Nagoro no es como cualquier otro pueblo montañoso de Japón: allí habitan 29 humanos y 350 muñecos. Pero no siempre fue así.
Hace 60 años vivían cientos de personas. Sin embargo, la gente ha ido muriendo, el trabajo se acabó y los más jóvenes han preferido irse a otros lugares con más oportunidades.
Ante esta realidad, hace 14 años que Ayano Tsukimi se dedica a sustituir a la gente con muñecos.
«Gracias a que estoy haciendo muñecos puedo conocer a mucha gente de otros lugares y eso me hace muy feliz», cuenta la mujer de 67 años. «Disfruto mucho haciendo esto aquí, en esta aldea».