nutrición y Dietética, en un informe titulado «Food and Nutrition Professionals Can Implement Practices to Conserve Natural Resources and Support Ecological Sustainability», argumenta que «es necesario fomentar las prácticas respetuosas con el medio ambiente, capaces de conservar los recursos naturales, minimizar la cantidad de residuos generados, y promover la sostenibilidad ecológica del sistema de producción de alimentos agrícolas, en cuanto a los procesos de producción, transformación, distribución, acceso y consumo de alimentos» (AND 2007).

Esto significa que, incluso en el contexto de una dieta omnívora, los nutricionistas debemos fomentar el consumo de productos locales y verduras, reducir y ojalá prescindir del consumo de proteínas de origen animal.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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