Publicidad

Es bueno el cilantro, pero…


El mensaje presidencial del 21 de mayo no dejó indiferente a nadie. Haciendo gala del tono confrontacional que ya es característico cuando se refiere a la oposición, el Presidente Ricardo Lagos usó la palabra siempre en primera persona y desperdició una buena posibilidad de asumir, como estadista, los logros obtenidos por Chile como una tarea país, basada en los grandes acuerdos que siempre serán necesarios para seguir construyendo el futuro.



En materia de anuncios concretos, hay varios con los que no podemos sino estar de acuerdo, como el que establece ayudas económicas para estudiantes de universidades privadas e institutos profesionales, o los bonos y asignaciones para terminar con la indigencia. Pero otros merecen nuestra severa crítica, como el que busca terminar con el subsidio estatal a la maternidad para las mujeres afiliadas a isapres.



Digamos al respecto que la mujer afiliada a una isapre tiene tanto derecho como todas a la protección del Estado en el tema de la maternidad, porque éste es un derecho inherente a todas las mujeres que está indicado en la legislación laboral y no se trata, por lo tanto, de una enfermedad que deba costear su sistema de salud. De hecho, los fondos asignados para estos subsidios se establecen en el presupuesto del Ministerio del Trabajo y no en el de Salud, por lo que el término de este subsidio para algunas mujeres nos parece una discriminación, y anunciamos desde ya nuestra posición contraria cuando se vote en el Senado el proyecto de Ley sobre esta materia.



Nos parece, además, que el Mandatario se apartó en su discurso del mundo real y de los enormes problemas que aquejan a millones de chilenos. Parece ser que el mundo real chileno es diferente al mundo del Presidente Lagos. Con un estilo autocomplaciente por su reciente viaje a Europa, no hizo alusión alguna a la forma en que deberá reactivarse la economía para terminar con el drama de los desempleados. Solo dijo al respecto que si fuera necesario se crearán más de ciento cincuenta mil empleos, sin especificar cómo ni cuándo.



Tampoco se refirió a la necesidad de descentralizar el país promoviendo una mayor regionalización, ni conocimos detalles de las políticas que su gobierno pretende llevar a cabo para fomentar el deporte, hacer frente a la grave situación de la agricultura tradicional o cómo ganar la batalla a la inseguridad ciudadana y la drogadicción que se enseñorean en todo Chile en forma creciente.



El Presidente Lagos se apartó del país real, aquel con el cual nosotros estamos día a día en contacto, y se olvidó de los enormes problemas y sufrimientos de millones de chilenos que esperaron, en vano, alguna forma de solución a su aflictiva realidad en este mensaje.



Los más cercanos al Presidente han señalado que éste pretendió hacer un discurso optimista, para inyectar positivismo en nuestra sociedad. Este objetivo, en todo caso, no justifica de ninguna manera la ausencia de los problemas reales, como si no existieran, porque -como dijo el huaso- «es bueno el cilantro, pero no tanto…».



De todas maneras, cuando el gobierno del Presidente Lagos se aboque a procurar soluciones para los problemas reales del país, nos encontrará -como siempre- disponibles en esta tarea, porque Chile está primero.



______________

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias