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Benedicto XVI se despide de Cuba con defensa de las libertades y la reconciliación

Llamó a «desterrar posiciones inamovibles» y «puntos de vista unilaterales» e instó a solucionar las discrepancias buscando unidad y mediante «diálogo paciente y sereno».


El papa Benedicto XVI se despidió de Cuba con mensajes en favor de las libertades fundamentales y la reconciliación entre cubanos, pidió «desterrar posiciones inamovibles» y abogó por una sociedad «renovada» y de «amplios horizontes».

El pontífice regresó a Roma tras una visita de tres días al único país comunista de América donde ofició dos misas multitudinarias, se reunió con el presidente Raúl Castro y vio también a su hermano Fidel, el líder de la revolución que triunfó en 1959.

En la ceremonia de despedida en el aeropuerto de La Habana y ante Raúl Castro, Joseph Ratzinger pronunció el discurso de más contenido político de su visita en el que reclamó que en Cuba no se limiten las libertades fundamentales.

«Es posible cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada. Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales», dijo el pontífice.

La reconciliación entre cubanos es una de las ideas en las que más ha insistido el papa y lo quiso reafirmar antes de abandonar la isla: «que Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad», destacó.

Llamó a «desterrar posiciones inamovibles» y «puntos de vista unilaterales» e instó a solucionar las discrepancias buscando unidad y mediante «diálogo paciente y sereno».

Y al mensaje papal sobre la reconciliación entre los cubanos de dentro y fuera de la isla respondió Raúl Castro, cuando recalcó ante el pontífice los esfuerzos en normalizar la relación con los emigrados pero criticó a quienes manipulan el tema con fines políticos.

En su despedida, el papa no olvidó el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y lo condenó al describirlo como «medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera» que «pesan negativamente sobre la población» y que agravan la situación de la isla.

Por su parte, Raúl Castro despidió a Benedicto XVI al que expresó «profunda gratitud y aprecio» y destacó que la visita papal transcurrió en «un ambiente de mutua comprensión».

«Hemos encontrado muchas y profundas coincidencias, aunque, como es natural, no pensemos lo mismo sobre todas las cuestiones», apuntó.

Antes de partir a Roma -con retraso por el mal tiempo que obligó a cambiar el lugar de la ceremonia de despedida en el aeropuerto de La Habana-, el papa, de casi 85 años, protagonizó una intensa jornada que comenzó con una misa en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, el mismo lugar donde también ofició una eucaristía Juan Pablo II en 1998.

Ante unos 300.000 cubanos, Ratzinger afirmó que «Cuba y el mundo necesitan cambios» en una homilía donde también exigió mayor libertad religiosa en el país caribeño para que la Iglesia católica amplíe su labor social, incluido el ámbito de la educación.

Después de esa misa tuvo lugar una de las imágenes más esperadas de la visita papal: el encuentro entre Benedicto XVI y Fidel Castro, que finalmente se celebró en la Nunciatura Apostólica (embajada de la Santa Sede).

Treinta minutos estuvieron conversando el papa y Fidel Castro, que lanzó numerosas preguntas al pontífice, entre ellas: «¿Qué es lo que hace un papa, cuál es su misión?».

En su encuentro, el líder de la revolución cubana bromeó sobre las edades de ambos. El papa tiene casi 85 años y él es un año mayor.

El papa, sonriendo, le dijo: «Sí, soy un anciano, pero todavía sigo haciendo mi deber».

Fidel Castro, retirado del poder desde 2006 por una grave enfermedad, acudió a la nunciatura acompañado de su esposa, Dalia Soto, y dos de sus hijos, que también saludaron al papa y después posaron para los fotógrafos.

Con quien no se reunió Benedicto XVI fue con el presidente venezolano, Hugo Chávez, según reiteró hoy el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien expresó en nombre del Vaticano los mejores deseos por su salud y recuperación.

En vísperas de la llegada del papa a la isla, Chávez regresó a Cuba para iniciar un tratamiento de radioterapia contra el cáncer que padece y su coincidencia con la visita de Ratzinger disparó las especulaciones sobre un eventual encuentro.

En sus últimas horas en La Habana, el obispo de Roma volvió a subirse al papamóvil -ya lo hizo a su llegada en la ciudad oriental de Santiago- para despedirse de los cubanos con un recorrido por la ciudad hasta el aeropuerto, donde su avión, un Boeing 777 de Alitalia, despegó pasadas las 17.30 hora local (22.30 GMT).

Según datos de la Iglesia, unos 500.000 cubanos asistieron a los diferentes actos del papa Benedicto XVI en su visita a Cuba.

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