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Opinión: La apuesta del Central


El Banco Central de Chile decidió disminuir la Tasa de Política Monetaria (TPM) 25 puntos base, ubicándola en 3,0%. Esto, pese a las reiteradas sorpresas inflacionarias que se han registrado en todo el año 2014 y que ubican la variación del IPC a 12 meses en 4,9%. Más allá de las cifras actuales y de la inflación esperada para el cierre de este año (4,5%), el Banco Central continúa firme con su apuesta respecto a que el alza de los precios por sobre el 3% es temporal. Sin embargo, la apuesta hasta el momento ha fallado.

En marzo de 2014 el IPOM proyectaba una inflación para diciembre de 3,0%. Efectivamente se han registrado 3 grandes eventos que han cambiado el escenario: una significativa depreciación del peso, el aumento del precio de los combustibles y alza en impuestos. Sin embargo, lo relevante es que el impacto sobre inflación, particularmente de la depreciación del peso, ha sido muy por sobre lo esperado. En el escenario base, el aumento de las holguras de capacidad debería haber quitado presiones inflacionarias directamente y, además, haber permitido un menor traspaso a precios de la depreciación cambiaria. Lo anterior no sucedió y ya tenemos 5 meses de inflación por sobre el 4%, en conjunto con una desaceleración muy profunda de la economía.

Pese a lo anterior, el Banco Central continúa apostando a la desaceleración de la economía para bajar la inflación. Y la apuesta es fuerte, ya que sigue bajando la TPM. La decisión probablemente sea la correcta.

Las holguras de capacidad definitivamente se están abriendo con este crecimiento de la actividad y probablemente lo seguirán haciendo en los próximos meses, producto de que la recuperación económica será solo leve, permitiendo alcanzar como máximo un crecimiento de 3% a fin de año, lo cual se ubica por debajo del potencial. Esto quitará finalmente presiones a la inflación, pese a que las holguras de capacidad que se generen no sean tan importantes por el bajo crecimiento potencial. Sin embargo, lo más importante es que el 2015 no se repetiría una depreciación del peso de la magnitud de 2014. Por el contrario, es altamente probable que el peso se aprecie el próximo año si el precio del cobre logra sostenerse en torno a US$3,0 la libra.

El escenario inflacionario de 2015 debería ser mucho más benigno que en 2014. El Banco Central está en lo correcto bajando la TPM pero dejando un sesgo neutro porque, a no ser que el escenario internacional se deteriore significativamente, la política monetaria no debería ser más expansiva ante las dudas de la brecha de capacidad y una política fiscal que será fuertemente expansiva. La última decisión de bajarla probablemente se definió solo luego de la reciente caída del precio del petróleo y el aumento de volatilidad de corto plazo. Sin embargo, ser más agresivo puede ser contraproducente, porque la expectativa de una inflación en 2,5% se origina en que los shocks no se volverán a repetir, dejando sin explicación la sorpresa experimentada en 2014 en relación a la magnitud del traspaso a precios de la depreciación cambiaria y la baja respuesta del IPC a la desaceleración. Por lo tanto, el Banco Central deberá adoptar una posición más cauta, dejando la tarea de política económica para el próximo año definitivamente en el Ministerio de Hacienda.

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