En relación con las críticas a la reforma tributaria, respondió que «simplificar» algunos aspectos parece razonable, pero defendió el fondo de la propuesta, manifestando que «volver a un sistema integrado como el que había antes es una mala idea. Es injusto, es caro y hay muchas otras manera de simplificar», recalcó.
La semana pasada el auditorio del Hotel W estaba lleno de representantes de diferentes compañías locales. El tradicional seminario de Compass Group tenía entre sus invitados al actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
El secretario de Estado fue duro con su audiencia y particularmente con el ex ministro del ramo, Rodrigo Valdés. Larraín marcó su discurso diciendo que el lento crecimiento de Chile no era por razones externas y que en gran mayoría se debía a razones internas. Asimismo, criticó los errores detectados en las cifras del déficit fiscal.
Hasta bromas le hizo a Valdés, señalando que sus esfuerzos no habían sido suficientes. La respuesta del ex ministro fue escueta, al menos en esa instancia, cuando dijo que había interpretaciones equivocadas de Larraín.
El encargado de las finanzas públicas de gran parte del Gobierno de Bachelet, no quiso levantar polvo y solo desde quienes apoyan su gestión se oyeron comentarios del tono «Larraín no entiende bien los números de Valdés».
Y ayer, con un estilo informal, sin corbata ni gran oficina de fondo, sentado en una vereda, Valdés en portada del cuerpo B de Economía y Negocios de El Mercurio, donde se hizo cargo de algunas de las imputaciones sobre su gestión, pero aludiendo también al ambiente que rodeó a la misma.
Particularmente sobre el déficit, Valdés, que centró gran parte de su entrevista en el análisis político, dijo lo siguiente: «Ambos (sumando a Eyzaguirre) tenemos cierta responsabilidad y creo que los ministros previos también, en que nuestra institucionalidad para el manejo fiscal sigue dependiendo de poca gente, muy de confianza, y no es tan robusta como uno quisiera», indicó.
En relación con las críticas a la reforma tributaria, respondió que «simplificar» algunos aspectos parece razonable, pero defendió el fondo de la propuesta manifestando que «volver a un sistema integrado como el que había antes es una mala idea. Es injusto, es caro y hay muchas otras manera de simplificar», recalcó.
Sus dichos además defendieron el hecho de que el mercado financiero rentó 19% más que la Alianza del Pacífico y 16% más que otros mercados emergentes.
Su respuesta, en todo caso, generó reacciones. Una de los más críticos fue precisamente el nuevo integrante del Consejo Asesor Fiscal, Aldo Lema. «Creo que hubo cosas en el cierre del Gobierno (de Bachelet) que fueron menos buenas de lo que debieron ser», dijo Valdés, a lo que el economista uruguayo le preguntó por Twitter: «No fueron definitivamente malas?».
Respecto a sus explicaciones sobre el balance fiscal, Lema fue más duro. «Tuvimos una gestión fiscal en el lado del gasto bastante cuidadosa”, dijo el ex ministro Rodrigo Valdés en El Mercurio, a lo que Lema manifestó: «El déficit estructural, el aumento de la deuda pública y la baja en la clasificación de riesgo dicen lo contrario».
La crítica de Valdés vino desde un sitial más relajado, ahora ejerciendo de profesor universitario como parte de sus labores. En el nuevo Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad Católica, está dictando el curso de Introducción a las Políticas Públicas, con el cientista político Diego Lazo Díaz.
