MERCADOS
as protestas continuaron el lunes por la noche desafiando los toques de queda, aunque la tasa de eventos violentos se ha desacelerado. El martes, el índice bursátil de referencia del país se redujo a pérdidas después de las ganancias más temprano en el día, mientras que el peso chileno recuperó parte del terreno perdido en la venta masiva del lunes.
Apenas unas semanas antes de los peores disturbios civiles desde que Chile regresó a la democracia hace 29 años, el presidente Sebastián Piñera describió al país como «un verdadero oasis» en medio de la crisis latinoamericana.
El inversionista multimillonario convertido en político no está solo en su brillante evaluación de un país que regularmente supera las métricas de prosperidad regional. Sin embargo, la agitación mortal de los últimos cuatro días muestra el abismo entre la élite del ejemplar andino y los que se sienten abandonados.
Chile soporta el 4to día de protestas en los peores disturbios en décadas. Quince personas han muerto y miles han sido arrestadas en una ola de disturbios y manifestaciones que han llevado a las ciudades a un punto muerto y han visto a las fuerzas de seguridad disparar contra saqueadores enmascarados. Las protestas continuaron el lunes por la noche desafiando los toques de queda, aunque la tasa de eventos violentos se ha desacelerado. El martes, el índice bursátil de referencia del país se redujo a pérdidas después de las ganancias más temprano en el día, mientras que el peso chileno recuperó parte del terreno perdido en la venta masiva del lunes.
Lo que comenzó como una protesta en contra de un aumento de 4 centavos en la tarifa del metro se convirtió rápidamente en un gran descontento por la desigualdad económica, las pensiones, la salud y la educación. Si bien Piñera retrocedió en el aumento de tarifas, sus esfuerzos para combatir la violencia simplemente la intensificaron. A última hora del lunes, el presidente había adoptado un tono más conciliador.
