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Presupuesto 2016 pone a prueba el poder de ministro de Hacienda, con el mercado cuestionando compromiso del gobierno con regla fiscal

Presupuesto 2016 pone a prueba el poder de ministro de Hacienda, con el mercado cuestionando compromiso del gobierno con regla fiscal

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Se espera que la promesa de moderación de Rodrigo Valdés se cumpla, al tiempo que se ve en el presupuesto una última oportunidad de enviar una señal concreta. Se anticipa un aumento en el gasto fiscal de entre 4% y 4,5%, lo que significa al menos dos puntos por encima del crecimiento del PIB. Algunos economistas advierten que Chile lleva 8 años con un déficit estructural y endeudamiento en alza. En el mercado apuntan a que el Riesgo País se ha disparado en el último mes y la nota crediticia podría eventualmente verse amenazada.


Esta noche la Presidenta Michelle Bachelet presentará al país el presupuesto 2016.

Lo hará en medio de una economía que crece a su menor nivel en 6 años, con la inversión en terreno negativo por 8 trimestres consecutivos, el cobre por los suelos y con el mercado comenzando a cuestionar en forma seria el compromiso del Gobierno con la regla fiscal.

“Vamos a tener un presupuesto que va a crecer. Chile tiene una economía sana, tiene un sector público con finanzas públicas sanas que nos permite seguir creciendo, no al ritmo que crecía el gasto en el pasado, sino a un ritmo más modesto”, prometió este lunes el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés, a la salida de una reunión con los parlamentarios de la Nueva Mayoría que integran la Comisión Mixta de Presupuestos.

Tanto La Moneda como Hacienda vienen hace semanas asegurando moderación. Para el sector privado y economistas como Cecilia Cifuentes, de Libertad y Desarrollo, y Pablo Correa, gerente de estudios del Santander, el presupuesto es una última oportunidad para enviar una señal concreta de que las promesas de moderación no son solo eso.

También lo ven como una prueba de cuánta influencia realmente tiene el ministro Valdés en el Gobierno, ya que entre el empresariado se considera que lo que ha hecho hasta ahora con los cambios a la reforma tributaria y la propuesta de reforma laboral no los convence.

Entre los economistas locales y algunos en Wall Street que siguen a la economía chilena, un presupuesto que contenga un aumento de gasto fiscal por sobre 4,5% pondría presión al alza al riesgo país, amenazaría eventualmente la nota crediticia de la economía y esto tendría un impacto en los costos de financiamiento de las empresas chilenas. Codelco ya lo está sintiendo en los bonos que tiene en el mercado.

Como este medio reveló el viernes, en las últimas semanas, el mercado ha puesto a Chile en la lista de economías bajo amenaza de que le rebajen su grado de inversión.

En estudio de Moody’s señaló que la evolución del riesgo país a través de los seguros contra el incumplimiento de pago en la deuda externa (Credit Default Swap o CDS) revela que los inversionistas están castigando al otros mercados emergentes que enfrentan retos similares al de Brasil, entre ellos Chile. La calificación de nuestro país es A3 y el mercado de CDS la pone a seis niveles menos.

Hacienda sintió la necesidad de salir a aclarar el reportaje y apuntó a que el mismo estudio refiere expresamente que en Latam, entre los países que muestran una mayor mejora –mayor descenso en las probabilidades de default a 1 año plazo– está Chile.

Y agrega que el mercado de CDS “presenta una gran volatilidad porque refleja movimientos especulativos de mercado de corto plazo y/o distorsiones en el mercado. En el caso de Chile en particular no tiene liquidez. Más aún, la relación entre clasificación de riesgo y los CDS no es lineal ni proporcional, muy por el contrario”.

El ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, anticipa que el presupuesto tendrá medidas concretas que reflejen con claridad el mensaje de austeridad. Y estima que la economía chilena actualmente no tiene tanta holgura en su capacidad productiva, por lo cual lo responsable es una moderación en el estímulo fiscal y, de tal forma, quitarle presión al Banco Central en sus esfuerzos para rebajar la inflación al rango meta de 3%.

