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Putin plantea convertir a Rusia en una sociedad de bienestar para 2020

Presidente expuso su testamento político en una reunión del Consejo de Estado, órgano consultivo de la Presidencia que agrupa a los gobernantes de las 88 repúblicas y regiones de Rusia.


El presidente ruso, Vladimir Putin, que abandonará el Kremlin en mayo próximo, hizo un balance glorioso de sus ocho años en el poder y fijó la tarea de convertir a Rusia en una potencia económica y en una sociedad de bienestar para 2020.



El líder ruso expuso su testamento político en una reunión del Consejo de Estado, órgano consultivo de la Presidencia que agrupa a los gobernantes de las 88 repúblicas y regiones de Rusia, miembros del Gobierno y dirigentes de ambas cámaras del Parlamento.



Inició su discurso pintando un cuadro apocalíptico de la Rusia caótica, empobrecida y desgarrada por los separatismos que él recibió cuando el primer presidente ruso, Boris Yeltsin, dejó el país en sus manos al dimitir en el último día de 1999.



Putin procuró dejar una impresión de estadista preocupado por el destino de Rusia más que por su suerte personal al hablar ante la sala, donde en primera fila estaba su delfín, el viceprimer ministro Dmitri Medvédev, que ya le propuso encabezar su futuro gobierno.



Recordó que en el país por él heredado la inflación superaba el 36 por ciento, el Estado estaba en suspensión de pagos y debía los salarios de dos años, y un tercio de la población se arrastraba en la miseria con ingresos inferiores al mínimo de subsistencia.



Además, estaba en entredicho la integridad del país, donde algunas repúblicas se declaraban «estados soberanos asociados con Rusia», mientras separatistas e integristas islámicos chechenes, «atizados por el terrorismo internacional», instaban una «agresión» para instaurar «un califato desde el mar Negro hasta el Caspio».



«Empezamos por restablecer el orden constitucional» en el país, dijo sobre la segunda guerra de Chechenia, donde hoy por hoy «el separatismo se ha replegado, mientras al terrorismo se le han asestado golpes demoledores», indicó Putin.



Por otra parte, afirmó que su equipo ha logrado «formar un sistema político estable y eficaz», en el que el Estado ya no se deja manipular por «monopolios energéticos y financieros, magnates mediáticos, populistas descarados y círculos políticos extranjeros».



Pasados ocho años y gracias a los desorbitados precios de hidrocarburos, «Rusia se sumó a las siete economías más grandes del mundo, al ponerse por delante de Italia y Francia», marcó Putin la diferencia.



«Las inversiones extranjeras en la economía rusa aumentaron siete veces y alcanzaron en 2007 unos 82.300 millones de dólares», señaló, y la capitalización del mercado de valores subió de 60.000 millones de dólares en 1999 a 1,33 billones a finales del año pasado.



El Producto Interior Bruto (PIB) creció en 2007 un 8,1 por ciento, la deuda exterior apenas llega al tres por ciento del PIB, se redujo a la mitad el paro y la pobreza y los ingresos reales de la población aumentaron dos veces y media, no obstante la inflación.



«Rusia ha vuelto a la arena internacional como un Estado fuerte, respetado y capaz de defender sus intereses», dijo Putin al exponer su estrategia de desarrollo del país hasta 2020, que deja ver su ambición de seguir cerca del poder tras su salida del Kremlin.



Constató que, pese a sus logros, Rusia sigue dependiendo de sus reservas de crudo y gas y perecerá si no deja de ser una mera fuente de materias primas y no emprende la modernización radical de su economía, que hasta ahora ha sido «fragmentaria».



Con las terceras reservas mundiales de divisas y oro, de 484.000 millones de dólares, Rusia «debe convertirse en uno de los centros financieros mundiales», pero ser también un país «atractivo y confortable» para sus propios ciudadanos.



«Nuestra prioridad nacional absoluta es el desarrollo humano, sin el que no hay progreso de la sociedad», subrayó Putin, para quien en 2020 dos de cada tres rusos deberán pertenecer a la clase media, al superarse el actual abismo entre los más ricos y los más pobres.



«Es una vergüenza que uno de cada dos hombres en Rusia no pueda alcanzar los 60 años de edad», dijo Putin al resaltar la necesidad de detener la crisis demográfica actual, para que en 2020 la esperanza de vida alcance la media mundial de 75 años.



Por otra parte, aseguró que Rusia es «un socio fiable para toda la comunidad mundial en la solución de los problemas globales», un país «autosuficiente», abierto a la cooperación y sin planes de «aislarse del mundo exterior».



Pero advirtió de que la aproximación de la OTAN a las fronteras de Rusia obliga al país a buscar respuestas y a emprender el rearme de su Ejército para hacer frente a las «amenazas para su seguridad» y a la carrera de armamentos desatada por Occidente.



EFE

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