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Opinión: Ministra, en su pesquisa parta por la Federación de Fútbol

Opinión: Ministra, en su pesquisa parta por la Federación de Fútbol

Javiera Blanco, secretaria de Justicia, anunció que luego del escándalo de la FIFA, su cartera investigará a la ANFP, para lo cual ya pidió los balances de los años 2011 al 2014. Iniciativa desde luego loable, pero le informamos que es la Federación la que tiene los vínculos con el organismo que sufre su mayor crisis de la historia a causa de la corrupción, sobornos y platas negras ahora investigadas por el FBI.


Javiera Blanco, Ministra de Justicia, no podía mostrarse más “chocha” con la eficiencia mostrada por su cartera, que luego del escándalo en el corazón de la FIFA y todas sus arterias y venas, es decir, Concacaf y Conmebol entre ellas, solicitara los balances de la ANFP entre los años 2011 y 2014.

“Respondieron al segundo día de notificados -le dijo la ministra a El Mercurio- y nos entregaron todo lo que solicitamos: los estados financieros entre 2011 y 2014. Ahora corresponde hacer el análisis”.

La pregunta surge solita: ¿en qué país vive la ministra Blanco? Porque, aunque no está mal que el Ministerio de Justicia entre a meter la lupa en la Asociación de Fútbol Profesional, luego de todo el escándalo mundial de corrupción y platas negras denunciados por la justicia de Estados Unidos, alguien tendría que advertirle que su cartera está equivocando por completo el foco: que el organismo de sus afanes debiera ser la Federación de Fútbol de Chile, ya que es esa la entidad que –al menos formalmente- tiene los vínculos con la FIFA.

Y decimos formalmente porque está claro que la Federación, al imperio de las Sociedades Anónimas Deportivas, en los hechos ha dejado de operar al menos en los últimos diez años. Es más: muchos hasta se habrían olvidado de su existencia si no hubiera sido porque Sergio Jadue, consultado por los presuntos dineros que entregó en sobornos la empresa Datisa al fútbol chileno, a cuenta de la transmisión televisiva de futuras Copas América, señaló, para dejar claro que él no se los había apropiado, que estos habían sido ingresados en la cuenta corriente de la Federación.

Dineros que a esta altura, está claro, sólo fueron producto de una gigantesca coima de Datisa a las federaciones sudamericanas, materia que, actualmente y entre otras, es parte de la investigación que lleva adelante el FBI por orden de la Fiscalía estadounidense sobre corrupción y platas negras en el fútbol mundial.

Tras aclarar que el ministerio a su cargo no tiene plazos para analizar los balances solicitados a la ANFP, la ministra Blanco creyó necesario aclarar: “Lo importante es chequear que los ingresos y gastos estén asociados al objeto de una Corporación sin fines de lucro. Y eso significa que no haya utilidades. No puede haber retiros”. Y agregó una frase para el bronce: “Sí puede haber reinversión en actividades vinculadas al giro”.

Consultada la ministra si una Corporación de derecho privado sin fines de lucro, como la ANFP, puede transferir dinero a entidades con fines de lucro, como los clubes que son Sociedades Anónimas Deportivas, señaló que sí, apresurándose en aclarar que “dichas transferencias sólo pueden hacerse para realizar actividades relacionadas con los fines sociales de la corporación».

Y es luego de esa frase de la ministra en que todo se torna aún más incomprensible. Porque no se entiende bien a qué se refiere la señora Blanco cuando habla de “los fines sociales de la Corporación”.

¿Cómo cuadra lo que señala la ministra cuando, meses atrás, la ANFP repartió entre los clubes Sociedades Anónimas Deportivas una cifra récord de 60 millones de dólares del Canal del Fútbol de acuerdo a su ejercicio de 2014, lo que superaba en un 17% por ciento los excedentes del ejercicio anterior?

De acuerdo a esas cifras, Blanco y Negro, Azul Azul y Cruzados S.A. se llevaron la mayor parte de la torta, con 5 millones de dólares por club, mientras que las restantes instituciones de Primera recibieron cada uno aproximadamente 2,3 millones de dólares. Los 11 millones de dólares restantes se repartieron entre los 14 clubes de la Primera “B”, antes denominada División de Ascenso.

No puede la ministra referirse a los “fines sociales de la ANFP”, porque sería ilógico que, luego de repartir esa enorme cantidad de plata entre los clubes, estos la devolvieran para cumplir con los fines sociales de la entidad que los agrupa. Y menos puede estar hablando de las Sociedades Anónimas, cuyo último fin, como declaró con todas sus letras hace unas semanas durante un Seminario de Marketing el gerente de Blanco y Negro, Alejandro Paul, “es fortalecer a los accionistas de la Concesionaria”.

En otras palabras, que estos ganen la mayor cantidad de plata posible.

