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Sin dolor no hay ganador: por qué el impulso regulador de China puede dañar a inversores MERCADOS Crédito: Reuters

Sin dolor no hay ganador: por qué el impulso regulador de China puede dañar a inversores

Las acciones y la confianza se han visto afectadas por el hecho de que los gobernantes del Partido Comunista intentan reformar los sectores inmobiliario, tecnológico y educativo para frenar la presión de los costos y servir mejor a los ciudadanos.


Los inversores afirman que la brusca baja de los mercados financieros chinos anuncia el comienzo de una nueva era, en la que el gobierno está anteponiendo el socialismo a los accionistas, y en la cual los cambios normativos están dejando obsoleto el viejo manual.

Las acciones y la confianza se han visto afectadas por el hecho de que los gobernantes del Partido Comunista intentan reformar los sectores inmobiliario, tecnológico y educativo para frenar la presión de los costos y servir mejor a los ciudadanos.

Según los inversores, el nuevo modelo parece anteponer la prosperidad común, como ha dicho el Presidente Xi Jinping, al crecimiento desordenado.

Algunos analistas sostienen que se trata del cambio filosófico más significativo desde que el antiguo líder Deng Xiaoping fijó el desarrollo como la máxima prioridad hace 40 años.

«Los empresarios e inversores chinos deben comprender que la era de la expansión imprudente del capital ha terminado», dijo Alan Song, fundador de la empresa de capital privado Harvest Capital. «Ha comenzado una nueva era que prioriza la equidad sobre la eficiencia».

Banqueros e inversores dicen que ya hubo un aviso en noviembre, cuando los reguladores torpedearon la cotización de Ant Group, la empresa de tecnología financiera de Jack Ma, cortando públicamente las alas al millonario y dañando a fondos mundiales que habían pagado por anticipado para tener una tajada de la mayor salida a bolsa del mundo.

En los nueve meses transcurridos desde entonces, promotores inmobiliarios, especuladores en materias primas, mineros de criptomonedas, otros gigantes tecnológicos y, últimamente, empresas de tutoría escolar, se han enfrentado a cambios radicales en las normas o han sido agresivamente examinados por los reguladores.

El índice Hang Seng Tech, lanzado con bombos y platillos en julio y que incluye a los favoritos de Internet convertidos en gigantes como Tencent y Alibaba, se ha desplomado un 40% desde febrero hasta alcanzar mínimos históricos.

«El fantasma de la intervención estatal para controlar al sector privado ha creado un crescendo de ventas de pánico», dijeron analistas del banco de inversión Jefferies en una nota.

«Las autoridades intentan reducir la desigualdad social al tiempo que reprimen las subidas excesivas de precios que están elevando el costo de la vida», añadió.

Zhaopeng Xing, estratega senior de China en ANZ, dijo que la serie de políticas, presentadas alrededor del centenario del Partido Comunista Chino, subrayan la voluntad política de reforzar las raíces del Partido.

«Estas políticas se anunciaron para reflejar el carácter progresista del Partido» y atraer a las masas, dijo Xing. «Envían el mensaje de que China no es un país capitalista, sino que abraza el socialismo».

El mensaje en los meses previos al centenario del Partido también fue inequívoco, según analistas. La «prosperidad común» es el objetivo primordial de largo plazo, dijo Xi a principios de este año, y el desarrollo de China debe centrarse en las expectativas de la gente de mejorar su vida, las diferencias entre las zonas urbanas y rurales y las diferencias de ingresos.

La Oficina de Información del Consejo de Estado de China no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

«Tres montañas»

Los inversores han respondido hasta ahora con una alarma que el martes se inclinó hacia el pánico. Se deshicieron de los valores salud en previsión de que el sector sea el siguiente en la línea de fuego, cuando el inmobiliario y el educativo ya se tambalean.

Los costos de la vivienda, de la medicina y de la educación son las «tres grandes montañas» que asfixian a las familias chinas y desplazan su consumo, dijo Yuan Yuwei, gestor de Olympus Hedge Fund Investments, y que se había puesto en corto en promotores y empresas de educación.

«Esta es la reforma más contundente que he visto en muchos años y la más populista. Beneficia a las masas a costa de los más ricos y de los grupos de élite», dijo Yuan.

La caída del precio de las acciones de la empresa de transporte por aplicación Didi, que se encontró en el punto de mira de los reguladores días después de que comenzó a cotizar en Nueva York, ha planteado dudas sobre el futuro compromiso de China con los mercados de capitales extranjeros.

Los riesgos crediticios también están subiendo en un país que todavía se está recuperando de la crisis del COVID-19, ya que las autoridades parecen sentirse cómodas permitiendo que empresas vinculadas al Estado o muy grandes -que antes se consideraban especies protegidas- se deslicen hacia el impago.

«En los últimos 20 años, las autoridades chinas han podido hacer la vista gorda ante algunas prácticas empresariales ilegales, evasión fiscal o malas prácticas, porque la economía gozaba de un sólido crecimiento», afirma Ming Liao, socio fundador de Prospect Avenue Capital, una empresa de capital de riesgo que tiene su sede en Pekín.

Ahora que la economía se está desacelerando, «la cuestión es cómo repartir el pastel. De ahí la necesidad de balancear la equidad con la eficiencia», añadió.

Nuevo paradigma

Mientras el Partido se prepara para el Vigésimo Congreso nacional, que decidirá si Xi sigue siendo su secretario general para un tercer mandato sin precedentes, los analistas creen que seguirá adelante con sus pilares para la reforma, uno de los cuales es una próspera clase media.

El Partido parece decidido a enfatizar en sus raíces socialistas y contrastarlas con la percepción de problemas sociales en centros capitalistas como Hong Kong, dicen.

Los inversores también afirman que la resistencia de las exportaciones proporciona un amortiguador para que los responsables políticos construyan un nuevo pilar de crecimiento a partir de la demanda interna y eviten el descontento por la desigualdad.

Aunque los ingresos de los hogares han superado al crecimiento económico, ambos se están ralentizando y, según un estudio publicado por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), una asociación de bancos, los ingresos de los hogares siguen estando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.

El 10% de las familias más ricas de China acapara el 47,5% de la riqueza de los hogares, según estimaciones del IIF, mientras que una encuesta realizada en 2019 por la empresa de contratación 51job Inc mostró que casi el 40% de los padres gastaban entre el 20% y el 30% de sus ingresos en la educación de los hijos, algo que se considera insostenible.

«La vieja era ha terminado, y una nueva época ha comenzado», dijo Jack Liu, un veterano profesor de matemáticas en Gaotu Techedu Inc, una de las empresas golpeadas por las reformas educativas.

«Para muchas empresas de tutoría, el ROI (retorno de la inversión) del profesor es la métrica estrella (…) En el futuro, los actores del sector deben entender perfectamente las políticas del gobierno y unificar el interés de los individuos, las empresas y el país», dijo.

Los gestores de fondos extranjeros dicen que se mantienen firmes, pero que cambian de rumbo. Citi Private Bank dijo esta semana en una nota que estaba aumentando su exposición a China, pero que buscaba empresas que cotizan en bolsa fuera del punto de mira de los reguladores.

Prashant Bhayani, director de inversiones en Asia de BNP Paribas Wealth Management, también buscaba exposición a una amplia gama de acciones nacionales fuera de los sectores de la tecnología y la educación, ya que los clientes tenían dudas sobre las medidas enérgicas.

«Hemos visto preocupaciones, no sólo en Norteamérica y Europa, sino también en Asia, sobre cuál es el fin de la política», dijo.

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