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Desafíos inmediatos de la Reforma Laboral

Paola Cabezas
Por : Paola Cabezas Abogada y militante de Ciudadanaos
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El día de hoy debemos como país establecer prioridades, frente a todo el cuestionamiento de la política, tal vez la Agenda laboral, y su tramitación, sea donde se puede enmendar el rumbo. Tres son los desafíos de esta reforma, en especial para poder cumplir con el eslogan de más y mejores trabajos. Desafíos, que independientemente de nuestra postura, asumo, serán transversales. 

1.- Que la constitucionalidad sea resuelta por quienes deben, los diputados y senadores. 

2.- Que la reforma termine siendo inclusiva, beneficiando a todos los trabajadores; mujeres, jóvenes y adultos mayores que hoy quieren trabajar y no pueden hacerlo.

3.- Que fomente el empleo y ayude a mejorar los salarios.

Pues bien, existen en poder del Gobierno dos informes en derecho de los profesores Zapata y Ruiz Tagle, asegurando la constitucionalidad del proyecto, pero son también otros respetados académicos quienes opinan lo contrario. La discusión relativa a que la Constitución radica la titularidad de la negociación colectiva en  los trabajadores y no en los sindicatos, es real, y las preocupaciones ya se han instalado, por tanto, estas inquietudes respecto de la constitucionalidad del proyecto deben quedar despejadas en una discusión seria, con consensos y, lo más importante, sin urgencia.

Es primordial evitar que la Reforma Laboral termine siendo discutida en el Tribunal Constitucional (TC). La discusión del proyecto debe darse en el Congreso, no en otro lado, no podemos dejar al TC en un lugar que no se quiere, ejerciendo como una tercera Cámara, como indica el profesor Atria. 

La urgencia o “acelerador”, como se le conoce vulgarmente, debe ser retirada a la brevedad. Cuanta mejor discusión haya, mejor será la calidad del proyecto, no podemos obviar que, habiendo una urgencia de por medio, la Comisión de Trabajo ya tiene más de 100 observaciones; el propio Gobierno 50, la CUT más de 60, que señaló como producto de inconsistencias, y respecto de lo cual el propio Arturo Martínez señaló que “la Presidenta se está farreando la oportunidad de limpiar el Código Laboral".

Yo quiero incluir, “limpiar y mejorar el proyecto”. Esta urgencia, ya provocó incomodidades en el mismo Ministerio, cuando un asesor y redactor del proyecto aclaró en un seminario organizado por la CNC que sí habrá reemplazo interno en huelga, cuando todos habían entendido algo distinto. 

Así, entendiendo el bien común como finalidad de la Constitución, pongamos la alerta sobre la voces que afirmen que la paz social se ve afectada por este proyecto que “reinstala una lógica anticuada de conflicto más que de diálogo”, como señala Fernando Arab, al permitir una huelga que es aprobada con un quórum bajo, o porque, como señala Claudio Palavecino, "un excesivo protagonismo de la Dirección del Trabajo, es un peligro de injerencia gubernamental en el conflicto” 

Aprendamos de los errores de hace pocos meses, donde producto de la mala tramitación de la reforma tributaria, se vieron bochornosos incidentes, como cuando el Senado debió corregir casi todo lo enviado por la Cámara, o el más reciente, que dice relación con que lo recaudado no alcanzaría para financiar la educación. Lo escuché presencialmente de Rafael Garay durante la tramitación, y se cumplió. 

Detengámonos a escuchar. Desde la Sofofa ya acusan que el Gobierno no acogió ninguna de sus sugerencias, lo que evidencia la falta de diálogo. 

La reforma debe terminar siendo inclusiva, debe beneficiar a todos los trabajadores, debe enfocarse en los olvidados; mujeres, jóvenes y adultos mayores que hoy quieren trabajar y no pueden hacerlo, que al día de hoy son más de  5 millones de personas. No podemos olvidar que, como señala Bernardo Fontaine, el 70% de los potenciales trabajadores del 20% más pobre del país, no trabaja, mientras que solo el 30% del 20% más rico no trabaja. Esa desigualdad debe combatir una verdadera Reforma Laboral. La reiteración del verbo deber, créame, no es una falta de sinónimo. 

Estudios del INE sobre participación laboral femenina revelan un incremento de la misma desde 1990, fecha en que la tasa era de 31,8%, y en 2013 del 48,3%. Una verdadera Reforma Laboral debe dar un mayor impulso a estos números, que el mercado ha generado de forma autónoma. La mujer, se ha dicho, incluso por la ministra Blanco, será promovida en la vida sindical a través de la reforma, lo que no entiendo: el proyecto tiene un solo artículo referido a la mujer, y referente a que debe integrar la comisión negociadora. Eso es todo. 

Una verdadera Reforma Laboral entiende que debe fomentar el empleo y ayudar a mejorar los salarios. Hoy, muchos plantean que es una reforma ANTIEMPLEO. El ex ministro Larraín, director de Clapes UC, señala que podrían perderse aproximadamente 55 mil empleos asalariados. Carlos Massad, ex presidente del Banco Central, planteó en marzo su preocupación por las pymes, señalando que la reforma debía enfocarse en grandes empresas, no en pymes, por sus efectos.

En la misma línea, la Conapyme solicitó al Gobierno que las pymes no sean parte de la reforma, ya que el proyecto de reforma aplica para las grandes empresas, que solo representan el 1,5% de las empresas del país, esas que concentran el 83% de las ventas, por tanto, solo habría perjuicio para los pequeños y medianos.

Así también, entonces, se habla de una reforma ANTIPYME. Estas serán las grandes perjudicadas con la imposibilidad de reemplazar trabajadores en huelga. No podemos olvidar que son microempresas o pymes, según datos de la Cámara Chilena de la Construcción, las que concentran el 81% de la mano de obra a nivel nacional.

Además de ser calificada por algunos como antiempleo y antipyme, se habla de que es en contra de los ciudadanos. Un video sobre la reforma pone el tema sobre la mesa con una pregunta: ¿qué ocurriría en una huelga sin reemplazo en Metro de Santiago? Todos conocemos la respuesta. 

Incluso si los números de estos expertos se equivocaran, el ex ministro Juan Andres Fontaine señala que esta reforma encarece de manera artificial la mano de obra y, por tanto, alienta a las empresas a sustituirla por maquinaria. 

En el país, en el período 2004-2014, las remuneraciones para trabajadores aumentaron en promedio un 33%, en la construcción fue de un 55%, y para esto no se necesitó una reforma laboral, por tanto, ¿por qué discutimos una reforma que eventualmente puede llevar a la pérdida de un solo puesto de trabajo?

La modernización de las relaciones laborales que busca el Gobierno pueden y deben ir de la mano con mayor productividad, se puede lograr ese objetivo. Las llamadas High Performance Working Practices son políticas que lo han demostrado. Ese es el norte de Chile. 

Por último, el desastre del norte del país dejó en evidencia la cruda realidad y precariedad del trabajo en gran parte de Chile, sobre todo en cuanto al respeto del trabajador. ¿Por qué la reforma no se ocupa de eso?

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