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PIMCO y BlackRock asumiran control de OGX, el imperio petrolero de Eike Batista


Pacific Investment Management y BlackRock están a punto de asumir las fracasadas ambiciones petroleras de Eike Batista, ahora que los acreedores han aceptado pérdidas de hasta 99 por ciento en la deuda de US$5.800 millones a cambio de la propiedad de cuotas.

Las firmas estaban entre los principales acreedores que negociaron el acuerdo anunciado por Óleo e Gas Participações SA, de Batista, el 24 de diciembre, dijo una persona con conocimiento directo de las negociaciones, que pidió anonimato porque las discusiones son privadas. Según el convenio, los acreedores de la compañía con sede en Río de Janeiro, conocida antes como OGX, incluidos los tenedores de US$3.600 en los bonos de peor desempeño este año, obtendrán una participación accionaria de 90 por ciento.

El acuerdo, que sigue al inicio de la producción en el yacimiento Tubarão Martelo de Óleo e Gas, evita una quiebra que podría haber cancelado una licencia para la única fuente de ingresos de la compañía. Los bonistas que creyeron en la promesa de Batista de que produciría 1,4 millones de barriles por día para 2019 se han quedado con una compañía que ahora apunta a menos de 3 por ciento de aquella meta tras el mayor impago latinoamericano de la historia.

“Los bonistas dijeron: ‘Financiaremos a la compañía pero dictaremos la forma en que se administra’”, dijo Fabiano Santin, analista de Kondor Invest, en una entrevista telefónica desde Sao Paulo.

Tenencias de Pimco

La propuesta aun debe ser aprobada por acreedores y por la corte a cargo del plan de protección de quiebra de la compañía. El acuerdo dejaría a los actuales accionistas con una participación de 10 por ciento en la empresa, según el comunicado.

“Los actuales accionistas debían ser diluidos y los tenedores de bonos tienen mucho más poder”, dijo Manuel Fernandes, que encabeza la compañía consultora y contable KPMG LLP en Río de Janeiro, en una entrevista telefónica.

Batista, de 57 años, en otro tiempo el hombre más rico del Brasil y el octavo del mundo con una fortuna que superaba los US$30.000 millones, se esforzó por salvar su imperio que incluía un astillero y desarrollador portuario desde mediados de 2012, cuando OGX empezó a no alcanzar las metas.

Batista había recaudado miles de millones de dólares en los mercados accionarios para financiar el programa de perforaciones de OGX y otras nuevas empresas de materias primas. Luego recurrió a los mercados de deuda y vendió bonos a inversores, entre ellos BlackRock y Pimco. Cuando algunos de los depósitos petrolíferos que había evaluado en US$1 billón resultaron un fiasco, OGX perdió 98 por ciento de su valor y agotó el efectivo.

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