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El FMI pide a Gobiernos latinoamericanos resistirse a alzas salariales

«El canal entre el presente y el futuro para la inflación es la cuestión de los efectos de segunda ronda», dijo el director gerente del organismo, Dominique Strauss-Kahn, quien los resumió en «los incrementos en salarios que siguen estrechamente el aumento de precios».


El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, señaló este lunes la inflación como el principal problema al que se enfrenta América Latina y recomendó a los Gobiernos resistirse a otorgar subidas salariales que cimienten el aumento de precios.



Tras años de éxito en el combate contra la inflación, el repunte actual, avivado por un petróleo y unos alimentos con precios en la estratosfera, supone la primera prueba real para los banqueros centrales latinoamericanos, según el jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).



En una entrevista con agencias de prensa previa a su partida para México, donde participará este martes en una conferencia económica, Strauss-Kahn señaló los salarios como la clave para asegurarse de que la credibilidad de las autoridades monetarias no salte por los aires.



«El canal entre el presente y el futuro para la inflación es la cuestión de los efectos de segunda ronda», dijo Strauss-Kahn, quien los resumió en «los incrementos en salarios que siguen estrechamente el aumento de precios».



El FMI teme que el nivel actual de inflación se incorpore en la negociación de los contratos, comenzando con los de los funcionarios públicos, que cuentan con los sindicatos más poderosos y frecuentemente marcan la pauta para el resto.



Eso solidificaría la inflación en unos niveles muy superiores a los márgenes de comodidad de los bancos centrales.



«Hay una crisis actual, que no es difícil de afrontar, pero de cualquier forma que se haga, hay que evitar consecuencias en el futuro», enfatizó Strauss-Kahn.



Seguir la recomendación del Fondo significa una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores a corto plazo, pero el organismo cree que es el precio que la sociedad debe pagar para asegurarse de que el ave Fénix de la inflación no renazca de sus cenizas.



Strauss-Kahn no predicará con el ejemplo, sin embargo, pues su salario, libre de impuestos, está vinculado a la inflación de la zona de Washington.



Mientras, en América Latina ningún país se salva de las subidas de precios.



En Perú, por ejemplo, la inflación ronda el 5 por ciento anual, frente a la meta oficial del 2 por ciento; en Chile supera el 8 por ciento, comparada con la meta de entre el 2 y el 4 por ciento; y en Uruguay se acerca al 10 por ciento, frente al objetivo de entre el 4 y el 6 por ciento.



A todos los supera Venezuela, donde alcanzará un 25,7 por ciento este año, según cálculos del FMI.



El acicate principal es el precio del crudo. En junio del año pasado el petróleo de referencia en Estados Unidos rondaba los 70 dólares, una cifra considerada muy alta entonces, pero que palidece frente a la cotización de casi 135 dólares de hoy.



Dado que el mundo no cuenta con mucha capacidad ociosa de bombeo, los tiempos de la energía cara serán «largos», a juicio de Strauss-Kahn.



El otro motor de la inflación son los alimentos. El maíz, por ejemplo, ha subido un 140 por ciento en los últimos cuatro años, hasta colocarse hoy en los 7,14 dólares por bushel, es decir, 281 dólares por tonelada en el Mercado de Chicago.



A sus lomos ha subido el costo de todo tipo de productos, desde los refrescos hasta la carne.



Pese a que estas alzas han provocado gran descontento popular en algunos países, Strauss-Kahn recomendó a los Gobiernos no caer en la tentación de otorgar subsidios generalizados a ciertos alimentos, como han hecho Haití y República Dominicana, por ejemplo.



En su lugar, aconsejó dar transferencias de dinero a las familias más pobres, para quienes la subida de los alimentos básicos es una tragedia.



Strauss-Kahn seguirá hablando de inflación mañana, cuando intervendrá en Cancún (México) en el «Primer Encuentro de Ministros de Hacienda de América y el Caribe», al que se espera que acudan 26 ministros y representantes de organismos internacionales.



Se trata de una iniciativa del secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Agustín Carstens, el «número tres» del FMI antes de pasarse al gabinete del presidente Felipe Calderón, quien inaugurará el acto mañana.



EFE

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