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Industria Salmonera comienza a ver luz al final del túnel

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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El que por años se anunciaba como la gran promesa de la economía chilena, el sector salmonero, ha venido de tumbo en tumbo.  

Primero fue el virus ISA que provocó la destrucción de parte importante de la producción nacional. Luego la dura renegociación de deudas con la banca en 2009, que puso de rodillas a la industria. Y en 2012, cuando se esperaba la ansiada recuperación, la sobreoferta generada por las propias empresas, atochadas de peces en sus jaulas marinas, hizo caer los precios internacionales y afectó los márgenes y la caja de las compañías.

De acuerdo a El Mercurio, a fines del año pasado los bancos estaban prestando sólo para capital de trabajo y con mayores garantías que lo normal. El diario, citando a "altas fuentes del sistema financiero y de la misma industria acuícola" reportó que los bancos estaban preocupados con el nivel de riesgo del sector, dada su baja capacidad de pago.  

El inicio de 2013, por el contrario, parece mostrar la luz al final del túnel para las empresas. Solamente en enero el precio del salmón atlántico creció 6 % en doce meses y 24 % comparado con el último trimestre de 2012. Así, la libra del producto pasó de niveles de US$ 3 a mediados de noviembre pasado a más de US$ 4.  

La mejor evidencia de esto es la evolución que han tenido en las últimas semanas los precios de las acciones de las cinco salmoneras presentes en la Bolsa.  

AquaChile, Multifoods, Invermar, Australis y Camanchaca han sido las reinas de la fiesta en lo que va de 2013. Al cierre del 1 de marzo de 2013 las acciones del sector crecen entre 20 % y 58 % en el año, recuperando parte de las duras pérdidas registradas en 2012 (entre 17 % y 60 %).  

En el mercado señalan que los factores detrás de esta violenta remontada son el precio del salmón a nivel internacional y las señales de consolidación en la propiedad de las empresas del sector en los próximos meses, además de expectativas de acuerdos con la banca para obtener mayor financiamiento para capital de trabajo.  

“El precio explica gran parte del alza. Se venía hablando que este año el mercado debería absorber el exceso de oferta que el mismo Chile aportó al mundo, porque es difícil, una vez que uno siembra salmón, dejarlos morir de hambre. Se vieron obligadas a cosechar y vender y eso generó exceso de oferta, eso debería tender a normalizarse”, explica Emilio Bombin, analista de Tanner.

En 2012 la industria revivió la oscuridad de 2008 y 2009 cuando el virus ISA provocó el desplome de la producción, obligando a renegociar deudas que, para un total de casi 40 empresas, bordeaban los US$ 2.000 millones con la banca. Junto con ello, se implementaron normativas más estrictas para la producción con el objeto de evitar nuevas dificultades sanitarias.  

Con la caída de la producción de salmón chileno vino a fines de 2010 y comienzos de 2011 un auge de precios a nivel internacional, lo que entusiasmó a las empresas que retomaron sus planes de producción. La libra de salmón llegó a cotizarse a US$ 6.  

Entre 2010 y 2011 AquaChile, Multiexport, Australis e Invermar acumularon ganancias de más de US$ 250 millones y algunas compañías incluso pudieron acelerar la amortización de sus deudas. Aqua, por ejemplo, pagó US$ 170 millones y logró renegociar el saldo de US$ 240 millones.  

Pero la alegría duró poco. Embriagados con el aumento de sus ingresos, las empresas chilenas dispararon sus planes de producción. Si en 2011 habían elevado un 70 % la producción, para 2012 el alza fue similar, superando las 390 mil, según estimaciones de EuroAmérica.  

Y el infalible mercado funcionó. Los precios cayeron más de 30 % y las empresas chilenas volvieron a llorar. Sólo las empresas abiertas en bolsa perdieron casi US$ 150 millones y sus acciones cayeron entre 20 % (las más grandes Multiexport y Aquachile) y 60 % (Invermar y Australis).  

Camanchaca, que tiene casi un tercio de su negocio pesquero enfocado a salmones, ni siquiera pudo aprovechar el boom de precios. Logró elevar su producción a fines de 2011 cuando el alza del precio palidecía y obtuvo a cambio pérdidas —aunque marginales— para 2011 y 2012.

 Así, a fines del año pasado la situación se volvió a hacer crítica para la industria y las miradas otra vez, se volvieron hacia la banca. Diversos ejecutivos y empresarios del sector han pedido que la banca acceda a otorgar créditos nuevos a la industria. Incluso, el socio principal de la auditora PwC (que audita a la mayor parte de las salmoneras), Luis Enrique Alamos, pidió públicamente que la banca flexibilice sus condiciones con el sector, pero esta vez los bancos no están disponibles como antes.  

Como en el pasado, los bancos protagonistas son Banco de Chile, BCI, Corpbanca, Rabobank, BancoEstado y Santander.  

Esta es la tercera negociación con la banca pues después del complejo refinanciamiento de 2008 y 2009, las entidades financieras volvieron a renegociarles sus deudas a fines de 2010.  

Por eso, el discurso de la banca ha sido duro. Las salmoneras deben seguir consolidándose a nivel de propiedad y capitalizar las compañías. 

Algo de esto ha ocurrido. Cermaq —de Mainstream— compró Cultivos Marinos Chiloé en US$ 110 millones y Friosur adquirió en US$ 35 millones la división de salmones Pesquera Landes.

Y ayer se conoció la última operación. La Tercera informó que Trusal, de la familia Nenadovich, tras dos procesos de venta fallidos, concretó su fusión con Pacific Star, de la familia Hurtado.  

Invertec, en tanto, concretó la venta en US$ 31 millones del 50 % de su empresa productora de alimentos para salmones Salmood a Alicorp, empresa del grupo peruano Romero, lo que le permitió adelantar pagos a la banca y disponer recursos para crecer. Desde Perú, además, el grupo Brescia sigue analizando la posibilidad de entrar al mercado.

Por otro lado, los accionistas han debido meterse la mano al bolsillo. La última operación fue el aumento de capital de US$ 120 millones aprobado por la junta de accionistas de AquaChile. Hace dos años Multifoods había aportado US$ 50 millones de capital fresco.  

El destino de los recursos es claro. Victor Puchi— controlador junto a los Fischer, de la mayor salmonera del país— anunció que buscan adquirir nuevas empresas y que en la mira está justamente Trusal, aunque ahora deberá buscar alternativas tras el ingreso de Hurtado.  

Bombin cree que la señal dada por Puchi con el aumento de capital y la intención que tuvo en entrar a Trusal es un aliciente adicional al repunte de los precios para el alza que han tenido los papeles en bolsa.  

Y aunque es vox populi que los resultados de 2012 fueron malos, la esperanza está cifrada en que 2013 mostrará aumentos de producción inferiores a 2012 (se agregarían 110 mil toneladas a las 390 mil toneladas del año pasado) lo que permitiría que el precio internacional siga aumentando.  

Las dudas apuntan a cómo superar el momento actual, con estrechez de caja importante. Al menos, en la bolsa local, los inversionistas parecen seguir creyendo que la industria volverá a ser rentable alguna vez.

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