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Malas prácticas y CASEN


Sebastián Piñera montó un gran esfuerzo de comunicaciones para convencer al país que, de acuerdo a la encuesta Casen, la pobreza subió durante el gobierno anterior y cayó durante su gobierno. Estas afirmaciones son cuestionables, ya que se basan en una metodología para medir la pobreza de dudosa validez. Y la celebración orquestada por el gobierno no pareció muy respetuosa con las 2 millones 400 mil personas que, según las propias cifras oficiales, aún viven en la pobreza.

Pero en días recientes han surgido dudas aún más graves. Existe evidencia que sugiere que en el procesamiento de ciertos datos se cometieron errores. Hay también inconsistencias en lo que ha entregado el gobierno.

En un encuentro organizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP), le planteamos estas dudas al ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín. La nula respuesta del ministro a nuestros planteamientos nos lleva a reiterarlos en este artículo.

La Casen es una encuesta que tradicionalmente se realiza una vez, siempre en la misma fecha. En esta oportunidad se tomaron dos muestras: una de 28 mil hogares, entre el 17 de octubre y el 22 de noviembre, y otra de 59 mil hogares, entre esta última fecha y el 22 de enero. El gobierno debería explicar por qué incurrió en el costo de tomar dos muestras. Una hipótesis es que justo en noviembre se empezó a pagar un bono de 10 mil pesos a 541 mil personas.

Hay razones fundadas para creer que este bono se computó mal en la encuesta. El estándar de vida de una familia depende de los ingresos que recibe todos los meses. Si le llega una plata sólo una vez en el año, corresponde dividir el monto por 12 para alcanzar el equivalente mensual. Esta es la práctica estándar. Pero al parecer no es lo que hizo el actual gobierno.

El peculiar diseño de los cuestionarios de esta Casen, en que se califica el bono como un ingreso “mensual”, llama a error a los encuestados y hace dudar que el cómputo se haya realizado bien. En el CEP le pedimos clarificación tres veces al ministro Lavín. Todavía estamos esperando la respuesta.

El asunto no es meramente académico. La línea de indigencia es de apenas $36.049, y por lo tanto el bono corresponde a 27,7% de este monto. Si se computó mal, eso puede haber afectado crucialmente los resultados. Usando los datos de la Casen 2009 (el gobierno aún no entrega los de 2011), se puede calcular el impacto de un bono similar, computado erróneamente. En ese caso, la indigencia cae de 3,7% a 2,9% del total de los hogares. Curiosamente, según el gobierno, en la Casen 2011 cayó a 2,8%.

Lo más grave es que aquí estamos hablando de personas, no sólo de cifras. Las medidas de pobreza se utilizan para diseñar políticas sociales. Si la medición está mal, también lo estarán los beneficios que recibe (o deja de recibir) la gente.

Un posible contraargumento del gobierno es que, independientemente del bono, subieron los ingresos autónomos de las familias pobres, y así disminuyó la pobreza. Pero ello también es difícil de constatar, porque en la encuesta 2011 se cambiaron las preguntas relevantes, así que los resultados no son estrictamente comparables con los de 2009. Esta es otra duda que el ministro Lavín haría bien en aclarar.

En toda encuesta política hay que saber cuál es el margen de error antes de interpretar los resultados. Lo mismo ocurre con la Casen. Para saber si la baja en la pobreza es significativa, hay que saber cuál es el margen de error de la encuesta. Pero el gobierno aún no ha entregado esa información.

En el CEP el ministro Lavín habló de una “estimación preliminar” del error estándar de casi 0,7%. Y resulta que la caída en la pobreza reportada por el gobierno es de 0,7%.  Es posible esté dentro del margen de error y por lo tanto la gran faramalla armada por el gobierno sobre una caída histórica en la pobreza no tenga sustento.

Frente a estos cuestionamientos, el ministro se limitó a decir que se ha utilizado la misma metodología de siempre. Pero ello no es efectivo. Las bases de licitación de la Casen 2011 revelan explícitamente que se modificaron los “objetivos de precisión y tamaño de la muestra” respecto de las encuestas de 2006 y 2009. ¿Por qué se hicieron estos cambios?

El ministro se defendió diciendo que los datos los procesa la Cepal, que es una institución seria. Claro que es seria, pero el gobierno de Chile le cambió los términos de referencia y los cuestionarios que generan los datos.

Si el gobierno de Sebastián Piñera realmente tomara en serio los criterios de la Cepal, entonces habría utilizado la metodología que esa institución usa para medir la pobreza en Chile y en todos los países de América Latina. Según esa metodología, la pobreza cayó de 13,7 a 11,5% entre 2006 y 2009.

Todas estas dudas apuntan a posibles malas prácticas en la elaboración  de la Casen 2011. Ha sido patrimonio de Chile un trato riguroso de las estadísticas económicas y sociales. Ese patrimonio está en juego hoy. Si el gobierno es capaz de aclarar estas dudas, que lo haga, y pronto.

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