Cecilia Cifuentes, de Libertad y Desarrollo –el centro de estudios vinculado a la centroderecha y de marcada tendencia neoliberal–, dice que el principal aporte que ha realizado el ministro Valdés es reconocer que se puede seguir con un presupuesto expansivo y ha instalado la idea de austeridad en la Nueva Mayoría, “y eso es un gran avance”.

“Llevamos 8 años con déficit estructural y con niveles de endeudamiento creciendo. Un presupuesto que no sea austero sería una señal nefasta”, sostiene Cifuentes.

“Valdés tiene que mostrar una señal clara de que es serio en su aspiración de reducir el déficit estructural, que para este año se estima será de 1,1%”, opina un académico que trabajó en Hacienda durante dos gobiernos de la Concertación.

Gasto debe crecer a la mitad

Desde hace varias semanas que el mensaje de Hacienda entaña que el gasto fiscal para 2016 crecerá entre 4% y 4,5%, la mitad de la expansión de este año, para poder mostrar alguna reducción significativa al déficit estructural. En privado, algunos economistas cercanos a Hacienda manifiestan que Valdés podría sorprender con una expansión de gasto aún menor.

Un consultor próximo al Gobierno opina que no se puede describir un aumento de gasto de 4% como austero. Puntualiza que, de ser acertada esa cifra, el alza resultaría al menos dos puntos por encima del crecimiento del PIB proyectado para este año y el próximo, “por lo que gasto fiscal seguiría siendo un impulso a la demanda en momentos en que la inversión privada sigue frenada y el precio del cobre está por los suelos”.

Domar el crecimiento del gasto fiscal no es tarea fácil. El presupuesto tiene un alto componente de inercia (70%) que se va en pensiones, remuneraciones a empleados públicos y aportes previsionales. Algunos expertos apuntan a que las negociaciones con la ANEF –el mayor y más poderoso de los sindicatos de empleados públicos– se darán después de presentado el presupuesto y que podrían arruinar los planes de Valdés si no se resuelven con un alza no mayor a la inflación.

Del 25% del presupuesto que es discrecional, la gran mayoría se la llevará educación –gratuidad universitaria y carrera docente– y salud.

En tal contexto, hay espacio para un crecimiento acotado en términos de inversión en activos no financieros –equipamiento para ministerios, softwares, computadoras– que este año fue “gigante”, de acuerdo a varios economistas que siguen la ejecución presupuestaria mes a mes en detalle.

En el mercado también apuntan a la contratación de empleados públicos, que este año mostró una fuerte expansión, aunque estiman que se moderará en los próximos dos años. “Hay que hacer más con los mismos recursos”, señala Cifuentes.

Para Pablo Correa, quien pasó por Hacienda durante el gobierno de Lagos y también durante el de Piñera, dice que hay límites políticos respecto de cuán moderado puede ser el presupuesto.

“La regla fiscal es más teoría, ya que en la práctica en años buenos no se ha bajado el gasto en la misma proporción que se subió en años en que se requirió una política fiscal expansiva. Volver a bajarlo es políticamente inviable”, explica el economista jefe del Santander. Añade que no cumplirla no implica costos y amenaza con convertirse simplemente en una regla contable

Y para lo anterior, da como ejemplo que el 15% de aumento de gasto que implementó Andrés Velasco para salir de la crisis subprime “aumentó el nivel de gasto del Estado para siempre”. Dice que Felipe Larraín, ministro de Hacienda de Piñera, lo podría haber hecho, pero entre el terremoto y presiones políticas no se hizo, “y eso que su equipo estaba lleno de economistas completamente comprometidos con tener cuentas fiscales balanceadas”.

Correa cree que efectivamente “se está instalando una duda en el mercado del compromiso de Chile con la regla fiscal” y ese es el gran problema del ministro de Hacienda.

“Podríamos pasar de ser acreedores netos a deudores a mediano plazo”, advierte, y por eso es tan importante lo que haga Valdés con el déficit estructural en los próximos tres años, agrega el economista.

Concuerda con que un aumento de gasto por sobre el crecimiento del PIB no puede catalogarse como “contractivo” y piensa que hay espacio para ser más eficiente en la ejecución, ya que en el área de inversión pública, este año, solo se ha ejecutado el 40% y existen ahí oportunidades de eficiencias.

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