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Amnistía Internacional: «América Latina está derribando el muro de la impunidad»

Así lo destaca Susan Lee, directora del Programa para las Américas de A.I., en una entrevista con motivo de la presentación del informe anual de la organización.


América Latina ha dado pasos importantes en la superación de la impunidad de los crímenes cometidos por sus gobernantes con la derogación de buena parte de las leyes de amnistía que se redactaron para evitar el procesamiento de los gobernantes que cometieron violaciones de los derechos humanos.

Así lo destaca Susan Lee, directora del Programa para las Américas de Amnistía Internacional (AI), en una entrevista con Efe con motivo de la presentación del informe anual de la organización, que pone de relieve que los Gobiernos del continente siguen sin ser capaces de garantizar una justicia global para sus ciudadanos.

-¿Sigue siendo la impunidad el principal problema en la región?

-«En todo el mundo y en América también hay una brecha en la aplicación de la justicia. La justicia opera en diferentes niveles con una gran carencia de justicia para la gente pobre y marginada. La ley se debe aplicar y debe ser asequible a todos por igual. Esto es algo muy relevante en la región de las Américas.

Hemos visto avances muy importantes, porque la persecución judicial ha alcanzado a las personas responsables, las que dieron las órdenes para cometer sistemáticamente violaciones de los derechos humanos en los Gobiernos militares de los 70 y los 80. Es el caso del juicio y condena de Alberto Fujimori, y de los procesamientos de Reinaldo Bignone en Argentina y Gregorio Álvarez en Uruguay. Es más que significativo. América Latina está derribando el muro de la impunidad. La justicia tarda en llegar, pero llega».

-Siguen existiendo leyes de amnistía que impiden el procesamiento de ex gobernantes y la reparación de las víctimas

-Sí, pero son menos ya los que se pueden escudar tras estas leyes. No obstante es decepcionante la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Brasil de no reinterpretar la aplicación de la ley de amnistía, lo que implica que Brasil es prácticamente el único país de la región que no ha afrontado su pasado nefasto durante los Gobiernos militares. Es muy decepcionante y triste para un país como Brasil, que está asumiendo un papel importante, regional e internacionalmente. Es el país que menos ha hecho para asegurar que haya justicia, verdad y reparación de estos graves abusos del pasado. También se siguen aplicando estas leyes en El Salvador y en Uruguay, y debemos recordar que estas leyes de amnistía son contrarias al derecho internacional.

-Afirman en su informe que EEUU tampoco ha hecho mucho por investigar violaciones de los derechos humanos en los últimos años

-El caso de EEUU también es bastante decepcionante. Hubo gran esperanza con el cambio de administración y por los compromisos asumidos por el presidente (Barack) Obama en el sentido de comprometerse a respetar los derechos humanos, con decisiones importantes como la persecución de los abusos cometidos durante la llamada guerra contra el terrorismo. Fue muy alentador, pero estos compromisos no se han cumplido y no se ha alcanzado una rendición de cuentas por los abusos en ese periodo.

-¿Cuál es el papel de la justicia internacional para evitar la impunidad?

-«Ha jugado un papel muy importante en la región porque ha empezado a romper este muro de impunidad construido alrededor de las leyes de amnistía. Fue a través del principio de la justicia universal que muchos Estados, Gobiernos e instituciones empezaron a buscar la manera de reabrir estos casos. El concepto de la jurisdicción universal se ha asentado en toda la región. En cuanto al Tratado de Roma y la Corte Penal Internacional, todos los países de América Latina han ratificado el convenio. Sin embargo, EEUU y otros países poderosos del mundo no lo han hecho. Nuevamente vemos que hay un cierto desfase entre la retórica del Gobierno de EEUU y lo que realmente hace».

-¿Puede haber justicia sin justicia social y económica, y con unos niveles de violencia tan altos como los que hay en América?

-Es imposible y vemos que es una situación que tiende a agravarse. La pobreza, la desigualdad y el vacío en la justicia condenan a millones de personas a sufrir las consecuencias de las violaciones de los derechos humanos asociadas con la represión, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzosas, pero también implica que millones de personas vivan sin que se cubran sus necesidades básicas. La justicia no responde cuando esta gente reclama sus derechos de tener cubiertas sus necesidad básicas.

Algunos Gobiernos han hecho esfuerzos importantes para remediar la pobreza, como el caso de Brasil, pero la pobreza sigue aumentado. Los Estados tienen la responsabilidad de responder a esto, pero en muchos casos están exacerbando el problema, porque se criminaliza a toda la población de los sectores más desfavorecidos».

-¿Ser mujer empeora las cosas?

-La violencia contra la mujer en America Latina y el Caribe, pero también en EEUU y Canadá, es endémica y en algunos países está en alza. Los asesinatos de mujeres asociados con violencia sexual también van en aumento y es un fenómeno muy preocupante porque no hay una respuesta adecuada de los Gobiernos. Guatemala, Jamaica y México son ejemplos de países donde la violencia contra la mujer es prácticamente una epidemia.

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