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Marco Rubio se ahogó en un vaso de agua

Marco Rubio se ahogó en un vaso de agua

La expectativa generada por la respuesta al discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Obama ha sido reemplazada por la crítica del contenido del mensaje del senador republicano y los pasos en falso frente a la cámara.


Ser seleccionado para emitir la réplica del partido en oposición al discurso anual del presidente de Estados Unidos sobre el estado de la Unión es un honor pero, también, es un reto riesgoso para el mensajero.

Cuando se anunció que el joven senador de Florida Marco Rubio sería el portavoz del Partido Republicano para esta tarea, hubo gran expectativa no solo porque el legislador es la estrella ascendente del partido que podría proyectar ideas nuevas, sino porque su herencia cubana le permitiría acercarse al importante voto latino en inglés y en español.

Rubio fue combativo, como se esperaba, pero, tras el análisis, su discurso no se desvió de las antiguas y más férreas posturas republicanas a las que se les atribuye el reciente fracaso en las elecciones presidenciales.

Más allá del contenido, el senador pareció titubeante frente a las cámaras, una pequeña imagen reducida a un cuarto después del espectacular escenario del Congreso en el que Barack Obama habló. Además, Rubio tuvo una serie de traspiés, como interrumpir su discurso para alcanzar una botella de agua, que tal vez marcarán para siempre su intervención.

Reto

La estrategia de los republicanos era empezar a cambiar su imagen de partido que solo vela por los intereses de los ricos y los blancos. Muchos piensan que en Marco Rubio tienen su gran carta pues el senador es considerado por propios y extraños como un gran comunicador, que además es hispano.

«Tiene una habilidad de conectar con las personas. Puede comunicar sus ideas conservadoras relacionándolas a su propia vida, a sus padres inmigrantes y de clase trabajadora», dijo Israel Ortega, de la conservadora página Heritage Libertad. «Eso no se le puede enseñar a un político. Es un don».

Antes de la interlocución de Rubio, Ortega indicó a BBC Mundo que dar la respuesta al Estado de la Unión es un reto considerable del cual algunos políticos no han salido muy bien parados.

El caso más reciente es el de Bobby Jindal, el gobernador republicano de Luisiana, que habló después del primer discurso del Estado de la Unión de Obama, en 2009.

Jindal, como Rubio, es hijo de inmigrantes (de India) y considerado una de las nuevas figuras del partido. Pero su intervención fue duramente criticada tanto por demócratas como republicanos, algunos de los cuales la tildaron de «chapucera», «risible», «una oportunidad perdida».

«Siento mucha simpatía por quien le toca dar ese discurso», comentó a la BBC Robert Lehrman, otrora escritor de discursos de la Casa Blanca quien fue el autor de la réplica que dio el Partido Demócrata al discurso del entonces presidente George Bush, padre, en 1989.

«Después de todo el espectáculo en el recinto del Congreso, las luces, las ovaciones, los aplausos, toda esa audiencia, tener que pasar a un cuartito pequeño, mal iluminado, donde una persona tiene unos minutos para exponer sus ideas no deja de ser decepcionante».

Recuerdo de Nixon

Eso fue lo que le tocó a Rubio, solo que también cometió unos errores que son mortales en televisión: se pasó la mano por los labios varias veces y se agachó para alcanzar un sorbo de agua tras un aparente ataque de resequedad.


«Eso me recordó las épocas de Richard Nixon», expresó Eric Hershberg, profesor de estudios Latinos y Latinoamericanos de la Universidad Americana en Washington que analizó el discurso para BBC Mundo.

Hershberg aludió al famoso primer debate presidencial televisado en la historia de EE.UU. entre John Kennedy y Nixon, en 1960, en el que éste último se veía demacrado, tenso y sudoroso frente a la telegénica y relajada figura de Kennedy.

Los analistas que escucharon el debate por radio consideraron que Nixon había planteado los argumentos más sólidos y había ganado el debate. Pero la triste imagen del candidato republicano fue lo que perduró y lo que la historia recuerda.

Más allá de la imagen que quedó plasmada de un Marco Rubio sediento, el contenido de su mensaje ha recibido fuertes críticas. Aunque fue muy enérgico en su ataque contra las políticas planteadas por el presidente Obama, sus palabras no variaron mucho de las tradicionales posturas republicanas y, en algunos casos, fueron calificadas de inexactas por los analistas.

«Rubio castigó al presidente por estar a favor de un gobierno más grande y eso no fue lo que dijo el presidente», recalcó Robert Lehrman. «El presidente habló de tener un gobierno más inteligente para guiar mejor al país».

Contraproducente

El tema de restarle poder y presupuesto a la burocracia del gobierno central es uno de los pilares de la actual filosofía republicana y Rubio la defendió a capa y espada.

«Más gobierno no nos ayudará a progresar, nos estancará. Más gobierno no les brindará más oportunidades, los limitará. Y más gobierno no generará nuevas ideas, nuevas empresas ni empleos en el sector privado», argumentó el senador.

Esa postura, sin embargo, podría ser contraproducente para los intereses del Partido Republicano que están interesados en atraer el voto de grupos minoritarios para su propia supervivencia. Esa fue una de las razones por la que escogieron a Marco Rubio como su portavoz.

Eric Hershberg de la Universidad Americana sostiene que el votante latino está abrumadoramente a favor de un mayor gobierno. «Las encuestas a latinos de primera generación revelan un 81% de acuerdo, entre los de segunda generación es el 75%».

Una comunidad que continúa creciendo y cuya preferencia política se vuelve más influyente en comicios que van a ser definidos por estrechos márgenes no va a ser seducida por una retórica que le es contraria, dijo el analista.

«El problema de una figura como Marco Rubio es que tiene que apelar a la base más conservadora de su partido si quiere ser nominado como candidato presidencial», recalcó Herschberg. «Ese discurso no le va a servir en una elección general porque no va a tener el apoyo latino».

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