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Este jueves Mario Draghi enfrenta dilema de la política monetaria

Este jueves Mario Draghi enfrenta dilema de la política monetaria

Mohamed A. El-Erian escribe en Bloomberg que los mercados lo instan a bajar más las tasas, a empujar incluso hacia rendimientos más negativos algunos bonos de referencia importantes. Si resiste a estas presiones, corre el riesgo de desmantelar la burbuja de confianza creada por el banco central que, pese a ser imperfecta, resulta clave para la estrategia de crecimiento de Europa. Pero si opta por satisfacer las exigencias de los mercados, podría agravar el riesgo de una inestabilidad financiera futura que ya fue puesto de relieve por el propio Informe de Estabilidad Financiera del BCE la semana pasada.


(Bloomberg View) — Pobre el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. El jueves, en la reunión para decidir la política del banco, enfrentará un dilema en tanto los mercados lo instan a bajar más las tasas, a empujar incluso hacia rendimientos más negativos algunos bonos de referencia importantes. Si resiste a estas presiones, corre el riesgo de desmantelar la burbuja de confianza creada por el banco central que, pese a ser imperfecta, resulta clave para la estrategia de crecimiento de Europa. Pero si opta por satisfacer las exigencias de los mercados, podría agravar el riesgo de una inestabilidad financiera futura que ya fue puesto de relieve por el propio Informe de Estabilidad Financiera del BCE la semana pasada.

Las condiciones económicas y financieras europeas han mejorado pero no son en absoluto sólidas. El crecimiento continúa siendo más bien flojo, y no lo suficientemente fuerte como para superar los focos prolongados de sobre-endeudamiento en ciertos países. La desocupación se mantiene en un nivel inquietante en algunos países, sobre todo para los jóvenes y los desocupados desde hace largo tiempo. Los ataques terroristas en París están afectando el producto interno bruto de Francia y acentuando las presiones deflacionarias. Y estas debilidades económicas se suman al abandono de la voluntad política de completar el histórico proyecto de integración económica de la región, impugnado por desacuerdos respecto de cómo enfrentar la crisis de los refugiados, incluido el hecho de mantener o no el espacio sin fronteras del acuerdo de Schengen.

Como era de suponer, los mercados esperan que el BCE contrate algún seguro adicional esta semana reduciendo su tasa de descuento y/o ampliando su programa de compra de títulos a gran escala, lo cual contribuiría a aliviar más las condiciones de liquidez y una depreciación del euro.

Pero si bien los participantes del mercado consideran ese proceder como la opción obvia, los economistas, incluidos los del BCE, ven las cosas con más matices.

El enfoque poco convencional respecto de la política monetaria aplicado por varios bancos centrales en el mundo todavía no ha producido un gran aumento sostenido de la actividad económica, inclusive en los Estados Unidos, donde esa experimentación de la política macroeconómica fue introducida antes que en Europa. Mientras tanto, la preocupación en cuanto a las consecuencias no deseadas y el daño colateral es cada vez mayor.

La semana pasada, el Informe semestral de Estabilidad Financiera del BCE advirtió que la metodología para la política monetaria adoptada por las economías avanzadas contribuye a “precios de activos desalineados”. Por lo tanto, la “posibilidad de un aumento abrupto de las primas de riesgo a nivel global se ha vuelto más pronunciado”.

El informe también advirtió que la amenaza de una futura inestabilidad financiera global se vio incrementada por la posibilidad de una divergencia de la política entre bancos centrales de importancia sistémica. Pese a mantener su postura estimuladora, se espera que la Reserva Federal suba las tasas por primera vez en casi 10 años en su reunión sobre la política en diciembre. Al tomar un camino distinto, el BCE aumentaría el riesgo de volatilidad en las tasas de interés y el tipo de cambio pudiendo desbaratar el desempeño económico, incluso en el mundo emergente.

Estas consideraciones en conflicto ponen de relieve una vez más hasta qué punto Europa se ha visto privada de condiciones óptimas de política debido a la inactividad de instituciones nacionales de decisión política. Al igual que otros bancos centrales, el BCE se ve obligado a seguir sobrellevando una carga de la política que es demasiado pesada, y sin las herramientas necesarias para llevar a cabo la tarea.

De cara a una elección entre dos opciones difíciles, el BCE encabezado por Draghi probablemente opte por hacer más antes que menos.

Al tomar medidas adicionales, el banco destacará la necesidad de sostener la recuperación económica de la región, y señalará que cualquier riesgo de inestabilidad financiera podría ser contrarrestado mediante la utilización de sus políticas macro- prudenciales.

Tal será, al menos, el mensaje a la población general. A puertas cerradas, empero, el BCE puede lamentar las relaciones simbióticas poco saludables que han desarrollado los bancos centrales con los mercados financieros. Esta dependencia ha llevado a los mercados a confiar excesivamente en el poder de los bancos centrales para desacoplar continuamente los precios de los activos de los principios fundamentales. Los bancos centrales, a su vez, se ven obligados a usar esta burbuja de confianza para que las economías sigan bullendo, aunque con un equilibrio bajo, hasta que los políticos finalmente asuman sus responsabilidades económicas de gobernanza.

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