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Macri choca contra realidad al intentar abrir economía argentina

Macri choca contra realidad al intentar abrir economía argentina

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Incluso medidas para eliminar las restricciones más extremas y arbitrarias a las importaciones, que la Organización Mundial del Comercio había declarado ilegales, encontraron la oposición de la industria y cierto retroceso por parte de Macri. Ahora, el presidente se apresta a intensificar la batalla y reducir los aranceles de importación en hasta 35 por ciento sobre bienes electrónicos, entre ellos televisores, teléfonos móviles y computadoras.


Asumió el cargo prometiendo levantar las barreras que hicieron de Argentina una de las economías más cerradas del mundo. Once meses después, el presidente Mauricio Macri descubre que desanudar una década de proteccionismo es más fácil de conseguir en campaña electoral que en realidad.

Incluso medidas para eliminar las restricciones más extremas y arbitrarias a las importaciones, que la Organización Mundial del Comercio había declarado ilegales, encontraron la oposición de la industria y cierto retroceso por parte de Macri. Ahora, el presidente se apresta a intensificar la batalla y reducir los aranceles de importación en hasta 35 por ciento sobre bienes electrónicos, entre ellos televisores, teléfonos móviles y computadoras.

Amparados por años de políticas proteccionistas durante las presidencias de los Kirchner -Néstor y Cristina Fernández- grupos empresariales, sindicatos y políticos locales están haciendo advertencias sobre pérdidas de empleos y desastre económico si la industria local no recibe protección. En respuesta, Macri ha adoptado un enfoque gradualista para evitar descontento social conforme se contrae la economía y aumenta el desempleo.

“Hay sectores que están claramente vulnerables, que no son competitivos, y con los cuales cooperaremos en lo que llamamos ‘transformación productiva’”, dijo el ministro de Producción, Francisco Cabrera, en una entrevista el 14 de septiembre. “Significa que trabajaremos en consenso con los empresarios para ver cómo pueden cambiar el foco de su producción a sectores que pueden ser competitivos”, añadió.

Encontrar consenso puede ser difícil. Decenas de miles de empleos dependen de electrodomésticos, acondicionadores de aire y teléfonos móviles que son ensamblados en el lejano sur, o de la ropa, calzado y productos textiles manufacturados en el país, industrias que sobreviven gracias a fuertes subsidios o proteccionismo.

Manzana de la discordia

La campaña contra la apertura de la economía ya está en marcha y ningún producto se considera demasiado pequeño como para proteger.

“¿Sabe qué es esto?”, le preguntó la legisladora opositora María Soria al jefe de gabinete durante un debate en el Congreso en agosto. “Esta es una manzana de Chile. ¿Sabe usted que gracias a su política macroeconómica tenemos más de 700.000 kilos de manzanas chilenas que compiten con la producción de Río Negro?”, agregó.

Similar indignación en la industria del calzado ha obligado a Macri a limitar la importación de calzado a 24 millones de pares hasta 2018, dijo Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, en una entrevista radial el 28 de octubre. Un disparo en las importaciones había causado la pérdida de 2.000 empleos en el sector este año, según Agustín Amicone, secretario general del sindicato de fabricantes de calzado.

“Muchas compañías argentinas están perdiendo cuota de mercado ante la avalancha de importaciones”, dijo el líder opositor Sergio Massa el 5 de septiembre, durante una visita a una fábrica de calzado en la provincia de Buenos Aires. “No hay nada más importante en Argentina que cuidar las pequeñas y medianas empresas y nuestra gente; todo lo demás es secundario”, señaló.

Alto precio

Los consumidores pagan un alto precio por el proteccionismo. Un televisor Samsung LED curvo de 55 pulgadas en Chile le costará US$689 en la tienda  Falabella, en tanto la compañía vende el mismo producto en Argentina por US$2.300. Pueden encontrarse márgenes similares en la mayoría de los electrodomésticos, ropa y calzado.

Esos diferenciales son una respuesta al esmero que el gobierno anterior de Argentina puso para proteger la industria local. Las compañías tenían que solicitar el derecho de importar bienes, explicando a las autoridades por qué no podían encontrar proveedores locales. Era el sistema que la OMC declaró ilegal.

Conforme aumentaron las importaciones y la economía se contrajo, Argentina perdió 118.000 empleos en el primer semestre del año, según el instituto nacional de estadísticas. Es un dato de grave relevancia en toda decisión de abrir más la economía.

“Con un 33 por ciento de pobreza, Argentina no tiene el lujo de abocarse a ese tema cuando va a causar el desempleo de miles de trabajadores”, dijo Amicone por teléfono. “Uno no puede hablar acerca de la competitividad cuando estamos virtualmente en una catástrofe”, indicó.

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