Arminio Fraga dice que “no veo el fondo. No estamos avanzando con dificultad, nos estamos hundiendo”, refiriéndose a la economía brasileña, mientras que frente a los intentos por destituir a Rousseff, apunta a que “si (la presidenta) sobrevive, de todos modos no tendrá poder para hacer las cosas. Eso conspira en contra de que pase algo bueno”.
La economía de Brasil enfrenta una caída prolongada sin recuperación a la vista en tanto la incertidumbre política gravita sobre la confianza de los inversores y las reformas estructurales no muestran indicios de ganar terreno, según Arminio Fraga, gerente de fondos y ex presidente del banco central de aquel país.
«Aunque la presidenta, Dilma Rousseff, sobreviva a los intentos de destitución, quedará demasiado debilitada como para obtener la aprobación de las medidas requeridas para reencauzar la economía», dijo Fraga en una entrevista.
«El producto interno bruto per cápita caerá en tres años tanto como cayó en la llamada década pérdida de 1980», apunta desde la sede central de Gavea Investimentos Ltda., la firma de inversiones que fundó en 2003 con sede en Río de Janeiro.
“Ciertamente, no veo el fondo. No estamos avanzando con dificultad, nos estamos hundiendo”, dijo Fraga, de 58 años, refiriéndose a la economía brasileña. “Si (la presidenta) sobrevive, de todos modos no tendrá poder para hacer las cosas. Eso conspira en contra de que pase algo bueno”.
Fraga dice que simplemente está siendo realista con respecto a la economía, que según el Fondo Monetario Internacional se contraerá por segundo año consecutivo en 2016 no registrando crecimiento alguno en 2017. Sus observaciones repiten las de otros colegas administradores de fondos como Luis Stuhlberger de Fundo Verde, quien este mes dijo que los precios de los activos podrían caer más si el gobierno no consigue frenar el endeudamiento en alza. Esa falencia llevó a Standard Poor’s a rebajar aún más este mes al país en territorio basura.
Las cuentas fiscales deterioradas de Brasil han contribuido en los últimos 12 meses a una caída de 29 por ciento del real, que según el gobierno volverá más competitivas las exportaciones. Fraga dijo que esos beneficios se han visto en gran medida neutralizados por una caída en los términos de intercambio. El ministerio de Finanzas de Brasil no respondió a un correo electrónico de consulta.
Las elecciones presidenciales en 2018 se presentan como un momento decisivo en tanto los brasileños pueden llegar a elegir un líder capaz de reactivar el crecimiento y adoptar disciplina fiscal, según Fraga, que fue el principal asesor económico del senador Aecio Neves, candidato que ocupó el segundo puesto en la contienda electoral de 2014.
“Puedo imaginarlo, pero no hay ninguna garantía. Este es un terreno fértil para el populismo”, dijo. “El pueblo todavía cree que el Estado es una gran familia y que debe hacerse cargo de él. Creo, sin duda, que el Estado tiene que dar mucho y que Brasil, siendo una sociedad con desigualdad, debe tenerlo –hasta cierto punto”.
El gobierno ha tenido dificultades para controlar los gastos y el viernes dijo que congelaría 23.400 millones de reales (US$5.800 millones) en gastos discrecionales para poder reducir el déficit fiscal. De todos modos, pese a promocionar un ajuste, el gobierno ha pedido a los bancos estatales que liberen 83.000 millones de reales en crédito para estimular el crecimiento en tanto se propone flexibilizar los objetivos fiscales. Esto plantea dudas en cuanto a su compromiso de austeridad, dijo Fraga. “No hace más que confirmar las expectativas de la gente, negativamente”, dijo.