¿O se considerará “fin social” ir en ayuda de tipos desvalidos y a lo mejor hasta en “situación de calle”, como Leonidal Vial, Hernán Levy y Aníbal Mosa?

Como a estas alturas está claro que las Sociedades Anónimas (con la excepción de O´Higgins y su “Monasterio Celeste”) no han invertido un solo peso en infraestructura, porque para eso tienen un gobierno que les construye estadios con un empeño digno de mejor causa, y que hasta las series menores estaban financiándolas mañosamente con el sistema estatal de donaciones mediante la cual luego privados y empresas descontaban impuestos, ¿dónde pudo haber ido a parar esa plata como no fuera a los bolsillos de los accionistas?

¿Podrá demostrar alguien que esos dineros del Canal del Fútbol fueron reinvertidos en actividades relacionadas con fines sociales? La misma pregunta vale para esos 3 millones de dólares que entregó Datisa.

Bien haría la ministra Blanco en investigar a la Federación Chilena de Fútbol si quiere realmente poner a su ministerio a la altura de lo que las actuales circunstancias demandan. No va a ser fácil. El que se supone es el organismo rector del fútbol chileno, aquel que está afiliado a la FIFA y al Comité Olímpico Internacional (COI), se ha convertido en un ente tan fantasmal que ni siquiera página web tiene.

Para enterarse de quien la preside hay que ir a un link de la Conmebol, donde aparece la imagen de un sonriente Sergio Jadue, pero cuando uno quiere saber más cae en la página de la ANFP, donde no hay una línea que tenga relación con el que se supone es el organismo mayor del deporte.

Lo único que se sabe con certeza acerca de la Federación es que, si bien por estatuto es Jadue su presidente, en los hechos el organismo está a cargo de Mauricio Etcheverry, un ex presidente del Club Deportes La Serena. Un personero que, luego de no poder asumir la vicepresidencia de la ANFP, por graves acusaciones en su contra, fue ubicado estratégicamente por el propio timonel del fútbol en un cargo de escasa visibilidad pública.

Y, además, rentado.

¿De qué se le acusó a Etcheverry? La lista es larga. Que durante su periodo como presidente de Deportes La Serena, entre 2006 y 2010, aparecieron protestados 133 cheques, más dos letras y pagarés por un total de 105 millones de pesos. Entre los cheques, uno que se dejó en una hospedería de El Salvador, donde se alojó el equipo cuando fue a jugar con Cobresal, por un millón 700 mil pesos, protestado por falta de fondos.

Que durante su mandato la deuda previsional de Deportes La Serena, entre 2007 y 2008, alcanzó los 62 millones de pesos.

Que, como persona natural, Etcheverry tenía 14 cuotas morosas más tres letras y pagarés por 12 millones de pesos.

Que el club recibió en comodato, por parte de la municipalidad serenense, un terreno denominado Parcela 41 con el requisito de llevar a cabo trabajos que lo convirtieran en campo deportivo. Sin embargo, la Sociedad Anónima, presidida por Etcheverry, hizo un informe por millonarios trabajos que, según denuncio un ex dirigente del club, Eugenio Figueroa, jamás se llevaron a cabo, porque lo único que había en obras en la mencionada parcela databan de 1997, cuando en el fútbol chileno ni siquiera se había oído hablar de las ahora tristemente famosas concesionarias.

Lo peor es que las platas que la ANFP puso para este fin no fueron directamente a la S.A., sino que a directores que tenían una sociedad “por fuera”, denominada “Sociedad granate”.

Aunque un poco “perdida”, ministra, se aplaude su intención de investigar lo que ocurre con el fútbol chileno y sus conexiones -efectivas o supuestas- con toda la podredumbre que está saliendo a flote.

Pero, ya que lo va a hacer, y en buena hora, aparte de revisar a la ANFP y a la Federación, ¿por qué no hincarle el diente a este tremendo negocio que es para las Sociedades Anónimas el Canal del Fútbol?

Revisar, por ejemplo, las turbias quiebras de dos Corporaciones de derecho privado sin fines de lucro, como Colo Colo y Universidad de Chile, cuando la ley era taxativa en señalar que este tipo de entidades podían desaparecer si económicamente no eran viables, pero en ningún caso quebrar.

Revisar, por ejemplo, cómo fue que los síndicos que llegaron a ambos clubes (Saffie en Colo Colo, un señor Edwards en la U), aparte de llenarse los bolsillos de plata con instituciones supuestamente quebradas, entregaron graciosamente los derechos de imagen de ambos clubes para que estos los manejara la ANFP en exclusiva y luego los vendiera al Canal del Fútbol.

¿No le parece, ministra, que todo es demasiado turbio como para inspeccionar sólo la superficie sin mirar lo que hay en el fondo?

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