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Cómo enfrentar los principales cambios establecidos por la NCG N° 385 sobre Gobiernos Corporativos Opinión

Cómo enfrentar los principales cambios establecidos por la NCG N° 385 sobre Gobiernos Corporativos

«Los cambios son ciertamente un avance sustancial en materia de gobernanza corporativa, dada la situación actual que viven algunas de las corporaciones que reportarán su adopción de prácticas. En este sentido es una oportunidad inmejorable para que las sociedades puedan desde su Directorio reflexionar sobre las directrices que conducen la organización, avanzar en aquellos puntos que el regulador establece como prácticas transversales a cualquier tipo de sociedad, como también el de mejorar la imagen corporativa que hoy claramente se encuentra dañada».


A poco más de un mes que las compañías deban remitir a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) sus prácticas de gobierno corporativo, en respuesta a la Norma de Carácter General (NCG) N° 385 promulgada a mediados del año 2015, es claro que a estas alturas el grueso del informe debiera estar finalizado o por lo menos en su última etapa de revisión.

De todos modos, y dado que este será el primer año en vigencia de la normativa, siempre es bueno clarificar cuáles son los puntos que el regulador desea fortalecer a la luz de resultados pasados, y también cuáles son los principales cambios respecto a la derogada norma.

El primer y gran cambio que se establece en la NCG N°385, es lo que se entenderá por práctica adoptada, en este punto la compañía debe contar con políticas aprobadas, como también con procedimientos, mecanismos y sistemas completamente implementados y en funcionamiento; si no es así, se debe entender que la práctica no se encuentra adoptada, sin perjuicio de que la sociedad pueda explicar si está en vías de hacerlo. Con esto la Superintendencia busca disminuir el riesgo de ambigüedades existentes en la antigua normativa, como también en un futuro cercano establecer cuáles son los parámetros que podrían ser evaluados y de los cuales exigiría su cumplimiento.

Otra recomendación en que los directores se deben autoevaluar, se refiere a la asesoría de un tercero que los apoye y que sea ajeno a la sociedad, siendo uno de los principales problemas que poseen las compañías en Chile, debido a la marcada concentración de capital y manifiesto desinterés por avanzar en esta temática. Ciertamente a estas alturas no hay mucho que se pueda hacer, siendo la mejor alternativa responder sobre el estado actual y real de las prácticas referentes a este punto, para canalizar los esfuerzos, enfocándose en que los beneficios de implementar esta recomendación se obtendrán en el largo plazo.

En cuanto a estándares internacionales, la nueva normativa promueve claramente la adopción de principios, directrices y recomendaciones, respecto de las cuales, a diferencia del punto anterior, en Chile las sociedades reflejan un alto grado de madurez; entre algunos de los sugeridos por el regulador se encuentran, COSO, COBIT, ISACA, ISO 31.000 e ISO 31.004, por tanto, los resultados de estas recomendaciones debieran reflejar un amplio porcentaje de cumplimiento. En esta línea las compañías deben manifestar en sus respuestas todos aquellos estándares de gestión de riesgo o control interno que tienen implementados, como también aquellos que se encuentran en proceso, donde las sociedades deben intentar marcar diferencias entre ellas.

Como se percibe, los tres cambios antes mencionados son ciertamente un avance sustancial en materia de gobernanza corporativa, dada la situación actual que viven algunas de las corporaciones que reportarán su adopción de prácticas. En este sentido es una oportunidad inmejorable para que las sociedades puedan desde su Directorio reflexionar sobre las directrices que conducen la organización, avanzar en aquellos puntos que el regulador establece como prácticas transversales a cualquier tipo de sociedad, como también el de mejorar la imagen corporativa que hoy claramente se encuentra dañada.

Por último, la definición de prácticas de gobierno y su correcta adopción, conlleva no solo un cumplimiento normativo, que siempre es importante, sino también la compañía asegura una máxima rentabilidad en el largo plazo para sus accionistas, brindando estabilidad al mercado, y sobre todo fortaleciendo una economía que últimamente se ha olivado del actor principal, sus consumidores.

Felipe Arenas Torres
Auditor Financiero
Magíster en Contabilidad y Auditoría con Mención en Auditoría de Gestión
Universidad de Santiago de Chile
Especialista en Gobernanza Corporativa

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